El rostro del verdadero amor está más allá de la apariencia, como lo demuestra este hombre, cuando la cara de su novia quedó desfigurada. Su amor continuó creciendo hasta el punto en el que no pudo vivir sin ella ni siquiera un día.
Jayaprakash P., también conocido como Jai, es un hombre guapo de la India. Conoció a una hermosa joven, Sunitha Nair, durante su último año de secundaria.
«No sé por qué la miraba», dijo Jai, mientras recordaba la primera vez que vio a Sunitha. «Llegaba tarde a clase. Entró, caminando y se fue a su asiento. Desde ese momento, mis ojos estaban sobre ella. Al día siguiente, cuando la conocí, empezó a saludar con un ‘buenos días'».
Los jóvenes adolescentes pasaron mucho tiempo juntos y se hicieron grandes amigos. «Compartimos lecciones juntos, comida juntos, todo juntos, solo que yo no sabía lo que sentía por mí», dijo Sunitha.
Después de la graduación, perdieron el contacto durante unos años, pero el destino quiso que se hicieran amigos a través de las redes sociales. Se encontraron de nuevo después de que Sunitha lo llamara en su cumpleaños y a partir de ese día, su amor floreció.
Un día, cuando Sunitha conducía hacia su casa, se vio envuelta en un accidente. Su auto rodó y patinó en la carretera. Fue arrojada parcialmente por la ventana lateral, mientras que su cara se raspó a lo largo del pavimento durante varios metros. El resto de su cuerpo estaba ileso.
Jai se enteró de lo que pasó y corrió al hospital. Cuando vio la cara de Sunitha, sus lágrimas cayeron sobre su rostro, lloró tanto que, ella, sintió lástima por él.
Regresó a casa y analizó sus sentimientos. No podía dormir, ni podía dejar de pensar en Sunitha. No podía negar los sentimientos que sentía por la encantadora chica que llegó a conocer y amar.
«Mis sentimientos hacia ella no habían cambiado. Sabía que ella era la chica para mí. Nada más importaba. Al día siguiente, le propuse matrimonio», dijo Jai.
No esperó y al día siguiente, cuando la vio en el hospital, le pidió la mano en matrimonio. Sunitha estaba tan sorprendida que se rio en voz alta, pensando que estaba bromeando.
Jai recordó el momento: «Dije que nos casaramos» y luego dije: «Estoy enamorado de ti».
Al darse cuenta de que Jai hablaba en serio, Sunitha aceptó su propuesta.
Después de que Sunitha fuera dada de alta del hospital, Jai fue a visitarla a su casa.
«Eran las tres de madrugada y ella esperaba en la terraza de su casa y yo fui allí», recordó Jai.
Él preparó tres rosas para darle a ella y dijo: «Vamos a casarnos».
«Dije que sí», dijo Sunitha. «Fui la mujer más feliz del mundo ese día».
Jai y Sunitha ahora tienen una hermosa niña que nació de su unión llamada Atmia, que significa «mi alma».
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