En un mundo donde las imágenes de los cuerpos de las personas están a un solo clic de ser compartidas en todo el internet, la vergüenza de la obesidad es un poderoso y destructivo problema.
Mientras que algunos individuos todavía creen que al compartir tales imágenes les dan a las personas con sobrepeso la motivación que necesitan para adelgazar, nada podría estar más lejos de la verdad.
Un estudio publicado en 2014 en la revista médica Obesity encontró que «en lugar de animar a la gente a adelgazar, la discriminación por peso promueve su aumento y la aparición de la obesidad».
Cuando las personas se sienten estresadas debido a la vergüenza de la obesidad, a menudo recurren a los alimentos, una respuesta ante el estrés común para todos, ya sean grandes o pequeños. Esto solo empeora el problema, y crea una espiral descendente.
Mientras que la mayoría de la gente sabe que la humillación de la obesidad es cruel y poco útil, la tentación es enorme para aquellas personas que son «flacas» que para sentirse mejor consigo mismos ridiculizan a las personas que tienen sobrepeso.
¿Pero qué harías si vieras a una persona avergonzada por su obesidad? ¿Te importaría ocuparte de tus propios asuntos? ¿Intentarías involucrarte y detenerlo? Para responder a estas preguntas, el presentador de ABC, John Quiñones, abordó el tema en su exitoso programa ¿Qué harías tú?
El escenario se basó en un incidente de la vida real en un salón de uñas de Memphis, Tennessee, donde se colocó un letrero que decía: «Lo siento, pero si tienes sobrepeso, la pedicura será de USD 45 debido a los honorarios de las pedicuristas».
El salón normalmente cobraba USD 30 por sus pedicuras, así que esto era un escandaloso aumento. Aunque más tarde el propietario negó que colgó el letrero, le dijo a WREG en Memphis que «en lugar de poner un letrero ha decidido no atender a alguien si tiene un sobrepeso severo».
Cuando Jhon y su equipo organizaron un experimento en un salón de belleza en Kennelworth, Nueva Jersey, los resultados fueron inspiradores. Empezaron con una mujer con sobrepeso que llegó a que le hicieran la pedicura. Es tratada de manera horrible desde el momento en que entra a las instalaciones por una técnica de uñas que sin duda juzga su apariencia.
La técnica incluso afirma que hay que cobrar el doble debido a su gran talla. La reacción de los clientes fue increíble, una persona tras otra, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, se acercaron para decir que avergonzarla por su obesidad simplemente no era lo correcto.
Una profesora muy franca intervino para castigar a la pedicurista por su grosería. Hizo una pregunta sencilla pero profunda: «¿Dejarías que alguien le hablara así a tu hijo?».
Más tarde, un joven que espera que su hermano sea atendido interviene para decir que los comentarios de la mujer son correctos. «El tamaño no importa», insiste. «Eso es muy irrespetuoso, ve a disculparte con ella».
Uno de los momentos más inspiradores llega cuando un cliente apoya a la mujer con sobrepeso y la anima a que se sienta orgullosa y se defienda. «No llores y no dejes que la gente te hable así». Los clientes demostraron que todos merecen ser tratados con respeto sin importar su apariencia.
Una historia conmovedora que muestra lo que puede suceder cuando la gente común defiende lo que es correcto.
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