Una mujer que se cayó por un acantilado de 12 pies y se fracturó el cuello para después dar a luz a un niño se ha recuperado de milagro.
Cary Edby, de 25 años, de Ramsgate, en el condado de Kent, Inglaterra, había salido a fumar un cigarrillo dos días antes de Navidad, el 23 de diciembre de 2019, cuando se tambaleó y se cayó en picado por encima de una pared, cayendo boca abajo hacia el piso del sótano.
Al principio, la Sra. Edby no podía mover la boca para hablar, pero finalmente reunió la energía para pedir ayuda. Por suerte, dos desconocidos la oyeron y pudieron avisar a su madre, Diane Dee, de 59 años, que llamó a la ambulancia y a los bomberos.
Los bomberos tardaron tres horas en sacar a la Sra. Edby de donde estaba atascada; fue trasladada de urgencia al hospital William Harvey de Ashford, en Kent, Inglaterra. Una tomografía computarizada reveló que se había fracturado el cuello por tres sitios, y fue trasladada al Hospital King’s College de Londres.
La operaron de la columna en Nochebuena y tuvo que llevar un collarín durante tres meses. Edby dice que «todo el mundo cree que es un milagro» que ahora esté bien.
«Salí a fumar un cigarrillo, perdí el equilibrio y di una voltereta sobre la pared. Me caí de cabeza», cuenta Edby. «Cuando caí, no podía hablar ni moverme. Pensé: ‘Ya está, estoy paralizada’.
«Quería pedir ayuda, pero no podía abrir la boca. Por fin pude hacerlo, pero en voz muy baja y áspera. Entonces oí una voz que decía: ‘Podemos oírte’. Aparecieron dos cabezas en la pared. Pudieron ir a buscar a mi madre porque me había dejado la puerta abierta. Oí un ruido de goteo y pensé que estaba lloviendo, pero al parecer mi cabeza sangraba. Los bomberos tuvieron que bajarme una camilla para sacarme».
La Sra. Edby padecía una escoliosis grave a los 15 años y fue operada de fusión espinal; los médicos le habían «puesto muchas articulaciones metálicas» en la columna.
«Esa operación me salvó, ya que evitó que me rompiera más la columna», explica.
En abril de 2022, dio la bienvenida a su hijo Freddy, que ahora tiene un año, con su pareja, Connor Wright, de 27 años, director general.
Poco a poco, la Sra. Edby recuperó la movilidad, pero ha quedado con una reducción del 50 por ciento en ambos lados del cuello, lo que significa que le cuesta girar la cabeza. Sin embargo, los médicos están asombrados de que aún pueda andar y no haya quedado paralítica por el accidente.
«Es increíble», afirma. «Los médicos no pueden creer que no esté en una silla de ruedas. Cruzar la carretera es difícil. Tengo que mover todo el cuerpo para mirar a izquierda y derecha».
La Sra. Edby pasó el encierro de 2020 recuperándose y siendo cuidada por su madre, Diane, antes de perderla a causa de COVID-19 en diciembre de 2021, cuando la Sra. Edby estaba embarazada de cinco meses. Había perdido a su abuela, Sylvia, de 80 años, justo un mes antes.
Sigue luchando contra el dolor crónico, pero le encanta ser madre.
«Ha sido una serie de acontecimientos desafortunados», explica Edby. «Tengo los nervios dañados detrás de las orejas y me mareo cuando me agacho. Connor ayuda mucho con Freddy.
«Freddy es increíble. Es muy gracioso. Tiene la sonrisa de mi abuela y creo que se parece a mi madre».
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