Una madre británica con cinco hijos dice que su hijo de siete semanas le salvó la vida después de descubrir un tumor canceroso durante su embarazo.
Sharlene Gillies, de Smethwick, West Midlands, quería tener un bebé durante dos años con su pareja Chris les, de 49 años, y estaba extasiada cuando descubrió que estaba embarazada.
Pero su embarazo no fue nada fácil: Sharlene tuvo que luchar contra la COVID-19, cáncer cervical y sepsis.
A los tres meses, Sharlene tuvo un colapso en su casa con una temperatura de 38.4 grados centígrados (101 Fahrenheit).
Sharlene, una trabajadora de la salud, dijo: «Inicialmente me dijeron que tenía el coronavirus a las 12 semanas» de embarazo.
«Mi temperatura subió a más de 38 °C, y como yo tenía síntomas del virus, mi pareja me alejó de la familia para mantenerlos a salvo», dijo Sharlene.
«Pero apenas mi temperatura volvió a bajar, me dieron de alta y no pensé más en eso», dijo.
Sin embargo, cuando Sharlene notó una hemorragia a los siete meses de embarazo, la internaron en el hospital el 21 de agosto y la atendieron los médicos, por temor a que algo estuviera mal con su bebé.
Durante los chequeos médicos, los doctores detectaron un tumor, de casi 2 centímetros.
«El doctor me dijo que había algo en mi cérvix», dijo Sharlene. «Me hice una laparoscopia y una biopsia y me dijeron que el tumor salía muy fácilmente y que no había forma de que pudiese dar a luz de forma natural».
«Me tuvieron que programar una cesárea, una histerectomía radical y la extirpación de mis ganglios linfáticos».
«Estaba devastada», dijo Sharlene, «porque quería dar a luz de forma natural y odiaba la idea de perder mi útero».
«Pero no tenía mucho tiempo para pensar, era una cuestión de vida o muerte, y la única opción de poder ver crecer a mi bebé».
Sharlene soportó cinco horas en la mesa de operaciones, dando a luz a las 37 semanas de embarazo el 24 de septiembre.
Los cirujanos tuvieron que realizar todos los procedimientos a la vez, pero durante su recuperación, Sharlene también presentó sepsis.
«El dolor era como si alguien me hubiera clavado un cuchillo y ocurrió solo 48 horas después», dijo Sharlene. «Tuve que tomar antibióticos para la sepsis pero mis venas se colapsaron (…) tuve que recibir cuatro paquetes de sangre y plasma».
Todo gracias al bebé Phoenix, que nació saludable, pesando 8 libras y 6 onzas (aprox. 4 kg), afortunadamente los doctores lograron detectar el cáncer de Sharlene a tiempo.
Gracias a la cirujía Sharlene ya no requiere más tratamiento para el cáncer. Ella cree que su difícil embarazo le ha ayudado a crear un vínculo con su hijo.
«Phoenix me salvó la vida, y estos últimos meses han sido una bendición porque solo hemos sido él y yo», dijo Sharlene.
«Debido a la COVID-19, no hemos podido ver a la gente tanto como nos gustaría, pero Phoenix me ha ayudado en todo».
«Es una completa bendición, y estoy muy agradecida de tener la oportunidad de ser madre de nuevo —los médicos no habrían notado el tumor hasta mucho más tarde si no hubiera estado embarazada», dijo.
«Solo sangré una vez, y por lo general eso se hubiera pasado por alto o hubiera necesitado más pruebas. Sin embargo, gracias a Phoenix, investigaron de inmediato».
Sharlene ahora solo tiene que visitar el hospital dentro de tres meses para un chequeo general.
Caters News contribuyó con este informe.
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