Una comunidad muy unida hizo realidad el sueño de casarse de una pareja de indigentes, y gracias a los esfuerzos de generosos donantes, fue un día inolvidable.
Daniel Kepkey, de 28 años, y Amber, de 32, se casaron en el Bellville Home Affairs de Ciudad del Cabo el 20 de octubre; se conocieron en la primavera de 2019. Ambos vivían con sus familias en ese momento, pero circunstancias difíciles los dejaron sin hogar.
La pareja vive actualmente en las calles del río Kuils.
«La gente me enviaba a las tiendas a hacer sus compras y fue entonces cuando vi a Daniel», dijo Amber a Daily Voice.
Usando excusas para visitar la tienda tres o cuatro veces al día, Amber conoció a Daniel. Un día, se sintió con el suficiente valor de pedirle su número. Daniel le propuso matrimonio durante el cierre por la pandemia en Sudáfrica.
Cuando la noticia del plan de la pareja de casarse se difundió entre amigos y parientes, llegaron ofertas para ayudarles a hacerlo.
La trabajadora comunitaria Dawn Roode, que dirige el comedor de beneficencia que Amber y Daniel frecuentan, dijo que quedó «impresionada» por las donaciones. Muchas provenían de miembros de su iglesia.
«Todo llegó doble», dijo Roode a Daily Voice, esperando que el flujo de apoyo ayudara a la pareja a recuperarse.
«Tienen dos pasteles de boda y dos vestidos de novia, y mucha ropa; Dios realmente ha bendecido a esta [pareja]».
Los votos fueron presenciados por la madre de Amber, Mandy September, y su amiga Joscelyn Beukes. Una multitud se reunió en las afueras de Bellville para saludar a los recién casados, después se reunieron en la casa de Roode para una recepción de boda con catering.
La lista de invitados a la recepción estaba conformada por integrantes de la comunidad de personas sin hogar, quienes disfrutaron de roti y curry, pollo a la barbacoa y helado, con la feliz pareja, reportó Daily Voice.
Daniel lamentó que no tenía más para darle a su novia. «Pero tengo todo el amor para Amber», dijo al Daily Voice, «y quiero un hogar para nosotros para que podamos formar una familia».
Para Amber y Daniel, los regalos seguían llegando. Roode tenía una sorpresa más para los recién casados antes que el día terminara: ofertas de trabajo.
«Estaba orando para que consigan un trabajo, y alguien vino a mi casa (…) y prometió que conseguirán trabajos», dijo Roode.
«Estamos agradecidos que la gente haya venido a vernos», dijo Amber.
«Solo queremos agradecerle a todos por hacer que esto fuera posible», agregó Daniel.
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