De alguna forma, 38 cartas de amor en tiempos de guerra compartidas entre un médico del Cuerpo Médico de Estados Unidos que estaba prestando servicio en Corea y su esposa en su casa de Detroit, Michigan, terminaron en una caja en un sótano de Ontario, Canadá.
Por suerte, no terminaron ahí.
Angela Thompson, residente en Kingsville, Ontario, encontró la caja décadas después de que las cartas se escribieran y se conmovió por el hallazgo.
Localizó a la familia del difunto veterano, Morris Starkman, y su esposa, Betty, reuniendo las piezas del rompecabezas que faltaban de un largo y amoroso matrimonio, reportó CBC News.
Morris conoció a su novia Betty en una cita a ciegas en 1952. Se casaron el día de Navidad de 1952. Poco después de casarse, tuvieron que separarse cuando Morris fue enviado a la guerra. Mantuvieron su amor a distancia a través de cartas.
Angela compró una caja de lata llena de revistas viejas en una subasta hace casi ocho años para hacer collages. Pero hasta abril de 2021 revisó su contenido y encontró, con sorpresa, 38 cartas de Morris y Betty. También había cartas de Morris a su hermana, Ann.
Angela quiso leerlas, pero «cuando me di cuenta que eran cartas de guerra, me dije: ‘No’. De mis abuelos sé que eso no se lee. Es algo muy personal», dijo a CBC News.
En seguida quiso devolver las cartas a sus legítimos propietarios.
Durantela búsqueda de los obituarios de Morris y Betty, Angela encontró a la nieta de la pareja, Meredith Starkman, de Brooklyn, Nueva York. Se pusieron en contacto a través de Facebook.
Morris falleció repentinamente en 1993, antes que naciera Meredith, y Betty murió en 2016. Con el deseo de saber más sobre la relación de sus abuelos, Meredith leyó la íntima correspondencia. Betty fundó la Sociedad Genealógica Judía de Michigan en 1985 y Meredith no pasó por alto la coincidencia de la conexión de la historia familiar.
«Por eso, de nuevo, esta es la historia más loca», dijo a CBC News. «Mi abuela dedicó su vida a este tipo de cosas, buscando literalmente el linaje de la familia. Así que encontrar esto ha sido realmente como un círculo completo».
«Ellos estaban muy enamorados», dijo. «Está muy claro en estas cartas lo mucho que se preocupaban el uno por el otro».
El padre de Meredith, Robert Starkman, hijo de Morris y Betty, recuerda a sus padres como «personas maravillosas y genuinas». Sin embargo, aunque apoyó la iniciativa de su hija de adentrarse en la historia familiar, él mismo decidió no leer las cartas: Robert fue reprendido por encontrarlas cuando era niño.
Morris, furioso, advirtió a su hijo que las cartas eran personales. Robert siempre ha obedecido sus deseos.
«Era muy cercano a mis padres», dijo Robert a Kingsville Observer. «Eran personas muy privadas y significa mucho volver a tener estas cartas en la familia». Dijo que, algún día, quiere que las cartas sean enterradas con él y sus padres».
Robert sospecha que las cartas de amor de sus padres terminaron en Canadá cuando Betty vendió su casa en 2013 y se mudó a una residencia de ancianos. Robert, maravillado por la reaparición de las cartas, agradeció de corazón a Ángela que contactara a su familia cuando pudo haberse deshecho de ellas fácilmente.
Angela afirmó que la historia ha resultado como de película.
«Esto es como encontrar un cofre del tesoro, encontrar la cápsula del tiempo de alguien y no tener ni idea de quiénes son o algo sobre estas personas», dijo al Kingsville Observer.
«Y entonces uno las encuentra. Me siento aliviada de que estas cartas vayan a donde tienen que ir».
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