Como reza el dicho: si siembras semillas de amabilidad, cosecharás amabilidad.
Ingeborg McIntosh de Phoenix, Arizona, es una mujer increíble que ha cuidado desinteresadamente a más de 120 niños adoptivos en el transcurso de su vida.
Después de ser diagnosticada en 2013 con una enfermedad renal, necesitaba desesperadamente un trasplante de riñón; pero cuando supo que el posible donante era su hijo adoptivo, Jordan McIntosh, no quiso aceptarlo y le insistió en reiteradas oportunidades que descartara la idea.
Ingeborg contó a Fox2now.com que un día, un bebé llamado Jordan fue llevado a su casa y sintió una conexión inmediata con él desde el principio, «¡fue amor a primera vista!».
Quería adoptarlo, pero su madre biológica buscaba que lo criara una familia birracial o una familia afroamericana. Sin embargo Ingeborg amaba a Jordan profundamente y quería criarlo como su propio hijo. Fue recién cuando Jordan tenía 4 años que la adopción concluyó.
«Era parte de la familia, sin importar nada más», dijo Ingeborg a KPHO.
Pasaron más de 20 años antes que Ingeborg fuera diagnosticada en el verano de 2013 con una enfermedad poliquística renal, entonces los doctores le dijeron que necesitaba un trasplante de riñón.
Poco sabía Ingeborg que Jordan se había encargado de averiguar si podía ser su donante. Los resultados fueron positivos.
Al acercarse el Día de la Madre, Jordan le dio la noticia a su mamá: le daría el mejor regalo que podía darle, ¡un nuevo riñón!
Sin embargo, temiendo por la salud de Jordan, la madre amorosa no quería que su hijo lo hiciera,(…) «seguí diciéndole hasta casi el momento de la cirugía: ‘todavía puedes retirarte’, a lo que respondió: ‘no mamá, quiero hacer esto por ti'».
Según Daily mail, Jordan expuso en primera persona y con lágrimas en los ojos: «Todo lo que ha hecho por mí desde que era niño, solo quería devolvérselo y mostrarle cuánto la aprecio», agregando «Siento que esta fue mi misión en la vida, supongo».
«Espero poder hacer más por ella a medida que crezca, pero por el momento, es lo menos que puedo hacer».
Ingeborg ha hecho mucho por Jordan, ahora él le devuelve el favor con un regalo especial del Día de la Madre, ¡una segunda oportunidad para vivir!
Entre sus comentarios, Jordan dijo que comparte la historia para que más gente sepa que nunca es demasiado tarde para pagar… «puede ser de inmediato o 27 años más adelante, pero algo bueno se te presentará».
Jordan no cambió de opinión y la cirugía de trasplante se llevó a cabo exitosamente en mayo de 2014. «No podría pedir un mejor hijo», aseguró Ingeborg.
La gratitud y el amor se vieron reflejados en las acciones, ¡que hablaron más que mil palabras!
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