Una mujer que luchó con su peso durante toda su vida se dedicaba a comer para reconfortarse cuando sus compañeros de clase la llamaban «ballena» en la escuela secundaria. Su peso se disparó hasta alcanzar la asombrosa cifra de 260 libras (aprox. 118 kg).
Sin embargo, después de ser madre, decidió perder peso y, después de someterse a una operación para adelgazar, ha perdido casi la mitad de su peso.
«Siempre tuve una visión del tipo de madre y esposa que soñaba ser, y el tipo de estilo de vida que quería llevar», dijo Jackie Campbell, de 26 años, según The Daily Mail. «Mi gracia salvadora fue no perder nunca de vista esa visión».
La vida no siempre fácil para esta ama de casa de Texas. Cuando tenía 8 años, Jackie pesaba 98 libras (aprox. 44.4 kg) y cuando la enviaron a un dietista, la experiencia la hizo sentir peor.
«Era demasiado joven para entender los beneficios necesarios de visitar a un dietista, así que toda la experiencia tuvo un impacto negativo en mí», dice Jackie. «Empecé a comer emocionalmente, a comer en el armario y desarrollé un miedo al hambre. Solo pensaba en la comida y en dónde estaría mi próxima comida, pero nunca estaba satisfecha».
En la escuela, sus compañeros la acosaban, llamándola «ballena» y a veces haciendo comentarios como «aquí viene un terremoto» o «sería tan bonita si no estuviera gorda».
Después de esto, sus hábitos alimenticios poco saludables fueron en aumento, las hamburguesas y las papas fritas de McDonald’s encabezaban su lista. En ese momento, también se había convertido en su mayor crítica y sufría dismorfia corporal.
Jackie estima que consumía unas 4000 calorías al día, recurriendo al chocolate en todo momento y a la comida rápida —incluyendo hamburguesas, nuggets de pollo y galletas— en el almuerzo y la cena.
A los 22 años, pesaba 260 libras (aprox. 118 kg), había perdido la confianza en sí misma y estaba «disgustada» con su propia apariencia. Sin embargo, cuando nació su hijo Lance se sintió inspirada a cambiar su estilo de vida, ya que quería ser una madre activa y saludable.
En 2017, viajó a México para someterse a una gastrectomía vertical en manga, un procedimiento para ayudar a perder peso en el que se reduce quirúrgicamente el tamaño del estómago para restringir el apetito. Después de la cirugía, tuvo que volver a aprender a comer, dijo, y el proceso la dejó con depresión durante muchos días. Sin embargo, con el tiempo se acostumbró a su nuevo estilo de vida.
En los dos años siguientes, Jackie perdió la mitad de su peso corporal y su peso actual es de 130 libras (aprox. 59 kg).
«Perder peso ha cambiado mi vida de muchas maneras. Ahora veo la vida de forma más positiva, lo que hace que incluso los días malos parezcan un poco más brillantes», dice Jackie. «Mi matrimonio ha mejorado. Soy una madre más activa y, en general, soy feliz».
«Puedo mirarme al espejo con confianza y decir: ‘Soy una mujer estupenda'».
Su alimentación se compone ahora de un batido de proteínas en el desayuno; una ensalada, preferiblemente, en el almuerzo; y pavo o pollo en la cena. En total, consume cerca de 1200 calorías al día. También va al gimnasio casi seis veces por semana.
Esta madre, ahora segura de sí misma, también comparte su experiencia de fitness con sus casi 2000 seguidores en Instagram, quienes se asombran de su cambio.
«Siento que mi punto de partida es donde usted estaba en su foto de inicio», escribió un usuario. «Estoy cansada de estar así. ¿Cómo lo logró? Está impresionante, así que felicidades».
«¡Es mi inspiración!», dijo otra. «¡Qué linda! ¿Cómo puedo hacer lo mismo?».
Jackie espera que, al compartir su historia, otras personas se sientan inspiradas para iniciar su propio proceso de transformación.
«Tiene que saber por qué quiere cambiar y por qué tomó ese camino en primer lugar», dijo. «Creo que para tener éxito y resultados a largo plazo, es necesario que se produzca algo más que un cambio físico. Procure esforzarse por hacer un cambio interno y los beneficios físicos llegarán».
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