Una mujer británica que no podía concebir después de años de intentos se estaba preparando para una operación de extirpación de ovarios cuando descubrió que estaba embarazada.
Caroline Darlington, de 39 años, y su esposo, Roy, de 48, de Warrington, Cheshire, intentaron tener hijos durante años, e incluso recurrieron a la fecundación in vitro (FIV). Finalmente, aceptaron que su familia estaba completa con su hijo adoptado, que ahora tiene 6 años.
Caroline, una ama de casa, sufría una endometriosis insoportable y un quiste, y aceptó que le extirparan el último ovario. Sin embargo, en una última exploración para comprobar la salud de su útero antes de la operación, la ecografía reveló un descubrimiento inesperado.
Caroline estaba embarazada de 16 semanas de su primer hijo «milagro». Y nunca habría ocurrido si la pandemia no hubiera pospuesto su operación de ovarios el tiempo suficiente para quedar embarazada.
Al darle la bienvenida a su primer hijo biológico, sintieron que su pequeña familia estaba completa. Su hijo Jorge Albert Darlington nació el 29 de marzo, con un peso saludable de 11 libras y 4 onzas (aprox. 5 kg).
Caroline dijo: «Me hicieron una ecografía y la enfermera me dijo: ‘su ovario parece estar bien, pero en realidad está embarazada’.
«Se me había hinchado el estómago, pero supuse que era el quiste que estaba creciendo».
Llevaba una mascarilla cuando me enteré, así que no se podía ver la expresión completa de mi cara, pero puede imaginar que fue un poco impactante».
«Recuerdo que pensé: ‘Dios mío, ¿qué va a decir mi esposo?
«Los dos quedamos en completo estado de shock durante unos días. Sentimos que nuestra llegada era un milagro, que nunca habría ocurrido si no hubiera habido una pandemia».
Caroline y Roy se casaron en 2001, se trasladaron a Alemania por el trabajo de él en el ejército, y un año después planearon ampliar su familia.
«Siempre quise tener hijos, desde que era una niña y jugaba con muñecas», dice Caroline.
«Me gradué como enfermera de guardería, así que siempre he estado rodeada de niños».
Los periodos de Caroline eran a menudo irregulares, y terminó descubriendo que tenía el síndrome de ovario poliquístico, un trastorno en el que los ovarios pueden no liberar óvulos con regularidad.
Caroline se sometió durante casi dos años a investigaciones y diferentes tratamientos, pero aún no podía quedar embarazada.
«Me afectó tanto física como psicológicamente, porque incluso con todos los tratamientos», dice, «seguían sin poder explicarme por qué no lo lográbamos».
En 2004, Caroline fue remitida al Hospital Hammersmith IVF para un curso de FIV, pero no funcionó el día que se hizo la prueba de embarazo cuando empezó a sangrar.
«Fue un momento horrible», recuerda. «Estaba realmente traumatizada. Uno piensa que va a funcionar y, obviamente, no lo hace».
«Después de eso, hicimos una pausa y decidimos que no íbamos a tener hijos porque no quería seguir sometiendo a mi cuerpo a todas las hormonas».
En 2007, Caroline fue trasladada de urgencia al hospital con fuertes dolores abdominales y hemorragias internas, y se determinó que era un quiste ovárico roto.
Al año siguiente, la agotada pareja se trasladó de nuevo al Reino Unido y decidió no continuar más tratamientos de fertilidad. En 2015, adoptaron un niño de 10 meses.
«Había visto unos cuantos programas en la tele sobre la adopción y logré que mi esposo los viera después», cuenta. «Cuando lo hizo, dijo: ‘¿Por qué no intentarlo?’ y así empezamos el proceso».
El día de Navidad de 2016, Caroline sufrió una segunda rotura de un quiste de ovario.
«Después de eso me aseguraron que era muy poco probable que volviera a suceder», dijo. «Perdí como dos pintas de sangre y me extirparon uno de los ovarios; fue enormemente traumático. Sin embargo, me sentí más mal por mi hijo, porque era su día de Navidad el que se había arruinado».
Entonces, a Caroline le diagnosticaron endometriosis, una enfermedad en la que un tejido similar al del útero empieza a crecer en otros lugares, como los ovarios. Se cree que más del 10 por ciento de las mujeres de todo el mundo padecen esta enfermedad.
Como tenía mucho dolor, tomó la decisión de extirparse el segundo ovario. Comenzó la preparación preoperatoria en febrero de 2020, pero todo quedó suspendido cuando llegó el COVID-19.
Finalmente, Caroline se sometió a la preparación preoperatoria en septiembre del año pasado, pero por suerte, descubrió que estaba embarazada de 16 semanas. Estuvo esperando para contarle a Roy la noticia, pero cuando llegó a casa él ya había adivinado que estaba embarazada porque dijo que percibió que estaba muy contenta por teléfono.
Jorge nació en el Hospital General de Warrington, el mismo hospital donde a Caroline le iban a extirpar los ovarios.
«Nos sentimos agradecidos por nuestra bendición y hacemos saber a la gente que nunca hay que perder la esperanza», dijo.
Con información del personal de Epoch Times.
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