Después de que un corto viaje en su camioneta convertida en casa rodante, se convirtiera en un viaje extraordinario de tres años hasta el extremo sur de Argentina, una pareja de Utah decidió establecer su hogar. Compraron un terreno en Utah y construyeron su propia cabaña en el bosque, justo a tiempo para dar la bienvenida a su primer bebé.
Trent, de 35 años, y Allie, de 31, se enamoraron del estilo de vida minimalista mientras estaban de viaje.
«Descubrimos que forzarnos a reducir nuestras posesiones físicas nos permite centrarnos más en el mundo que nos rodea: las comunidades, las culturas, las cocinas y los bellos paisajes», explican a The Epoch Times. «Sabíamos que no podríamos viajar siempre, y que si queríamos explorar teníamos que dar un salto de fe».
Después de un viaje a México con amigos en diciembre de 2018, dieron el paso, conduciendo la Carretera Panamericana hasta su final durante 18 meses. Llegaron a Ushuaia, la tierra más lejana de la región de la Patagonia argentina, que está a un corto trayecto en barco de la Antártida.
«Viajamos por 16 países», recuerdan, «aprendiendo español por el camino, haciendo algunos de los mejores amigos de nuestras vidas, superando las regulaciones y normas gubernamentales mientras transportábamos a nuestro perro, Frank, con nosotros a través de cada frontera… e incluso metiendo nuestra furgoneta en un contenedor de transporte y enviándola desde Panamá a Sudamérica para seguir explorando».
A lo largo de su viaje, la pareja aprendió a confiar el uno en el otro, sobreviviendo a complicados cruces fronterizos, a las rocosas y empinadas carreteras de tierra de pequeños pueblos indígenas, a llantas ponchadas, a intentos de robo y a llenar jarras de agua en burbujeantes manantiales de montaña. Hicieron un pacto: si alguno de los dos quería renunciar, el otro respetaría su decisión.
Sin embargo, ni Trent ni Allie se retiraron y en el proceso tuvieron la oportunidad de experimentar muchas cosas. Sus aventuras consistieron en subir a volcanes activos en Nicaragua y Chile, navegar en kayak por cenotes cristalinos en México, nadar con tortugas marinas y tiburones en las playas de Belice y aprender a bailar salsa en Colombia.
Vivir en una furgoneta durante mucho tiempo con alguien puede hacer o deshacer una relación, reflexiona Allie, afirmando: «Aprendes a crear una coreografía de tu vida con la otra persona, y a bailar un tango juntos, en lugar de pisar los pies del otro. Ya teníamos una relación sólida, pero este tipo de viajes intensos y de altas consecuencias nos unió aún más».
Después de visitar sitios arqueológicos indígenas por todo Centroamérica, Trent le propuso matrimonio a Allie en la cima de una pirámide maya en Tikal, al norte de Guatemala.
Cuando el mundo entró en cierres por la pandemia en marzo de 2020, la pareja estaba en su furgoneta en Buenos Aires, a más de 10,000 kilómetros de casa. Tomaron la desgarradora decisión de abandonar su pequeño hogar sobre ruedas y tomar un vuelo de repatriación a Estados Unidos antes de que se cerraran las fronteras internacionales.
Tras realizar viajes esporádicos a Utah para ver a la familia entre sus desplazamientos, la pareja había tenido la previsión de empezar a planificar una «base para el hogar» en el futuro. Habían comprado un pequeño terreno en las montañas de Utah; cuando volvieron a casa, su calendario se aceleró.
De vuelta a casa, también se casaron en una pequeña e íntima ceremonia.
Trent, nacido en Utah y con formación en ventas, y Allie, nacida y criada en Washington D.C. y con formación en salud pública, contrataron a subcontratistas en julio de 2020 para excavar el terreno y verter los cimientos de su casa.
En septiembre de 2020, la pareja se hizo cargo del 100 por ciento de la construcción, junto con el amigo de la infancia de Trent, Branden. Allie afirma que al hacerlo se ahorraron «una tonelada de dinero», ya que las cotizaciones posibles de los constructores de casas y contratistas generales durante sus etapas de planificación ascendieron a 420,000 dólares.
Lo que les gustaba de la vida en su casa rodante era vivir al aire libre. Por eso, la pareja planeaba seguir viviendo en una casa pequeña con la extensión de la naturaleza a su alrededor.
«Empezamos queriendo una casa diminuta con un concepto de distribución abierta y una infraestructura mínima», explicaron. «Debido al intenso clima en el que se encuentra nuestra propiedad, a unos 2000 metros de altitud, nuestros ingenieros nos exigieron que reforzáramos la casa hasta un nivel aparentemente industrial para acomodar la carga media anual de nieve. Al final salió bien, y tenemos una casa muy eficiente desde el punto de vista energético gracias al plano abierto, a la estufa de leña y al diligente aislamiento tanto de las paredes interiores como del exterior de la casa».
Describiendo la construcción de la casa como «un maratón», Trent y Allie contrataron a un contratista general llamado Kevin como consultor después de trabajar con un arquitecto y un ingeniero estructural. Kevin se convirtió en mentor, defensor, amigo de toda la vida y fuente de información de confianza.
El proyecto no estuvo exento de dificultades. Los más importantes, según reconoce la pareja, fueron aprender desde cero cada una de las habilidades del oficio y tratar de mantener los estándares de alta calidad durante todo el proceso.
Cada vez que probaban el sistema de desagüe, encontraban una fuga – «creo que hemos limpiado las tuberías de toda la casa 2.5 veces», recuerda Allie- y construir durante el invierno nevado significaba que los camiones de reparto no podían acceder a las empinadas y resbaladizas carreteras de su parcela.
Pero la pareja siguió adelante, transportando ellos mismos todos los elementos de construcción a la propiedad.
Trent y Allie también registraron su progreso, sus problemas y su eterna positividad en la cámara, y finalmente subieron a YouTube vídeos de su épica casa.
Así lo contaron a The Epoch Times: «Después de un año de largas y brutales horas de trabajo duro, múltiples intentos de aprender, fracasar y volver a aprender cada oficio, fugarse espontáneamente, añadir otro cachorro a nuestra familia, vivir en una casa rodante de acampada en nuestra propiedad durante el duro invierno a 2000 metros de altitud con 2.5 metros de nieve, y quedarnos embarazados, finalmente pasamos todas las inspecciones legales».
La pareja se enteró de que Allie estaba esperando un bebé en el momento álgido del proceso de construcción. La familia obtuvo su certificado de ocupación en noviembre de 2021, una semana después de que naciera el bebé Leo Anthony.
«Hizo su aparición tres semanas y media antes», dijo Allie. «Era mi cumpleaños, el 3 de noviembre, y estábamos terminando una deliciosa cena casera y una película, y preparándonos para ir a la cama, cuando empecé a sentir contracciones innegables, consistentes y cada vez más dolorosas… a las 3:26 p.m. del día siguiente, después de una experiencia de trabajo de parto y parto suave y en general positiva, nació nuestro hijo.»
Leo sufrió una crisis de salud a los cuatro días de vida y fue trasladado en helicóptero-ambulancia al hospital, pero salió adelante. Su resistencia y terquedad, dijo Allie, son «tan parecidas a su padre».
«Ahora está sano y se está recuperando», dice, «y es un recordatorio diario de que hay que vivir cada momento y no dar nunca nada ni a nadie por sentado. Creo secretamente que decidió presentarse unas semanas antes porque quería estar presente en la inspección final de la casa, ¡para compartir ese increíble momento con nosotros!»
En la actualidad, la pareja publica actualizaciones quincenales en su canal de YouTube y les encanta interactuar con sus espectadores en la sección de comentarios. Su objetivo común es mostrar partes del mundo a quienes tienen miedo de viajar, o no pueden hacerlo, y revelar la humanidad y el amor que existe en todas las culturas.
«Ahora somos más estacionarios, pero nuestro objetivo sigue siendo el mismo», reflexionan, «mostrar la humanidad y el amor que hay en lo mundano, y que nunca es demasiado tarde para seguir tus sueños, para vivir fuera de lo establecido y para probar algo nuevo».
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