Un padre de familia de Nueva York no dudó en bajar de peso para poder donar parte de su hígado a su hijo, de solo unos meses de edad.
Sean Kelley y su esposa Josie, de West Almond, Nueva York, Estados Unidos, son padres de 7 niños; Dylan, Meara, Christina, Tristan, Asher, y Silas y Sawyer, los más pequeños.
Sin embargo, Josie y tres de sus hijos, Tristan, Meara y Sawyer tienen un raro padecimiento genético llamado síndrome de Alagille, que afecta principalmente corazón e hígado. Es causado por anomalías en los conductos biliares, lo que provoca la acumulación de bilis que, a su vez cicatriza y causa severo daño.
Los padres habían pasado una cirugía de corazón con Tristán cuando solo tenía 3 meses y Meara padece de picazón constante. Pero Sawyer, el último de sus hijos —gemelo de Silas—, fue el caso más grave, ya que desde que nació comenzó a tener problemas con el funcionamiento de su hígado y con el tiempo solo parecía ponerse peor, según informaron los padres en entrevista a GMA.
«Quedó claro que su hígado se estaba deteriorando y que iba a necesitar un trasplante para tener más posibilidades de sobrevivir», dijo a Daily Mail el Dr. George Mazariegos, jefe de trasplantes pediátricos del Hospital Infantil UPMC de Pittsburgh.
Sin embargo, para que el bebé pudiera tener una oportunidad de vida, necesitaba el trasplante de un donante vivo. Ya que su madre padecía la misma enfermedad, automáticamente quedó descartada, pero había una posibilidad con Sean.
«Cuando llené por primera vez el formulario para hacerme la prueba y ver si era compatible, recibí un mensaje que decía: ‘Gracias por su interés. No califica para ser evaluado porque su IMC (índice de masa corporal) es muy alto'», recordó el joven padre.
Lejos de darse por derrotado, Sean comenzó de inmediato un cambio en su alimentación. De un día para otro, el motivado papá dejó atrás la comida no saludable que lo había mantenido con sobrepeso, y comenzó una dieta diligente que monitoreó a través de una aplicación en su teléfono móvil. Y no solo eso, también comenzó a realizar caminatas de dos a tres millas durante los descansos para el almuerzo.
«Quieres verlos prosperar. Quieres verlos felices. Quieres darles toda posibilidad que puedas de tener éxito en la vida, y esta era la oportunidad de hacer eso», dijo Sean a GMA.
La constancia y disciplina, pero sobre todo, el amor por su hijo, dio resultados. En escasos tres meses, desde agosto del 2019, Sean bajó de 260 libras a 220. En octubre, recibió una llamada del UPMC, donde le informaron que esta vez ya era compatible para el trasplante. «Fue verdaderamente abrumador… Literalmente tuve que sentarme y tomarme unos minutos», dijo Sean, recordando cuando recibió la esperanzadora noticia.
En diciembre del mismo año, Sawyer recibió el trasplante de parte del hígado de su padre, en una cirugía que el Dr. Mazariegos calificó de «compleja» pero exitosa.
«No podemos empezar a expresar lo agradecidos que estamos por todas las personas que han ayudado a Sawyer a lo largo de su viaje, pero nos gustaría empezar con un sincero agradecimiento, a Sean, el papá de Sawyer», publicó el hospital en su página de Facebook.
«Amamos a todos nuestros niños y estamos orgullosos de que, con su nuevo hígado, Sawyer haya podido luchar contra [su síndrome]», dijo el feliz padre a Daily Mail.
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