Un niño de 8 años con un corazón de oro y el deseo de ayudar a hidratar a cientos de motociclistas que pasan por las Colinas Negras, en el oeste de Dakota del Sur, durante la concentración anual de motos de Sturgis, montó un puesto de limonada que se hizo inmensamente popular y recaudó más de 30,000 dólares para un hospital infantil.
«Fue una locura», dijo a The Epoch Times Wyatt Dennis, aficionado a las motos, de Piedmont, Dakota del Sur.
Su madre, Robin, de 40 años, está totalmente de acuerdo: «Nos impresionó la generosidad de la gente, no esperábamos que el puesto de limonada de un niño se convirtiera en esto».
La idea de Wyatt de montar un puesto de limonada gratis surgió cuando él y su madre vieron pasar motocicletas desde la cubierta de la casa que estaba viendo para comprar.
Wyatt, que está en tercer grado, nunca olvidó la idea y cuando la familia compró la casa al año siguiente, les dijo a sus padres que estaba listo para poner su puesto de limonada.
Al tratarse de una iniciativa suya, sus padres dejaron claro que tendría que ayudar a mezclar, servir la limonada en vasos y servirla, y que ellos solo estarían ahí para apoyarlo. El año pasado, sirvieron unos 20 galones de limonada durante toda la concentración.
«Decidimos hacerlo gratis porque queríamos enseñarle que, cuando uno se esfuerza, puede lograr cualquier meta que se proponga», dijo Robin. «Y en este caso, era un Lego».
Según Fox News, Wyatt no solo recibió suficiente dinero para comprar lo que quería, además hizo una donación para el Hospital de Investigación Infantil St. Jude.
Wyatt dijo a The Epoch Times que eligió ese hospital en especial porque quiere ayudar a algunos niños: «Quiero ayudar a una organización benéfica con niños».
Con el éxito del año pasado, Wyatt y sus padres decidieron montar un puesto de limonada para los motociclistas este año también, esperando la llegada del mismo público. El primer día, Wyatt vendió 20 galones de limonada en una hora y calcula que recibió unos 700 dólares ese día.
Ese mismo día, una motociclista llamada Tracy, que se alojaba en un camping cerca del puesto, se detuvo a tomar una limonada. En los días siguientes, volvía a pasar por ahí.
Impresionada por el esfuerzo del chico, compartió un posteo del simpático puesto de limonada en uno de los sitios web de la concentración. Desde ese momento, todo se extendió y el esposo de Robin empezó a recibir mensajes de texto de la gente sobre el puesto de limonada de Wyatt.
«No teníamos idea de lo que estaba sucediendo. Sentimos un poco de miedo en un momento porque definitivamente no teníamos suficiente limonada», dijo Robin.
Durante los días siguientes, recibieron a miles de personas. Robin dijo que a los cinco minutos de poner la mesa, se acercaban unas 40 personas.
«Es divertido ver a tu hijo interactuar con la gente», dijo Robin. Para la mamá de Wyatt, fue muy emotivo ver a personas que no se conocían reunirse en el puesto, hablar y relacionarse.
«Es muy bonito ver a la comunidad de motociclistas reunirse y ver lo generosos que son», dijo Robin.
Wyatt, que saludaba a todos los motociclistas que pasaban por el lugar, también tiene un libro con los registros de todos los que visitaron su puesto de limonada que incluye a motociclistas de diferentes estados de Estados Unidos, Canadá, México e Inglaterra.
Uno de los días, la gobernadora Kristi Noem también se detuvo en el puesto de limonada de Wyatt.
Este año, las donaciones al puesto de limonada de Wyatt se dividieron en tres categorías: El 50 por ciento para la universidad, el 35 por ciento para el Hospital de Investigación Infantil St. Jude y el 15 por ciento para una motocicleta de cross.
Según una publicación en Facebook, Wyatt donó 31,394 dólares al hospital.
Robin dice que ella y su esposo están muy orgullosos de Wyatt, a quien describe como un niño «extrovertido» y «agradable», que no duda en hablar con la gente, estrechar la mano de alguien o mostrar gratitud a un veterano de guerra por su servicio.
Robin dice que con el puesto de limonada, ella y su esposo no pretendían hacer nada extraordinario o sobresaliente, sino simplemente enseñar a su hijo a ahorrar, gastar y dar.
«Así es como estructuramos nuestra vida y lo que nos han enseñado», dijo Robin. «Espero que lo mantenga por el resto de su vida».
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