Un niño de 10 años con ambiciones de hacerse cargo de la granja de vacuno de 200 acres de su familia en Wisconsin invirtió los ahorros de toda su vida en un raro tractor antiguo para ayudar a sus padres.
Caleb Bergner es muy trabajador y uno de los cuatro hermanos que se crían en la granja Bergner Beef Family Farm de Pulaski en Wisconsin. Caleb asiste a un colegio católico cercano, pero cuando no está centrado en las tareas escolares, está lanzando balas de paja de 50 libras, alimentando a los terneros y al ganado, y cuidando la tierra con su madre y su padre. La madre, Jill Bergner, de 40 años, es agricultora de cuarta generación.
«¡No es muy frecuente que los niños te pidan un tractor!». dijo Jill a The Epoch Times. «Nuestro vecino… estaba a punto de cumplir 93 años y dijo que había llegado el momento de recortar gastos, así que lo puso a la venta».
«Pasamos por delante de el durante dos días, y Caleb y su hermano pequeño no paraban de rogarme que nos detuviéramos allí y le preguntáramos al tipo cuánto quería, así que lo hicimos. Lo único que dijo mi marido fue: ‘Ya no fabrican estos tractores’, así que entonces supimos que íbamos a comprarlo».
Caleb compró la bien conservada McCormick Farmall Cub de 1948 el 2 de mayo por 2800 dólares con el dinero ahorrado en ocho años de tareas domésticas y vendiendo animales en la feria del condado. El padre de Caleb, Jason, que ha montado tractores desde los 12 años y utiliza un arado John Deere y una grada de arrastre para trabajar la tierra, enseñó a Caleb cómo cuidar de su nueva máquina.
El granjero en ciernes, que planea arar el huerto, recoger piedras y «arrastrar cosas» con su Cub y su carreta, dijo: «[Me siento] muy bien, porque es el primero que tengo. … [Mi padre] dijo que era una buena oportunidad en la vida para conseguirlo, porque de lo contrario podría intentar comprar otro tractor, podría ser demasiado dinero, y yo podría no tener suficiente».
Caleb, que ha trabajado en el campo «toda su vida», ya sabe hacer múltiples tareas en la granja. Y él y sus hermanos también han montado en el John Deere con su padre desde que eran bebés.
Jill dijo que todos sus hijos les han visto trabajar en la granja, y una vez que tuvieron «edad suficiente para sostener una escoba» fue cuando empezaron a ayudar en la granja. «Ese fue el primer trabajo de Caleb, aprender a barrer el pienso para los animales», dice Jill.
Para Caleb, su sueño es «trabajar duro y aprender a arreglar cosas».
La madre dijo: «Mi marido y yo pensamos que éste sería un buen proyecto de iniciación para que aprendan los niños de su edad. No solo tiene este tractor, sino que ahora tiene que mantenerlo. … Más adelante, puede que se rompan cosas y tendrá que aprender a arreglarlo». dijo Jill.
La orgullosa madre dice que su hijo es muy trabajador y le encanta ser el centro de atención. Dada su dedicación a los animales y a la tierra, la familia trabaja siete días a la semana, llueva o haga sol, y le resulta difícil tomarse vacaciones. Pero no se quejan, dice Jill, cuyos cuatro hijos han aprendido habilidades prácticas y el valor del trabajo duro ayudando a mantener la granja a flote.
Jill desearía que más niños pudieran tener una experiencia tan práctica, e incluso aprender a amar esta vida, como Caleb.
«La vida en el campo es muy diferente de la vida en la ciudad», dice. «Aprendes sus altibajos cada día; las cosas pueden cambiar, el tiempo puede cambiar, los animales pueden enfermar, la vida cambia día a día, pero te sobrepones y trabajas en familia. Ojalá más niños pudieran tener esa experiencia y aprender a ser responsables».
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