Perder a un ser querido es una de las experiencias más dolorosas. Y aunque la vida nos golpee, la lucha, la angustia y las lágrimas pueden transformarse de una pesadilla a un acto sublime desde el cual podremos levantarnos con esa fuerza que nos da la fe en Dios.
Landon Whitley nació en 1989 en un pequeño poblado de Carolina del Norte. Esa mañana de un domingo de 1997, como cualquier otro, Julie Kemp, su esposo Andy y su hijo Landon de 8 años, regresaban a casa luego de haber asistido a la iglesia cuando una ambulancia que venía a velocidad salió de una intersección y chocó el carro en el que viajaba la familia dejándolo completamente destrozado.
Andy falleció instantáneamente, mientras que los socorristas lograron estabilizar a Julie. En un primer momento, los que estaban ayudando en el rescate pensaron que solo había dos personas en el lugar del accidente, debido a que el carro estaba completamente destrozado, pero luego encontraron el zapato de un niño, por lo que procedieron a hacer una búsqueda más profunda.
“No podían ver su cuerpo por el daño que se había hecho al automóvil por el lado del conductor, y Landon viajaba detrás de su padre”, relató Julie a la cadena CBN.
Cuando los socorristas lograron sacar a Landon de la parte trasera del coche, éste no respiraba por lo que todos se dedicaron a hacer lo necesario para traerlo de vuelta.
El niño fue resucitado y trasladado al Centro Médico de Carolina. Sin embargo, sufrió dos muertes más, por lo que los médicos advirtieron a Julie que si Landon sobrevivía podría tener daño cerebral. “Los médicos me dijeron que si Landon sobrevivía, sería como un bebé de ocho años, que no podría caminar, ni comer. Yo estaba desesperada, él era lo único que me quedaba y dije que lo aceptaba”.
La mujer había perdido a su esposo, lo último que escuchó de él fueron sus gritos. “No vi la ambulancia ni tampoco entendí lo que gritaba, pero la última cosa que escuché de él fue que estaba gritando”.
Julie estaba llena de decepción y rabia durante el funeral de su esposo, al que tuvo que asistir mientras su hijo estaba hospitalizado. «Yo estaba muy decepcionada, con el corazón roto”, confesó Julie. “No entendía por qué había pasado esto, por qué Dios no envió ángeles para protegernos”. «Pero también recé más fuerte de lo que había rezado en mi vida para que mi hijo sobreviviera».
Landon había sufrido un traumatismo craneal masivo durante el accidente y permanecía en coma. «Estaba enganchado a todo tipo de máquinas para mantenerlo vivo», dijo Julie a CBN. «Y no había señales. No había nada bueno o malo. No veía que sucediera nada. Seguí rezando para que abriera los ojos”.
Luego de dos semanas en las que permaneció en coma, el pequeño abrió los ojos y para asombro de todos no tenía daño cerebral. Era una noticia muy buena, pero en medio de la alegría, Julie se sentía mal porque sabía que tenía que decirle a Landon que su padre había muerto en el accidente.
Julie recuerda llena de dolor que su hijo tenía cicatrices en la cara y la cabeza, ella no quería causarle más daño. Le preguntó a Landon, «¿sabes dónde está tu papá? Y él le contestó: “Sí, sé dónde está, lo vi en el Cielo”.
En la entrevista con la CBN, Julie relata que aunque han pasado muchos años del accidente, Landon recuerda claramente sus increíbles experiencias en el cielo.
Recuerda que vio a su padre y a su amigo Olan Palmer que había fallecido hacía menos de un mes antes que él. “Fue divertido” cuenta Landon “porque me acuerdo de todos nosotros como si hubiésemos estado en una plaza, ninguno habló nada, pero estábamos allí”.
Julie cuenta que la miró y le dijo: “Oh mamá, por cierto, me olvidé de decirte que vi a tus otros dos hijos”, ella lo miró porque no estaba segura de lo que estaba hablando, pero lo cierto es que antes de tenerlo a él, tuvo dos abortos espontáneos. Nunca le habían compartido a Landon que había perdido dos hijos antes que él naciera y los vio en el cielo.
Landon relata que él sabía que eran sus hermanos sin que nadie se lo hubiera dicho, supone que tal vez por el solo hecho de estar en el cielo ya se sabía.
Ahora, luego de haber compartido el dolor, Landon y Julie comparten su historia con otras personas que están luchando con la pérdida y la necesidad de una esperanza. “No entendí en 1997, por qué Dios no había enviado ángeles a protegernos. Ahora sé, que sí habían ángeles y que estábamos protegidos, ahora estamos viviendo de acuerdo al plan que Él tenía para nosotros”, asegura Julie.
“El Dr. Stanley Getz es el cirujano plástico que reconstruyó la cara de Landon. Él dijo que cada hueso en la cabeza de Landon estaba quebrado o aplastado y usó la foto de tercer grado para la cirugía. No solo es un médico extraordinario, sino también el mejor ser humano”, dijo Julie en su página de Facebook. “No hay palabras para agradecer todo lo que hizo por nosotros”.
Landon tiene 23 placas de metal en la cabeza, su nariz está reconstruida con la parte posterior de su cráneo y no puede ver por su ojo izquierdo, pero hoy en día vive sobre todo una vida normal, publicó Fox News .
Su madre, Julie Kemp, recientemente escribió un libro que detalla los años de duelo por su familia y también habla sobre la experiencia celestial de su hijo.
«En lugar de quedarme atrapada en el dolor o en lugar de enfadarme con Él, puedo usar esta historia para ayudar a otras personas a no darse por vencidos y a mantener su fe durante el duelo», comparte Julie.
Existe el caso de muchas personas que son muy escépticas y solo creen en lo que ven; otras, sin embargo, tienen la mente abierta a cualquier cambio que pueda surgir ya sea una situación sobrenatural, o que esté fuera de una explicación racional. Muchas otras, no creerán debido a que tal vez, vivimos en una ilusión que no nos permite adentrarnos y aceptar situaciones que nos causan temor por ser desconocidas.
Una verdadera historia de dificultad y resiliencia que te hará emocionar hasta las lágrimas
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