Una madre siente un gran alivio después de que su hija, que padecía un tumor potencialmente mortal, haya sido declarada libre de cáncer un año después de su desgarrador diagnóstico.
En agosto de 2022, Issy Rowe, de 36 años, notó que su hija, Georgina Johnstone, estaba «cansada y gruñona» y se sentía «desdichada», un estado poco habitual en ella.
Durante la semana siguiente, Georgina vomitó todas las mañanas y se volvió muy dependiente, sobre todo por las noches. Preocupada, la Sra. Rowe llevó a su hija al médico de cabecera, quien sospechó que tenía una infección de oído. A la niña le recetaron antibióticos, pero su estado empeoró y siguió sintiéndose mal al despertarse cada mañana.
La Sra. Rowe llevó de nuevo a Georgina al médico, que sospechó que se trataba de un virus o de una infección urinaria. Tras cinco días más de náuseas y somnolencia por las mañanas, la Sra. Rowe estaba segura de que se trataba de algo más grave.
«No tenía temperatura, lo que fue una señal de alarma para mí», dijo la Sra. Rowe. «No podía acostarla y empezó a ponerse enferma otra vez».
Tras otra visita al médico, Georgina fue remitida al Hospital de Distrito de Harrogate, en Yorkshire del Norte. El equipo médico de allí no detectó ningún problema importante y sugirió otra visita a la semana siguiente, pero la Sra. Rowe insistió en que vieran a su hija por la mañana, ya que era cuando sus síntomas eran más evidentes.
«La llevamos de vuelta a la mañana siguiente, cuando estaba enferma», dijo la Sra. Rowe. «El asesor no dejaba de preguntarme cómo era su enfermedad; si su enfermedad se produjo sin esfuerzo, eso les preocupaba».
Unas horas más tarde, Georgina se sometió a una resonancia magnética y los médicos descubrieron una masa cancerosa de una cuarta parte del tamaño de su cerebro.
«Fue horrible, no me lo podía creer», dijo la Sra. Rowe. «Era lo peor que alguien podía decir de tu hija».
Georgina fue trasladada al Leeds General Infirmary, donde le hicieron otra resonancia magnética del cerebro.
Al día siguiente, un cirujano dijo que Georgina necesitaba una intervención para extirpar el tumor de 15 centímetros, pues de lo contrario la mataría.
«Fue horrible, nos dijeron que nos fuéramos a casa, lo que realmente nos chocó al principio, pero luego lo agradecimos», dijo la Sra. Rowe. «Fuimos a casa y pasamos tiempo con mis otras dos hijas, Eleanor, de 6 años, y Jemima, de 8».
Tras unas horas de estar juntos, la familia volvió a esperar con Georgina en el hospital.
En septiembre de 2022, Georgina se sometió a una intervención de cinco horas en la que se le extirpó completamente el tumor. El plan de tratamiento que siguió incluyó unas agotadoras 56 semanas de quimioterapia a altas dosis, divididas en siete ciclos de ocho semanas.
«Las personas adecuadas en el momento adecuado salvaron la vida de nuestra pequeña», dijo la Sra. Rowe. Si hubiera hecho caso al especialista que nos sugirió que volviéramos seis días más tarde, Georgina no estaría con nosotros».
«Ha sido increíble durante todo el proceso».
La familia ha soportado unas semanas complicadas, pero les ha sorprendido gratamente lo bien que la pequeña lo ha llevado.
«Creo que, como es tan pequeña y no se da cuenta de que está mal, simplemente sigue adelante», dijo la Sra. Rowe.
Debido al enérgico programa de tratamiento, Georgina nunca llegó a ir a la guardería y la Sra. Rowe ha tenido que vigilarla de cerca siempre que juega con otros niños.
Sin embargo, en la primera semana de diciembre de 2023, Georgina terminó el tratamiento y recibió el alta médica.
«El escáner era claro, no había rebrote», dijo la Sra. Rowe. «Georgina está libre de cáncer».
El equipo médico de Georgina va a esperar otros seis meses y luego le hará otro escáner. Por ahora, la madre de tres hijos dice: «Estoy muy contenta, es un gran alivio.
«Vamos a intentar acostumbrarnos a la normalidad, voy a volver al trabajo y me han dicho que Georgina puede ir a la guardería, lo cual es estupendo».
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