Las fotos de un niño sin hogar adoptando a un perro callejero para luchar contra la soledad captaron la atención de los internautas de todo el mundo.
Ningún niño debe ser forzado a vivir en la calle. Es un mundo triste en el que vivimos, cuando esto se ha convertido en la norma en muchos países.
Quezon City, en Filipinas, tiene casi 3.000 niños de la calle; la mayoría ha huido de una educación violenta, del abuso sexual, de las drogas, del alcohol o quizás de un hogar destrozado.
Este joven, Rommel Quiminales, ha estado sobreviviendo en las calles desde que tenía 10 años. Su familia se había separado y no había nadie que se ocupara de él.
Por lo tanto, se vio obligado a independizarse desde muy joven.
Cuando Maria Kabs se encontró con Rommel en una calle en 2015, no pudo evitar conmoverse por su difícil situación, así que lo entrevistó y tomó unas cuantas fotos para compartirlas en Facebook.
El entonces niño de 11 años se había hecho amigo de un pequeño cachorro, al que llamó Badgi, y Maria podía ver que el perro era todo para el niño solitario. Rommel no iría a ninguna parte sin él.
Badgi también quiere mucho al niño y ayudó a protegerlo de otros niños que intentaron robar el dinero de Rommel.
Rommel le dijo a Coconuts Manilla: «Cuando esos chicos que huelen pegamento me intimidan, les ladra y se alejan».
Cuando Rommel ahorra suficiente dinero, toma el autobús para visitar a su hermana mayor que vive en San José. Como trabajadora de una fábrica, gana muy poco y no tiene los medios para cuidar de él. Rommel también mencionó que no hay electricidad en su casa y que se usa una lámpara de gas para alumbrar.
Rommel, que dejó la escuela en segundo grado, expresó su deseo de poder volver a la escuela: «Estoy ahorrando el dinero que recaudo de la mendicidad y ya he comprado un cuaderno».
También añadió que después de eso, le gustaría ser actor o quizás veterinario, ya que le encantan los animales y también le gustaría cuidarlos.
Mucha gente estaba interesada en la historia de Rommel, y la foto de él abrazando a su perro fue compartida en innumerables ocasiones en las redes sociales, obteniendo también la atención de los medios de comunicación.
Según una actualización de Coconuts Manila, un mes después de que las fotos de Rommel se volvieran virales, logró matricularse de nuevo en la escuela.
Regresa a Quezon City los fines de semana para seguir mendigando. Esperemos que todo salga bien para este pequeño niño y su perro.
En efecto, no es fácil estar sin hogar, ya que hay que protegerse del calor, del frío y de los días difíciles. Esta historia nos recuerda que debemos estar agradecidos por todo lo que tenemos.
¡Los perros son tiernas mascotas que dan amor incondicionalmente!
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