Mujer sin una trompa de Falopio y un ovario da a luz a una bebé y sobrevive a parto casi mortal

Por Louise Bevan
23 de julio de 2021 1:38 PM Actualizado: 23 de julio de 2021 1:38 PM

Una mujer de Nashville, que se había sometido a la extirpación de un ovario y una trompa de Falopio hace varios años, quedó embarazada y dio a luz a una bebé. A pesar de pasar por un parto prematuro de emergencia y de estar a punto de morir, sobrevivió para compartir su historia, ofreciendo esperanza a otros.

Chatiqua Miller y su esposo Jesse soñaban con tener hijos juntos, y en la primavera de 2019 se sorprendieron al darse cuenta que era real.

Dos líneas «tan claras como el día» confirmaron la prueba de embarazo.

«Sentí que el corazón se me iba a salir del pecho y corrí al dormitorio para compartir con [Jesse] la buena noticia», dijo, compartiendo con Love What Matters.

(Cortesía de Chatiqua Miller)

El embarazo comenzó de forma normal; incluso ella siguió trabajando en su función de decana de estudiantes en una escuela secundaria local, hasta que el estrés fue demasiado para ella.

«Empecé a tener dolores de cabeza y dificultades para respirar», recuerda Chatiqua. Su médico pidió que guardara reposo absoluto. Entonces, un día, durante una relajada barbacoa al aire libre con la familia y los amigos, Chatiqua sintió una «sensación de llenura» que se expandía desde el pecho hasta la boca del estómago.

«No pude respirar en todo el camino de regreso a casa», dijo. «Mi esposo dijo que mi respiración sonaba como si estuviera bajo el agua, y llamamos al número de teléfono de emergencias de mi médico (…) me dijo que fuera a urgencias inmediatamente».

A los siete meses de embarazo, Chatiqua empezó trabajo de parto.

En el hospital le diagnosticaron el síndrome HELLP (una complicación poco frecuente pero grave, a menudo relacionada con la preeclampsia) y tuvo que someterse a una cesárea de urgencia, poniendo en peligro la vida de su bebé.

«No quería dar a luz a un bebé tan pequeño. Sabía que mi bebé podía morir», dijo. «Las lágrimas llenaban mis ojos y rodaban por mi cara hasta la bata del hospital».

Después de dar a luz a una niña prematura, que pesaba tan solo 1 libra y 4 onzas (aprox. 567 g), la nueva mamá estuvo a punto de perder su propia vida en el proceso de parto y luchó por sobrevivir.

(Cortesía de Chatiqua Miller)

Chatiqua recuerda que se quedó dormida. «Había tanta tranquilidad y paz, pero sabía que me estaba muriendo», dice. «No podía mover la boca, pero rezaba en mi espíritu a Dios por un milagro».

De hecho, dejó de respirar y la conectaron a un respirador. A su alrededor, Jesse y sus seres queridos también rezaron.

Al día siguiente, Chatiqua se despertó en la UCI con un dolor insoportable por los tubos de respiración, pero estaba viva.

Hizo un gesto a su esposo para que le diera una libreta y un bolígrafo para escribir dos preguntas cruciales: «¿El bebé murió?», a lo que él respondió: «No». Y luego: «¿Me morí yo?».

«Pasé 24 horas entre dos mundos, rezando por un milagro, y recibí dos», explicó. «Recibí mi vida, y recibí la vida de mi hija».

(Cortesía de Chatiqua Miller)
(Cortesía de Chatiqua Miller)
(Cortesía de Chatiqua Miller)

Chatiqua y Jesse —que se conocieron en la iglesia y se convirtieron en mejores amigos antes de casarse en 2016— visitaron a su hija en el hospital todos los días durante casi tres meses, viéndola avanzar lentamente. Hoy, Chatiqua describe a su hija como un niña «sana y completa».

Ahora, la madre comparte su historia de sufrimiento y triunfo para ayudar a otros a mantener la esperanza, incluso en el momento más oscuro.


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