Jimmy y Marilyn Curcuru han vivido juntos en su casa de la zona de Portuguese Hill, en Gloucester, Massachusetts, durante más de 50 años. Criaron a sus tres hijos allí y anteriormente tenían un pequeño negocio en la comunidad.
Pero a finales de julio, la pareja recibió una nota anónima, supuestamente de un vecino, en su buzón. «¡Por favor, píntame!», decía la nota, denominando a su casa como una «monstruosidad».
Jimmy, de 71 años, dijo que estaba «muy molesto al principio», no por lo que decía la carta, sino porque quien escribió la nota «no tuvo el valor de firmarla».
Manifestó que sabían que su casa estaba en mal estado, pero que varios problemas de salud le habían impedido, recientemente a él y a su esposa, hacer grandes mejoras en la casa.
«Fue cobarde por su parte escribir una carta como esa», dijo Curcuru.
En 2006, Curcuru tuvo un ataque al corazón y una cirugía de bypass cuádruple. Su negocio de fabricación de marcos fue cerrado durante meses y «nunca se recuperó realmente de eso», dijo su hija Michelle Curcuru Baran a la CNN. Curcuru también desarrolló problemas renales por la medicación, el año siguiente de la cirugía.
A la esposa de Curcuru, Marilyn, de 72 años, se le diagnosticó esclerosis múltiple hace varias décadas y usaba una silla de ruedas eléctrica, pero se quedó postrada en la cama hace unos cuatro años. Su hija mayor, Lynanne, dejó su trabajo para convertirse en la cuidadora de su madre.
Curcuru trabajaba a tiempo parcial en una ferretería hasta hace dos meses. Su médico le había aconsejado que dejara de trabajar allí, hasta que la pandemia de Covid-19 mejorara, pero Curcuru decidió hace dos meses retirarse por completo para «quedarse más en casa y estar con [Marilyn] un poco más».
Baran dijo que su padre siempre hizo lo mejor que pudo, pero los problemas de salud hicieron que las reparaciones de la casa sean difíciles, tanto física como financieramente, para la familia Curcuru. Cuando ella, se enteró de la nota anónima enviada a sus padres publicó una foto de la nota en Facebook.
«A mi preocupada vecina, gracias por hacerme saber que mi casa necesita ser pintada. ¿Adivina qué? Ya lo sé. He intentado pintarla durante casi cuatro años», escribió Baran. «Yo mismo siempre paso por casas que se parecen a la mía y me pregunto qué pasa con sus vidas. No los juzgo, por no saber por lo que pueden estar pasando».
Una vez que Baran hizo público su posteo, la respuesta y el apoyo a su familia fue rápida, dijo.
Al día siguiente, la gente se ofreció a pintar la casa. El alcalde de Gloucester incluso se detuvo para preguntar cómo podía ayudar. En los días siguientes, un vecino creó una página de GoFundMe para la familia, y poco después, los medios de comunicación locales empezaron a informar sobre la historia, dijo Baran.
«El [posteo de Facebook] fue escrito el día que ocurrió, así que nuestro pensamiento original fue con ira, especialmente de mi hermana que vive en la casa con ellos y que ha sacrificado tanto, es el dolor y la ira al principio», dijo Baran. «Pero a medida que las semanas han pasado y se ve esta afluencia de la comunidad, en este punto la persona que escribió la nota no importa realmente».
Hasta la noche del 29 de agosto, la página de GoFundMe había recaudado casi 43,000 dólares, de más de 650 personas que donaron en todo el mundo. El dinero no solo financiará un nuevo trabajo de pintura, sino también la reparación de las goteras del techo de la casa y el reemplazo del revestimiento de madera podrida y de algunas ventanas que no han sido renovadas desde los años 50, dijo Baran.
Aunque todavía no saben quién les escribió la nota llamando a su casa una «monstruosidad», los Curcurus, que recientemente celebraron su 51 aniversario de boda en junio, dijeron que están agradecidos por todos los que han salido a apoyar a su familia.
«Es muy emotivo para mí hablar de ello. Para todos los que pusieron dinero, que nos enviaron cheques, vamos a enviar una nota de agradecimiento a cada uno de ellos. No tengo palabras para agradecerles lo que están haciendo», dijo Jimmy Curcuru.
CNN Wire contribuyó a este informe.
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