Un nieto, cuyos abuelos se encontraban en el edificio de Champlain Towers South que se derrumbó en Miami, se estremeció cuando recibió la primera llamada del teléfono fijo de casa de sus abuelos, posteriormente recibió 15 llamadas más, dejando a la familia intrigada y con dudas. Amigos y devotos creyentes, rezan por ellos y las más de 150 personas que siguen desaparecidas tras el terrible evento.
Jake Samuelson es el nieto de Myriam Caspi Notkin, de 81 años, y Arnie Notkin, de 87, una pareja que residía en el departamento 302 del edificio de Champlain Towers South en Surfside, que se derrumbó en la madrugada del 24 de junio en Miami-Dade. Sin embargo, un suceso estremecedor ocurrió en la noche del jueves, horas después del derrumbe, cuando el nieto de los Notkin a las 9:50 pm recibió una llamada de casa de sus abuelos, informó Local 10.
«Estábamos todos sentados en el salón, toda mi familia, Diane, mi madre, y nos quedamos en shock y no pensamos en nada porque contestamos y estaba estático», dijo Samuelson en una entrevista con el mismo medio.
La llamada provenía del teléfono fijo de casa de sus abuelos, ubicado al lado de la cama donde dormían. Del otro lado de la línea no había respuesta de nadie, sino un ruido estático. Pero no fue solo una llamada, al siguiente día por la mañana, entraron 15 llamadas más.
Recibir estas llamadas del número telefónico de sus abuelos, fue realmente desgarrador y desconcertante para Samuelson y su familia, pues no han podido tener una respuesta sobre qué fue lo que las ocasionó.
«Estamos tratando de racionalizar lo que está sucediendo aquí, estamos tratando de obtener respuestas», dijo el nieto sobre sus abuelos.
Myriam y Arnie Notkin, se casaron hace unos 20 años tras perder a sus cónyuges. Arnie fue profesor de educación física y entrenador de una escuela primaria en South Beach y Myriam trabajó como banquera y agente inmobiliaria, relató Fortuna Smukler, una amiga de la familia que creció con las tres hijas de Myriam Notkin, según informó ABC7 Chicago.
«Eran una pareja feliz. Esperamos un milagro», dijo Smukler.
Aunque después del sábado la familia no recibió ninguna llamada más, se preguntan si a alguien más cuyos seres queridos están desaparecidos, les sucedió algo similar.
Amigos y devotos rezan por los Notkins y todos aquellos desaparecidos
Los padres de Charlie Newton, eran amigos muy cercanos de los Notkins. Newton decidió ir a rezar a la Iglesia cerca del mar de Bay Harbor Islands pidiendo por ellos y por todos los desaparecidos y fallecidos durante el derrumbe, informó USA Today.
«Todo el mundo conoce a Arnie Notkin», dijo Newton, de 50 años, de Surfside, Florida. «No era arrogante ni nada parecido. Era muy simpático, y todo el mundo lo quería. Siempre estaba dispuesto a hacer un esfuerzo adicional para ayudar a alguien».
Mientras rezaba, Newton compartió que “tuvo que profundizar y tratar de no permitir que sus emociones se apoderaran de él». La situación no es fácil para todos los que permanecen esperando recibir noticias, o quienes observan a los rescatistas de lejos.
«Intento ser fuerte por las personas que me rodean”, agregó Newton.
Hasta el momento se han confirmado 9 personas muertas y aún hay más de 150 personas desaparecidas.
En situaciones difíciles, la fe y la unión entre los humanos suele emerger, como ha sucedido en ocasiones anteriores. Sin embargo, el reverendo Robert Asinger señala que esta ocasión ha sentido muy cercanas las pérdidas.
«Personalmente no conocía a nadie en el edificio, pero ciertamente soy buen amigo de mucha gente que sí conocía a alguien», dijo el reverendo Asinger. «Así que se convierte no solo en el derrumbe de un edificio. Se trata de Bill o Fred o de quien sea. Y lo hace muy personal».
«Cuando ocurrió lo de Parkland y cuando ocurrió lo de Pulse, rezamos pero había una distancia», dijo la reverenda Barbara Asinger. «Creo que así es como sobrevivimos como seres humanos. Creamos distancia porque escuchamos mucho hoy en día. Cuando ya no puedes hacer eso, lloras. Lloras y luego intentas determinar cómo ayudar».
Becky Bosch, es otra mujer que rezaba entre velas encendidas por los desaparecidos en su comunidad. Su hijo, Aaron Bosch de 22 años, explica que entiende que mucha gente quisiera estar ayudando, recogiendo escombros y buscando a cada una de las personas desaparecidas, pero agrega que “no es tan fácil”.
«Sé que toda la comunidad querría estar allí», dijo Aaron según The Daytona Beach News-Journal. «Sé que todo el mundo querría estar allí recogiendo escombros, pero no es tan fácil. Creo que lo mejor que podemos hacer ahora es rezar».
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