Cuando te sientas desanimado, recuerda esto: «Mientras haya vida, hay esperanza». A continuación, volvemos a contar una historia que ilustra mejor la afirmación anterior.
Un día, un joven desempleado fue a una gran empresa para solicitar el puesto de oficinista. El gerente de recursos humanos lo entrevistó y luego le hizo una prueba para limpiar el piso.
«Está contratado», dijo el gerente de reursos humanos, después que el hombre pasó la «prueba» con éxito.
El gerente le dijo, «Dame tu dirección de correo electrónico y te enviaré el formulario de solicitud para que lo rellenes, así como la fecha en la que debes presentarte a trabajar».
El hombre simplemente contestó: «No tengo computadora. Tampoco tengo un correo electrónico».
Lo que vino después fue una respuesta inesperada del gerente de recursos humanos: «Lo siento. No puedes tener el trabajo si no tienes un correo electrónico».
El hombre dejó la compañía, sintiéndose desesperado. Solo tenía 10 dólares en el bolsillo. ¿Qué podría hacer para sobrevivir?
Con esos 10 dólares, compró una caja de tomates en un supermercado. Pensó que podría vender los tomates para ganarse el pan de cada día.
Así que fue a vender tomates de puerta en puerta. En menos de dos horas, vendió todos sus tomates y duplicó su capital de 10 dólares.
El hombre decidió intentar vender más tomates, y nuevamente lo hizo con éxito varias veces más, ganando 60 dólares. Se dio cuenta de que era capaz de sobrevivir si seguía así.
Así que empezó a vender de puerta en puerta todos los días. Cada día, salía temprano y regresaba a casa tarde. Trabajó sin descanso. Su dinero se duplicó y triplicó con el paso de los días.
Pronto, pudo comprar un carro usando sus ganancias, y luego, un camión.
Creció con éxito su negocio, y poco después, tuvo su propia flota de vehículos de reparto.
Cinco años después, el hombre se convirtió en uno de los mayores minoristas de alimentos de Estados Unidos.
Ahora que tuvo éxito, comenzó a planear para el futuro de su familia, y llamó a un corredor para elegir un plan de seguro de vida.
Al final de su conversación telefónica, el corredor le pidió al hombre su correo electrónico.
El hombre respondió: «No tengo correo electrónico».
El corredor se sorprendió. «No tienes un correo electrónico, pero aún así, lograste construir un imperio. ¿Puedes imaginarte qué posición podrías tener si tuvieras un correo electrónico?
El hombre se quedó callado durante un rato, antes de eclamar: «¡Un oficinista!».
¿Esta historia motivadora te dejó inspirado? Cuando la vida no salga como lo planeado, no te desanimes, ya que siempre hay una salida para los que lo intentan.
Tal como dijo el físico teórico inglés Stephen Hawking: «Por muy mala que parezca la vida, siempre hay algo que puedes hacer y en lo que puedes tener éxito. Mientras haya vida, hay esperanza».
Recuerda, «una puerta cerrada todavía tiene una salida», pero «una mente cerrada no». ¡Nos esperan mejores oportunidades si nos mantenemos optimistas!
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