Aunque solo habían pasado unas pocas semanas de que Kiersten había sido contratada como niñera de una pequeña de 9 meses, eso fue suficiente para donarle parte de su hígado y darle una nueva oportunidad de vida.
Kiersten Miles, de 21 años, fue contratada como niñera por la familia Rosko, de New Jersey, en el verano de 2016. La joven universitaria cuidaría de Mattea, de 7 años, Trey, de 5 y la bebé Talia, de 9 meses.
«Conocí a los Rosko a principios de junio de 2016», dijo Miles a TODAY. «Una buena amiga conocía a la familia desde hacía tiempo y me recomendó para un puesto de niñera de verano. Sabía al principio que Talía tenía atresia biliar, porque mi amiga me contó un poco de esos antecedentes».
La pequeña Talia fue diagnosticada a los dos meses, con atresia biliar, una rara enfermedad del hígado que se presenta en bebés. El padecimiento afecta los tubos en el hígado, llamados conductos biliares, y si no es tratada mediante una cirugía llamada kasai, o el trasplante de hígado, puede ser mortal, de acuerdo a Stanford Children’s Healt.
Aunque solo habían pasado unas semanas, Miles se encariñó con la familia, en especial con la bebé Talia, que había pasado por el procedimiento Kasai y que estaba en lista de espera de trasplante de hígado.
«Desde que empecé me recibieron con los brazos abiertos», dijo Kiersten en entrevista a PX11. «Son extrovertidos y simplemente son increíbles».
Pero, además, la joven universitaria se interesó por el padecimiento de la bebé y comenzó a investigar por su cuenta. De hecho, ella era donante regular de sangre, y después de averiguar supo que también podía potencialmente donar un órgano a cualquiera, debido a su tipo de sangre.
Al saber esto, Miles se ofreció de inmediato a donar parte de su hígado a Talia.
«Nunca estuvimos ‘buscando’ un donante de órganos, y nunca le preguntamos a nadie si quería donar, especialmente a alguien que no conocíamos tan bien», dijo a TODAY la madre de la pequeña, Farra Rosko, de 40 años, y administradora del Laboratorio de Física y Plasma de la Universidad de Princeton.
Farra y su esposo George Rosko, de 42 años, y gerente general de ACE Gymnastics, no estaban seguros de aceptar el noble ofrecimiento de su niñera. Además de alertarla de que no era solo donar sangre, le pidieron que lo consultara con sus padres.
«Hablé con mi mamá después de hacer la investigación y luego continué hablando con Farra”, recordó Miles. «Mi mamá me apoyó durante todo el proceso. Ella sigue diciendo lo orgullosa que está de mí y le dice a la gente que en realidad no estaba sorprendida de que yo quisiera hacer esto».
Luego de confirmar la compatibilidad y pasar el proceso de papeleo, la joven estuvo lista para el procedimiento. Pasaron seis meses para realizar la cirugía, en enero de 2017. Fue un procedimiento exitoso de 14 horas en el Hospital de la Universidad de Pensilvania y el Hospital de Niños de Filadelfia.
«[Talia] se recuperó como si no hubiera mañana», dijo George a PX11. «La llamo mi estrella de rock porque pasó por muchas cosas y es más fuerte».
Esa fortaleza ayudó a la pequeña a ser dada de alta nueve días después, antes de 14 días, que es el promedio.
La madre de la pequeña dijo a TODAY que Miles convirtió una situación «desesperada en una situación esperanzadora», y prefiere no pensar en cómo estarían si la joven no hubiera aparecido en sus vidas.
«Creo que definitivamente estaba destinado a pasar y creo que toda la experiencia me hizo una mejor persona», dijo Miles a PX11. «Ha cambiado mi perspectiva de toda mi vida».
La joven ya no es más la niñera de Talia y sus hermanos, pero el vínculo entre ella y la niña quedó sellado con el bondadoso acto.
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