Una madre neoyorquina se está recuperando de una insuficiencia hepática por un piercing en la nariz que le causó una infección potencialmente mortal. Ahora le sugiere a las personas que no esperen demasiado tiempo para ver a un médico, incluso durante una pandemia mundial.
Dana Smith, de 37 años y residente en Queens, se enfermó gravemente un mes después de hacerse el piercing en el Día de Acción de Gracias del año pasado, reportó ABC7.
Después de ingresar en el hospital, sufrió convulsiones debido a un edema cerebral y se recuperó solo tras recibir un trasplante de hígado.
Los médicos le diagnosticaron una hepatitis B fulminante, un tipo de alteración del hígado que se desarrolla aproximadamente ocho semanas después de desarrollar hepatitis.
El equipo médico determinó que el piercing de la nariz fue la principal causa de la infección por hepatitis B, que provocó daños en el hígado, según el informe. Al principio, los médicos no se dieron cuenta de que tenía un piercing en la nariz, pero cuando le quitaron la mascarilla, observaron el pequeño anillo con tachuelas.
El Dr. Lewis Teperman, director de los servicios de trasplante del Hospital Universitario North Shore, dijo a ABC7 que hacerse un piercing en la nariz ha sido «el único cambio que ella se ha hecho en su vida».
«Es el momento perfecto para que el virus se incube», añadió Teperman.
Dana dice que al principio no se dio cuenta que estaba tan enferma, y supuso que el dolor de estómago y la pérdida de apetito que había experimentado se debían simplemente a un reflujo ácido y estrés relacionados con las fiestas de fin de año.
Cuando empeoró, seguía dudando de acudir al hospital debido a la pandemia.
«Solo bebía agua, no podía retenerla», dijo Dana a ABC7. «Supongo que en algún momento empecé a vomitar sangre».
Hasta el 12 de enero de 2021, Dana finalmente le pidió a su hermana que la llevara al hospital.
«Esa única decisión me salvó la vida», añadió.
Dana estaba tan enferma que no puede recordar lo que sucedió después; sus convulsiones y la inflamación del cerebro eran graves, y los médicos tuvieron que ponerla en un coma inducido. Y días después, cuando se despertó, escuchó a los médicos decir que le habían hecho un trasplante de hígado.
«Es muy abrumador. Emocionalmente, todo, mentalmente», dijo.
Afortunadamente, Dana pudo recibir un trasplante en las 48 horas siguientes de ser incluida en la lista de trasplantes, según el reporte. La operaron el 17 de enero y salió del hospital el 26 de enero.
Dana dijo que habría acudido al hospital antes si se hubiera dado cuenta que estaba muy enferma.
Ahora, advierte a la gente que no espere demasiado para visitar al médico, incluso con la situación de la pandemia de COVID-19.
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