Cientos de chimpancés que viven en África caminan como humanos, y los motivos de su extraño desplazamiento no son muy alentadores.
El santuario de chimpancés de Sweetwaters, en Kenia, alberga a animales salvajes que han sido rescatados por maltrato animal, pero un importante número de chimpancés se distinguen por su forma de desplazarse.
Sí, caminan de manera parecida a los humanos. Y el razón es triste.
Debido al cautiverio y al abuso de tantos años, estos monos han desarrollado una postura erguida de humano.
Antes de ser llevados al santuario, estos chimpancés vivían en casas donde fueron encadenados y enjaulados por sus dueños después de volverse inmanejables como mascotas domésticas.
Cuando estos animales salvajes crecen lo suficiente y sus dueños no quieren ni pueden convivir más con ellos en sus casas, deciden encerrarlos.
Pero sus jaulas suelen ser tan estrechas que los animales solo pueden permanecer parados. Entonces desarrollan una postura que no es normal para ellos.
«Poco» es uno de esos chimpancés maltratados. Durante 9 años vivió en una casa de Burundi en una jaula tan estrecha donde no tenía lugar para moverse.
Timothy Mwangi, su actual cuidador, quien ha trabajado en el santuario keniano por 18 años, le dijo a la BBC que el chimpancé aún recuerda cómo vivía en esa angosta jaula.
Sus inusuales posturas son el rastro imborrable de casi una década de maltrato animal.
«Max» es otro de los chimpancés maltratados que el santuario acogió, y se pone muy agresivo cuando ve a alguna persona con vestimenta camuflada. Es su reacción al vívido recuerdo del asesinato de sus padres.
Aunque para la ONU los chimpancés son una especie en peligro de extinción debido a la deforestación y la destrucción de su hábitat natural, algunas personas buscan tenerlos como mascotas y los llevan a vivir en sus casas cuando son bebés, y todo gracias al contrabando mediante documentos falsos.
Estos indefensos animales son transportados en arriesgados viajes en pequeñas e inadecuadas cajas etiquetadas para el transporte de mascotas de pequeño tamaño.
En condiciones tan adversas, algunos ejemplares fallecen durante el traslado. Los que sobreviven tienen un futuro amenazado.
Aunque de pequeños los chimpancés son graciosos y apreciados, cuando crecen y desarrollan su fuerza, tamaño y agresividad, comienzan a sufrir rechazo, reclusión, abandono y maltrato.
Para tratar de contenerlos, los dueños los enjaulan o encadenan. Otros con suerte, llegan al santuario de Kenya.
Ahí el personal los atiende y les brinda los cuidados de los que estos animales carecieron en la mayor parte de su vida para reintegrarse a la vida salvaje del santuario.
“Es mi trabajo favorito, dice Timothy. «Me gusta trabajar con ellos”.
Timothy asegura que “uno aprende de ellos muchas cosas», y que nunca se cansara de ellos.
El santuario de chimpancés Sweetwaters surgió con la colaboración de Ol Pejeta Conservancy, Kenya Wildlife Service (KWS) y el Instituto Jane Goodall para dar refugio de por vida a chimpancés huérfanos y maltratados de África, dice la página sobre el santuario.
Sweetwaters alberga, rehabilita y cuida a 37 de estos chimpancés maltratados.
Y más de 800 chimpancés huérfanos y maltratados han encontrado una nueva vida en la alianza de 18 santuarios en 12 países de África, menciona la misma página.
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