La reacción de una niña de 2 años que desarrolló un raro cáncer en el estómago tomó por sorpresa a su madre y a todos a su alrededor por su valentía y su actitud positiva al afrontar la dura enfermedad.
A finales de agosto del año del año pasado, Sophie Potter, una mamá de 24 años, de Leicester, Inglaterra, notó que el abdomen de su pequeña hija, Florence, estaba más duro y grande de lo habitual y decidió llevarla con su médico particular para una revisión.
«Nos dimos cuenta que la barriga de Florence se parecía a lo que llamamos una barriga de ‘bebé’ en lugar de su barriga de ‘niña pequeña’. También se elevó su temperatura. Florence no mostró signos de dolor», compartió Sophie en la cuenta de Instagram que creó para documentar el proceso de su hija.
En la visita, el médico revisó a la pequeña y concluyó que solo tenía estreñimiento. Luego, le recetó algunos medicamentos y le pidió a la mamá que llamara en 48 horas para confirmar su evolución.
«Volví a llamar al médico de cabecera y me dijo que ya la habían examinado allí y que se quedara en casa, o fuera a urgencias si había algo diferente», añadió Sophie. «El instinto de mamá se activó y no estuve conforme con lo que dijo el médico, así que decidí juntar alguna ropa, iPad, juguetes, refrigerios por si acaso y me dirigí a Urgencias».
Con Florence aún con fiebre, fueron al hospital sorteando las dificultades de la pandemia. Cuando finalmente lograron que las atiendan; y después de varios exámenes, el médico reveló que había encontrado un “bulto” en su estómago, un tumor conocido como rabdomiosarcoma.
“Eso fue todo, rompí a llorar, pensando lo peor de lo peor. Me daban cajas de pañuelos, tratando de calmarme y darme un poco de tranquilidad. No había nadie que me apoyara, nadie que yo conociera, escuchar eso yo sola siendo una madre joven, no fue bueno”.
«Una enfermera vino a buscarme para llevarme a una ‘oficina’ (…) Cuando me senté el consultor dijo que Florence tiene una masa/tumor. ‘Lo más probable’ es que sea un tumor canceroso. Me derrumbé, llena de lágrimas, ira y decepción conmigo misma».
Potter le pidió a los médicos que le explicaran la situación a su familia, mientras ella se aferraba a la esperanza junto a su hija. “La miré y lloré, sentí mucha pena por ella y solo deseaba y rezaba para que todo desapareciera”.
Desde entonces, la niña se ha sometido a un proceso de quimioterapia drástica para debilitar el tumor, que empezó a crecer descontroladamente. En 10 días aumentó de 10 a 17 centímetros.
En poco tiempo, la pequeña estaba en medio de continuos exámenes, revisiones médicas y sesiones que hicieron que perdiera todo su pelo y bajara de peso.
Sin embargo, a pesar de la difícil situación, Florence ha mantenido «su yo brillante, feliz y juguetón», aseguró Sophie.
En medio de los tratamientos médicos la pequeña sonríe, se divierte con sus muñecos y, de vez en cuando, se le ve soportando el dolor.
Esta valentía y seguridad ha fortalecido a su mamá, quien vio todo perdido al recibir el diagnóstico y enterarse que debido al tamaño del tumor la niña tendría que someterse al menos a ocho meses de quimioterapia.
«Dicen que los niños son resilientes y ella definitivamente lo es», dijo Sophie a la BBC. «Ella todavía intenta cepillar su pelo y se mira en el espejo y dice: ‘¡Soy hermosa!'».
También ha recibido mucho apoyo de sus familiares, de su comunidad y de cientos de personas en las redes sociales.
«Desde que empecé a compartir el proceso de Florence en Instagram mucha gente se ha puesto en contacto con ella. Es increíble el poder de las redes sociales».
«No puedo esperar a que todo vuelva a una especie de normalidad».
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