Padres eligen su fe en lugar de abortar y salvan a bebé con defecto genético: «Dios tiene el control»

Por E. S. Armstrong
16 de marzo de 2022 2:00 PM Actualizado: 16 de marzo de 2022 2:01 PM

Una pareja de Chatsworth, California, se vio en una difícil situación cuando, a las 21 semanas de embarazo, les dijeron que su bebé tenía una hernia diafragmática congénita (HDC), un defecto genético que deja un agujero en el diafragma entre el pecho y la cavidad abdominal.

Para los padres Caleb y Abigail Ostrom, lo que parecía un callejón sin salida se convirtió en una oportunidad para confiar en Dios. Cuando su pediatra les ofreció la opción de abortar a su hijo, Theodore, su respuesta fue: «Dios nos dio este bebé y lo queremos pase lo que pase».

«Creemos firmemente que el Señor tiene el control de nuestras vidas, y que Él hace que todas las cosas sean buenas para los que lo aman», dijo la mamá Ostrom a The Epoch Times. «Estamos muy agradecidos por el regalo de nuestro hijo.

«La historia de Theodore nos recuerda que Dios no está sujeto a las limitaciones naturales. Esperamos poder contarle algún día a Theodore cómo Dios lo llenó a él y a nosotros de misericordia y gracia».

Caleb (izq.) y Abigail Ostrom con su hijo recién nacido. (Cortesía de Abigail Ostrom)
El bebé Theodore ahora. (Cortesía de Abigail Ostrom)

Ostrom, ama de casa y propietaria de un pequeño negocio, dijo que primero se sorprendieron al enterarse que estaba embarazada en agosto de 2019, y luego se «emocionaron» al saber a las 13 semanas que iban a tener un niño. Tras una ecografía a las 20 semanas, los remitieron a un perinatólogo debido al desplazamiento visible del corazón del bebé.

Una semana después, el perinatólogo realizó una ecografía detallada y descubrió que el estómago del bebé se había desplazado hacia la cavidad torácica, empujando el corazón hacia el lado derecho. El bebé de los Ostrom fue diagnosticado con HCD, y en ese momento se desconocía la gravedad de la hernia. Le dieron a los padres dos opciones.

La primera era observar y esperar. En este caso existía la posibilidad de que los pulmones se desarrollaran de forma insuficiente o que se pudiera realizar una intervención quirúrgica de oclusión endoluminal fetoscópica antes del nacimiento, o que la operación del recién nacido se realizara inmediatamente.

Abigail Ostrom durante su embarazo. (Cortesía de Abigail Ostrom)

«Mi esposo y yo mantuvimos la calma mientras [la perinatóloga] nos explicaba todo esto. Se retiró para dejarnos unos minutos a solas. Entonces me puse a llorar. Todo marchaba bien, nunca lo vi venir. En ninguna de nuestras familias había problemas genéticos, y yo solo tenía 27 años», dijo Ostrom.

Cuando la perinatóloga regresó, le ofreció a la pareja una segunda opción. Les preguntó si «querían continuar». «Caleb y yo no sabíamos a qué se refería», recuerda. «Luego comprendimos: nos estaba ofreciendo un aborto».

Su respuesta fue rápida y contundente: se quedarían con el bebé «pasara lo que pasara». Y, en ese momento, cuando les presentaron dos opciones, los Ostrom eligieron una tercera: orar. Acudieron a su iglesia y pidieron a los demás creyentes que rezaran. A medida que avanzaba el embarazo, muchas personas oraron por la familia.

«Hubo gente en al menos seis estados diferentes (y en Canadá) rezando por el bebé», dijo.

Caleb con el recién nacido Theodore. (Cortesía de Abigail Ostrom)

Sin embargo, a principios de 2020, el virus del PCCh se extendió por todo el mundo, lo que ocasionó cierre de ciudades y se congelaron algunas contrataciones. Los Ostrom quedaron sin trabajo, con un pequeño seguro y preparándose para dar a luz a un bebé de alto riesgo en medio de una pandemia mundial, donde los hospitales estaban escasos de personal y de políticas.

En las ecografías periódicas realizadas durante el embarazo se fue descartando la necesidad de realizar una operación de FETO, pero aún así no disminuía la preocupación.

«Caleb me ayudó mucho en los momentos en que mi ansiedad aumentaba. Sobre todo, aprendí a confiar en el Señor como nunca antes», dijo Ostrom.

Entonces, en la tarde del domingo de Pascua, el 12 de abril de 2020, empezó el trabajo de parto de Ostrom. Theodore, cuyo nombre significa «regalo de Dios», nació al día siguiente. Apenas unos segundos después de que la enfermera lo sostuviera y él lanzara un grito, fue trasladado rápidamente por el pasillo a la UCIN.

(Cortesía de Abigail Ostrom)

Los padres permanecieron en el hospital durante tres días y luego tuvieron que viajar diariamente a Los Ángeles para ver a su hijo. Como la normativa COVID-19 les prohibía visitarlo juntos, uno de los padres visitaba al bebé mientras el otro esperaba en el estacionamiento. Con solo 4 días de vida, operaron a Theodore de su hernia diafragmática y permaneció en la UCIN durante 18 días más.

Pasó un mes de observación y espera, pero finalmente los Ostrom llevaron a su hijo a casa. Aunque sufría de reflujo ácido, Theodore estaba sano y respiraba sin ayuda. Días después, se tranquilizaron al enterarse de que el seguro había cubierto toda la operación.

Un año después, durante una radiografía y una resonancia magnética se comprobó que la hernia había desaparecido. Hoy es un niño feliz con los típicos retos e intereses de un niño de su edad: una voluntad fuerte, una curiosidad sin límites, un apetito incesante y un amor por todo lo relacionado con los autos y la música.

(Cortesía de Abigail Ostrom)

Ostrom disfruta de la alegría y la responsabilidad de ser madre de Theodore y de la «oportunidad única de enseñarle sobre la vida» y, sobre todo, de contarle acerca de la gracia de Dios y lo que el Señor ha hecho por él.

La familia ha superado algunos obstáculos. Después de negarse a detenerse en su «callejón sin salida» y optar por seguir adelante y orar, ahora tienen una valiosa experiencia.

«El proceso de Theodore me ha enseñado que cada vida es un regalo precioso, que no hay que dar por hecho ni descartar por un supuesto defecto. Además, Dios no está limitado por los mecanismos naturales o los esfuerzos humanos, ya que actúa a nuestro favor», dijo.

«También confiamos en que la gracia de Dios es más que suficiente para sobrellevar los buenos y malos momentos».

(Cortesía de Abigail Ostrom)

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