Hay profesiones que pueden generar en las personas un compromiso más allá de un tiempo y lugar establecido. Ese es el caso de una pareja de oficiales de la Policía de Córdoba, Argentina, que lograron detener un robo cuando estaban en camino a la fiesta de 15 años de su hija.
Normalmente, el agente Fernando Díaz y su esposa, la sargento Jesica Zarate, de la Policía de Córdoba, en Argentina, trabajan de lunes a viernes, pero el viernes 28 fue la excepción. Ese día, era la fiesta de su hija, que cumplía 15 años, y los jefes les dieron permiso para poder celebrar el significativo evento familiar.
Cuando la familia terminó de tomar fotografías de la quinceañera en el centro cívico, los cuatro ―los dos padres, la quinceañera y el hijo más pequeño de 4 años―, fueron directo al salón de fiestas. En el camino hicieron una parada para esperar a a unos familiares, y fue cuando pudieron observar a tres jóvenes que cruzaban de una vereda hacia otra.
La «curiosidad» e intuición característica de los policías los llevó a seguir por tres cuadras a los jóvenes, que finalmente entraron a un domicilio a robar a una mujer, alrededor de la 9 de la noche.
«No nos preguntamos [nada] y directamente actuamos al ver, [aunque] sabíamos que estábamos yendo al evento más esperado de nuestro día», dijo la sargento Zarate a The Epoch Times, y agregó: «Pero nosotros tenemos muy claro que en cualquier momento podemos enfrentarnos a esto, y más que deber, lo hacemos porque nos gusta, lo sentimos, y creemos que está bien lo que hacemos».
Al ver el delito decidieron seguir a los jóvenes y después de una cuadra y media, el agente Díaz se bajó para perseguirlos corriendo, tras identificarse como policía ―ya que iba de traje―, hasta que alcanzó a uno de ellos y lo sometió en el piso. Después, la sargento Zarate regresó al domicilio de la persona afectada, para corroborar el delito.
A pesar de traer su vestido de fiesta, la sargento siguió el protocolo para ayudar a la mujer que fue victima del delito. Aunque casi le roban un celular, la mujer afectaba estaba bien, así que acompañó a la sargento al lugar donde el oficial Díaz estaba con el joven delincuente.
«Estaba mi marido con el traje, en el piso […] en un comienzo la gente pensaba que el malo de la película era mi marido, porque lo había tirado al piso», relató la sargento, hasta que explicaron que era policía y que el joven había cometido un acto delictivo.
«La gente estaba muy conmocionada, porque no podía creer que estando el auto adornado y mi hija adelante con su vestido, nosotros no hayamos hecho la vista a un costado sino que actuamos inmediatamente», y además se ofrecieron a quedarse para cualquier contención que se necesitara.
La sargento compartió que algo que llamó su atención fue cuando una mujer se acercó, llorando, para decirle a su hija: «Tienes que estar muy orgullosa de tu papás, mira las cosas que hacen, sin importar el momento y el lugar».
Aunque las personas se preocuparon por la quinceañera, ella comentó que estaba muy bien, porque no es la primera vez que sus padres se detienen a auxiliar a alguien que lo necesite, estando la familia en el auto. Además dijo que efectivamente estaba orgullosa de sus padres.
Lo inusual del hecho conmovió de tal manera a los testigos, que reconocieron a la pareja con un emotivo aplauso. Aún así, los agentes expresaron a The Epoch Times que para ellos es algo «muy común y normal», ya que tienen claro su deber. Sin embargo, aclaran:
«Más allá de ser personal policial o de tener el estado policial las 24 horas, yo creo que aún siendo civil si vemos una situación así, sin duda vamos a ayudar a la gente que nos necesite», y agregan que lo hacen no solo por ser policías, sino por bondad.
El profesionalismo de los agentes fue reconocido en las páginas de redes sociales de la Policía de Córdoba, donde los usuarios de inmediato les felicitaron.
«¡Es vocación! Que ya no quedan… ¡Por más gente como ustedes y que la virgen siempre los proteja!», escribió un usuario, y otro agregó: «Hermoso cómo actuaron, mis respetos para los que tienen vocación, una buena capacitación y valores más que todo».
Finalmente, los agentes agregaron modestamente que aunque «nos tiren de la oreja y nos digan ‘no, tienen que estar en su casa», ellos se levantan cada mañana pensando en volver a su deber, «y estando en el momento tratamos de hacer lo mejor en cuanto a ayudar a los demás».
«Dime que amas lo que haces… sin decirme que amas lo que haces», reflexionó un usuario. ¡Felicidades a los agentes!
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