La esperanza de tener una oportunidad de vivir llegó en el mejor momento para Michelle, quien un 14 de febrero de hace 30 años, recibió un trasplante de corazón cuando le habían diagnosticado solo semanas de vida.
Cuando apenas tenía 10 años, Michelle Crawford de Londonderry, en Irlanda del Norte, sabía que su salud era cada vez más preocupante para su familia. La pequeña tuvo una infancia con varias complicaciones de salud, sin embargo fue hasta 1991 que tuvieron un diagnóstico certero.
Cuando la niña fue llevada al Children’s Hospital de Belfast, los resultados arrojaron miocardiopatía obstructiva hipertrófica (MCH), una enfermedad en la que el músculo cardíaco tiene un engrosamiento anormal (hipertrofia) que dificulta que bombee sangre, de acuerdo a Mayo Clinic.
«La única solución, en realidad, era un corazón nuevo», dijo Crawford en entrevista a BBC.
«Ni siquiera sabíamos qué significaba el término ‘trasplante’. Médicamente, no estaba en condiciones de tener la operación», agregó.
Pero ese mismo año la Lorraine y Noel, los padres, fueron informados que a la niña solo le quedaban unas semanas de vida, a menos que apareciera un donante. Crawford recuerda que su estado era tan crítico, que apenas «pasaba sangre y el corazón tenía una insuficiencia grave, por lo que, en cualquier momento, podría simplemente rendirse».
Debido a su corta edad, la familia había tenido el cuidado de no dar toda la información a la niña, pero en el fondo, ella recuerda «que había una sensación de paz», como una especie de aceptación de que «tal vez no lo lograría».
Aunque la familia estaba exhausta por la preocupación, en diciembre de 1991 se reunieron con los abuelos a festejar la que imaginaron que sería su última navidad juntos.
«Miro hacia atrás en fotografías antiguas, particularmente de lo que iba a ser nuestra última Navidad como familia en 1991, y me di cuenta de lo agotados que estaban todos por la preocupación», compartió Crawford a Belfast Telegraph.
Una señal
El 13 de febrero de 1992, los padres de Crawford recibieron la buena noticia de que había un donante y le realizarían la cirugía de trasplante al día siguiente. La familia había estado pidiendo por una señal de que todo iba a estar bien.
Un día antes, la niña relató a su familia un sueño que habían tenido, en el que ella estaba acostada en una cama de hospital junto a otra niña.
«Le sacaron el corazón y luego me lo pusieron a mí», dijo a BBC.
«Cuando me desperté y le dije a mi madre, recuerdo que su reacción fue absolutamente atónita […] Recuerdo que tanto mis padres como mis abuelos decían que esa era la señal de que iba a tener un corazón y que estaría bien», agregó.
La familia y su hija realizaron un viaje de cuatro horas desde Londonderry, vía Belfast, hasta el Hospital Harefield de Londres. La niña estuvo esa noche durante siete horas en la sala de operaciones, y despertó un 14 de febrero con un nuevo corazón, lo que la convirtió en la segunda persona en Irlanda en sobrevivir a una cirugía de este tipo.
Recuperación
Crawford estuvo durante tres meses en recuperación en el hospital, donde incluso aprendió de nuevo a caminar.
«Antes de que me hicieran el trasplante no podía jugar como los demás niños», explicó a Belfast Telegraph.
«Estaba básicamente en silla de ruedas. Me habían retirado tres cálculos, no podía comer más. Mis órganos estaban fallando. Estaba sin aliento, fatigado, cansado y enfermo», agregó.
Sin embargo, los cambios fueron enormes con el nuevo corazón.
«Tenía una cara fresca y brillante, tenía mejillas rosadas por primera vez en mi vida, tenía labios rojos brillantes», dijo en un video de la BBC. Además, logró recuperarse y acostumbrarse a su nuevo corazón y llevar una vida como cualquier joven.
Hoy, Crawford festeja el 14 de febrero como su segundo cumpleaños, y reflexiona que «es una experiencia tan profunda, física, mental, emocional y espiritualmente», que «nunca te deja».
«Suena muy cursi que obtuve un nuevo corazón en el Día de San Valentín, pero claro, si va a haber un día en el año, ¡es el más perfecto!».
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