Un niño maltratado y marginado por su familia al sospechar que era un brujo, estaba a las puertas de la muerte cuando una ONG lo encontró solo en las calles de Nigeria. El niño estaba tan débil y enfermo que sus rescatistas temían que muriera.
Sin embargo, al día de hoy, casi dos años después del rescate y rehabilitación, Saviour es uno de los niños más felices que la ONG, Tierra de Esperanza, ha conocido.
El 12 de diciembre de 2019, los fundadores de Tierra de Esperanza, Anja Ringgren Lovén, y su esposo, David Emmanuel Umem, recibieron una llamada pidiendo un rescate urgente. Se estaban preparando para una fiesta de Navidad, pero dejaron lo que estaban haciendo para acudir rápidamente al lugar, a 30 minutos en auto de su Centro Infantil en el estado de Akwa Ibom.
«No sabíamos qué esperar», dijo a The Epoch Times, Anja, que lleva casi ocho años rescatando niños,. «La persona que nos llamó había visto a un niño pequeño, semidesnudo, en la carretera (…) nos sorprendimos mucho cuando vimos al niño».
Describiendo más a fondo el estado físico del niño, Anja recordó: «Solo llevaba unos pantalones sucios que no podía sostener. Tenía mucho dolor, apenas podía caminar y lloraba a gritos».
«Su estado era muy crítico; era una cuestión de vida o muerte. Había sido víctima de abusos sexuales y de maltrato», añadió.
El niño, que pudo decir a los rescatadores su nombre —Saviour— dio VIH positivo. Cuando llegó al centro, le diagnosticaron paludismo, tifus, una infección de lombrices, graves hematomas y desnutrición.
En vista de su estado, Anja dudó que sobreviviera, pero lo llevaron de urgencia a un hospital.
«No soy médico, pero he sido testigo de muchos maltratos a niños, y Saviour no solo sufría mucho, sino que estaba realmente muy enfermo», explicó. «No paraba de preguntar a nuestra enfermera si creía que sobreviviría porque, aunque le dimos inmediatamente medicamentos para el VIH, temía que fuera demasiado tarde».
Sin embargo, Saviour tenía un espíritu de supervivencia en su interior. A pesar de su trauma, mejoró en el centro. Tan solo una semana después, recuperó las fuerzas para caminar por Tierra de Esperanza y ver a otros niños jugar al fútbol.
Después de tres semanas, empezó a ir a la escuela. Anja, conmovida por su transformación, publicó las fotos de Saviour en Facebook.
Según la fundadora de la organización benéfica, los otros jóvenes residentes en el Centro Infantil de la ONG también han desempeñado un papel muy importante en la rápida recuperación de Saviour.
«Cuando rescatamos a los niños y los llevamos a Tierra de Esperanza, y están entre otros niños, se sienten más seguros», dijo a The Epoch Times. «También son nuestros niños los que acogen a los nuevos; [ellos] los bañan y les dan comida».
Anja cree firmemente que: «Cuando los niños reciben el tratamiento médico adecuado, y mucho amor, cuidado y protección, se sienten seguros. Realmente pueden sobrevivir a todo».
Hoy, los rescatistas de Saviour lo describen como el «niño más feliz, a quien le encanta jugar y divertirse». Modesto y educado, Saviour disfruta asistiendo a la escuela. Se sabe que su familia nunca lo envió a la escuela, por lo que la oportunidad de aprender cosas nuevas y leer libros ha renovado el espíritu de Saviour y le saca una enorme sonrisa.
Anja afirma que a más de 10,000 niños se les acusa de ser brujos cada año en Nigeria. Desafortunadamente, la mayoría no sobrevive.
«Para mí, ser testigo de la increíble transformación de todos nuestros niños es lo que hace que la vida sea hermosa», dijo a The Epoch Times. «Me siento muy honrada de formar parte del desarrollo de los niños, y a veces creo en los milagros».
«Con frecuencia me resulta difícil creer que los niños que han sido maltratados, torturados y marginados por toda una comunidad, y abandonados para que mueran en la calle con el sentimiento de no ser dignos de amor, puedan sobrevivir a tales horrores e incluso volver a ser felices», reflexionó. «Todo lo que necesitamos es amor».
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