Desde el principio, las probabilidades estaban en contra de Nick Napolitano. Nació 10 semanas antes de tiempo y, a los 11 meses, se le diagnosticó una parálisis cerebral tetrapléjica espástica, que limitaba sus extremidades a un uso escaso o nulo.
No tuvo un buen comienzo.
«La tetraplejia es el más grave de los tres tipos de parálisis cerebral espástica. Requiere tratamiento y apoyo de por vida», escribió la Dra. Gina Jansheski, de Cerebral Palsy Guidance. «En la tetraplejia espástica, la afección afecta a ambas piernas y brazos, así como al tronco y la cara en muchos niños.
«La causa general es un daño cerebral antes del nacimiento, durante o poco después».
Napolitano nació en 2003 y comenzó la fisioterapia a los 6 meses.
«Nos enteramos probablemente a los dos años y medio de que no iba a caminar», dijo la madre de Napolitano, Jennifer Hinze, a The Epoch Times. «Me uní a todos los grupos de apoyo que pude. Leí todo lo que pude. Me relacioné con otros padres de niños con el mismo diagnóstico».
Hinze calcula que el número de operaciones a las que se ha sometido Napolitano oscila entre 20 y 25.
«Cada vez que da un estirón, tiene que operarse», dijo.
Napolitano ha estado toda su vida en una silla de ruedas y tiene un uso limitado de las manos. Utiliza su iPad con un joystick y habla muy despacio.
A pesar de ello, Hinze quiere mantener a su hijo lo más activo posible.
«Nicholas ha participado en las Olimpiadas Especiales desde que estaba en la escuela primaria», dijo. «Lo mantenemos muy ocupado».
Conseguir un perro
Hace seis años, Hinze sorprendió a su hijo con un cachorro, al que llamaron Hemi. Es en parte Shih Tzu y en parte Rashon.
«En realidad estaba de vacaciones cuando mamá lo consiguió», dijo Napolitano a The Epoch Times.
Hinze y el padre de Napolitano estaban divorciados en ese momento, y Napolitano estaba visitando a su padre. Cuando volvió, tenía un perro.
Hinze, su segundo marido con el que se casó en 2018, y Napolitano viven en Augusta, Wisconsin. El padre de Napolitano falleció en 2021.
Hemi inspira un negocio
Napolitano se graduó de la escuela secundaria el año pasado y actualmente asiste a una escuela para adultos jóvenes con discapacidad, donde aprende habilidades para la vida. Pero el plan de Hinze era encontrarle un empleo después del instituto.
Hinze había trabajado como entrenadora de vida para estudiantes con discapacidades en el instituto de su hijo antes de que éste fuera allí.
«Veía que muchos chicos [con discapacidades] se graduaban y no conseguían trabajo», dijo. «Así que ya había pensado: ‘Bueno, no quiero que eso le ocurra a Nick’. Así que tenemos que idear un negocio para él’.
«Ni siquiera estaba segura de cuál sería el negocio. Todo lo que sabía era que me encantaba hornear y a Nick también».
Un día, estaban listos para hornear magdalenas cuando Hinze echó un vistazo a Hemi y pensó en golosinas para perros.
«Sabía que quería que fuera una receta fácil, y sabía que quería que fuera una receta que no tuviera conservantes», dijo. «Necesitaba que fuera algo fácil de recordar para él. Así, cuando hable de sus golosinas para perros, podrá decirle a todo el mundo de qué están hechas».
Se decidieron por una receta con harina de avena, mantequilla de maní y plátano.
Una vez que empezaron a hacerlas, corrieron la voz en las redes sociales.
«Se disparó», dice Hinze. «Hacíamos algunos y los empaquetábamos individualmente, y conducíamos por todas partes y repartíamos todas estas golosinas para perros, y todo el mundo decía: ‘Deberían hacer un negocio con esto'».
Y así lo hicieron.
Crecimiento exponencial
Antes de que se dieran cuenta, su producto se vendía en 21 tiendas de todo Wisconsin, incluyendo cafeterías, una importante tienda de comestibles, cinco ferreterías Ace, algunas boutiques, algunos restaurantes y un club de nutrición.
«Todas esas tiendas se pusieron en contacto con nosotros», afirma Hinze.
Lo atribuye a la exposición que han tenido en las noticias de televisión, en los programas de radio y en las revistas.
«Hemos pasado de una tienda a 19 en un año», dijo Hinze.
El objetivo era tener una tienda de repostería en la que pudieran fabricar y vender las golosinas para perros, porque hornearlas en casa ocupa toda la cocina y un dormitorio, que les sirve de base para enviar las golosinas a vendedores lejanos.
Descubrieron un pequeño edificio en venta en las cercanías. Lo compraron en mayo y empezaron las reformas en junio. La inauguración está prevista para octubre.
No solo golosinas para perros
«Tuvimos mucha gente que nos decía: ‘Bueno, no tenemos perro, pero aun así queremos apoyaros'», explica Hinze.
Así que Hinze y Napolitano se asociaron con Door County Coffee & Tea Co. y venden también sus productos.
Además, venden pegatinas, velas, camisetas y tazas de café «Nick’s Dog Treats», pero las golosinas y el café son los productos más vendidos.
Sus golosinas para perros también son atractivas para los gatos.
«A los gatos les encantan nuestras golosinas», dice Hinze. «Hay gente que las compra y nos envía videos de sus gatos comiéndolas».
Napolitano dijo: «Mi amigo Ethan tiene un gato, y le dio a su gato algunas de mis golosinas para perros. De hecho, se las comió todas».
El futuro
Hinze cree que, puesto que el negocio ha sobrevivido durante cuatro años —que incluyeron la pandemia de COVID-19— y ya le han preguntado dos veces por la franquicia, seguirá teniendo éxito.
Napolitano seguirá estudiando dos años más y también trabajará unas horas a la semana con un preparador laboral en Goodwill, poniendo precio a la mercancía.
Pero una vez que haya terminado, se centrará en el negocio de las golosinas para perros a partir de ese momento.
«‘Tu tienda de golosinas para perros será tu carrera'», dijo Hinze. «Eso es lo que siempre le digo».
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