La «energía contagiosa» y ganas de vivir de Izabel Loiola, una paciente brasileña que se encuentra en cuidados paliativos debido a cáncer en la sangre, hicieron que el equipo del hospital donde se encuentra actualmente realizaran su sueño de visitar el mar, rodeada de su familia.
Izabel Loiola, residente de Tauá, en Ceará, Brasil, es una paciente especial para el equipo de cuidados paliativos y hematología que la acompañan en el Hospital Universitario Walter Cantídio (HUWC), donde ha estado internada desde el 27 de diciembre pasado.
«Izabel, desde el principio, nos impactó de una manera muy especial, principalmente por su energía contagiosa, la alegría de vivir y el increíble ser humano que es», dijo Yuri Nassar, un médico residente, de acuerdo a la página del Gobierno de Brasil.
«Vimos y sentimos su gratitud por cada logro, desde los más simples, reflejando directamente nuestra vida como profesionales, abriendo y ampliando nuestros ojos a las cosas verdaderamente importantes de la vida», agregó.
Loiola, que fue diagnosticada de leucemia en septiembre pasado, pasó por tres protocolos de quimioterapia que no dieron resultado favorable, y un trasplante de médula ósea quedó descartado. Sin embargo, el equipo encargado de su caso se ha sentido motivado por las «demostraciones de fuerza» en la rutina de su día a día, según informa Diario do Nordeste.
El equipo de cuidados paliativos ―que atiende a personas que recibieron el diagnóstico de una enfermedad potencialmente mortal― atento a las necesidades de Loiola, había escuchado su deseo de visitar el mar.
«Esto es lo que más nos pidió, y los equipos se movilizaron para hacer realidad su deseo. Puede parecer poco, pero para ella era muy importante», explicó Cinara Franco, médica geriatra y paliativa coordinadora del Servicio de Cuidados Paliativos del HUWC.
Aunque no tiene perspectiva de alta, y necesita permanecer en el hospital para recibir transfusiones y antibióticos, decenas de profesionales de las áreas médica, asistencial y administrativa del hospital, se movilizaron para llevar a Loiola a la playa de Iracema, en Fortaleza.
«Amo el mar. El mar me da paz. Cuando estaba muy ocupada y vivía aquí, iba a la playa y escuchaba el sonido de las olas y eso me calmaba, me traía mucha paz. Era mucho más de lo que esperaba, esto es pura felicidad», dijo Loiola a G1.
Para la visita al mar, Loiola estuvo acompañada de toda su familia, incluido un bebé, el integrante más pequeño. Su sobrina Isadora Loiola, de 31 años, que ha estado durante todo el proceso de hospitalización, también fue parte de la bella visita al mar.
«Mi tía es una persona de fe y fuerza. Durante todo este tiempo de lucha contra la enfermedad, ella fue la que nos fortaleció», expresó Isadora, informó la página del Gobierno de Brasil.
«Lo que afrontamos junto a ella nos hace sentir que nunca podemos rendirnos. Nunca perdió la fe. Estamos muy contentos de que esté en la playa, que es un lugar que le gusta mucho», agregó Junior Loiola, de 30 años, otro sobrino de Loiola.
Parte del tratamiento actual de Loiola consiste en transfusiones de sangre, por las que dice sentirse agradecida, ya que ella fue donante desde los 22 años y estaba en el banco de donantes de médula ósea. Ahora la vida la ha puesto del otro lado.
«Cada vez que me llega una bolsa de glóbulos rojos digo ‘Dios mío, todo lo que he donado me lo devuelven’ […] Es la vida que una persona da a otra», reflexionó Loiola.
La leucemia se produce cuando hay un aumento anormal de células sanguíneas, en especial de glóbulos blancos, que son las células de defensa. El principal tratamiento es la quimioterapia, y dependiendo de cada caso, se puede realizar un trasplante de médula ósea.
Otro deseo de Loiola, es que su historia y lo que esta enfrentando, refuerce la donación de médula ósea, ya que «es un paso tan sencillo y puede salvar vidas».
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