Blair y Hannah Keeley saben cómo mantener vivo y sano un matrimonio amoroso. La pareja de Virginia, que lleva 30 años de feliz y armonioso matrimonio, asegura que ha sido sin ninguna discusión.
«El amor se mantiene vivo alimentándolo continuamente», dijo Hannah, de 53 años, a The Epoch Times. «Muchos matrimonios están con ‘soporte vital’ simplemente porque se han quedado sin alimento».
Hannah, que ahora es maestra entrenadora de vida, conoció a Blair, que ahora tiene 54 años, en la Universidad de Furman, en Greenville, Carolina del Sur. Sin embargo, la pareja no empezó a salir hasta su último año de carrera, cuando Blair encontró el cuaderno de dibujos de Hannah que había dejado en el departamento de arte tres años y medio antes.
Blair, que actualmente es productor del equipo Keeley, le escribió una nota diciéndole que le devolvería el misterioso «hallazgo» si salía con él. Ella tuvo una cita con él, y «¡desde entonces ha habido fuegos artificiales!». dice Hannah.
La pareja se casó en diciembre de 1991 en Augusta, Georgia.
Mientras la pareja daba la bienvenida a sus siete hijos, que ahora tienen entre 16 y 28 años, se aseguraron de mantener su familia y su matrimonio en el centro de su vida.
«Creemos que el matrimonio y la familia son un pacto que no puede ser revocado ni disminuido de ninguna manera», dijo Hannah. «Nuestra familia sigue siendo sólida y fuerte porque siempre ha sido una prioridad para nosotros».
Sin embargo, incluso con su enfoque tan agudo en la unidad del matrimonio, los Keeleys nunca han suscrito la opinión de que el matrimonio es lo que los hace completos como individuos.
«Muchas personas se meten en una relación pensando que les ‘completará’ (¡Gracias Jerry McGuire!)», dijo Hannah. «Dos mitades no hacen un matrimonio completo. Primero tienes que estar completo, y luego permitir que ese matrimonio magnifique lo que ya eres».
Como dos individuos separados, Hannah y Blair se apoyan mutuamente «siendo los mejores animadores del otro, y no dejando que el otro sea menos que lo mejor».
Hannah también añadió: «Podemos darnos amor duro así como compasión tierna».
Aunque la mayoría podría preguntarse si una relación larga (de cualquier tipo) sin discusiones suena casi increíble, Hannah dijo que ella y su marido simplemente abordan las discusiones mediante «la comunicación sin manipulación», y añadió que «¡no es tan fácil como parece!».
Aparte de una gran comunicación, Hannah también atribuye a la fe el haber mantenido a la pareja a flote durante todo este tiempo. Dijo que la fe lo es «todo».
«Amamos a Dios primero y más», dijo. «A partir de ese amor, somos capaces de amarnos aún más».
Para cultivar un matrimonio fuerte y sano, Hannah ha compartido algunos secretos que ella y su marido aplican para cimentar su propio vínculo exitoso:
1. Nos elegimos el uno al otro a diario. No creemos que se pierda el amor, sino que se pierda el enfoque. Cuando mantienes la concentración en tu matrimonio, éste puede seguir haciéndose más y más fuerte. La energía fluye hacia donde se dirige la atención.
2. Nunca nos vamos a la cama enfadados. Eso incluye toda la ira, no solo la ira hacia el otro. Es importante ir a dormir con una mente clara y un corazón amoroso porque todas las creencias subconscientes están programadas en el estado de sueño.
3. ¡Nunca ‘debemos’ sobre nosotros mismos! Cuando adoptas la creencia de que alguien ‘debería’ ser diferente, estás discutiendo con la realidad y perderás el 100 por ciento de las veces. En su lugar, asume la plena responsabilidad sobre tu mente y tus emociones.
4. Creemos que el mejor regalo que puedes hacer a alguien que amas es la mejor versión de ti. Por eso ambos nos centramos en crecer, aprender y evolucionar constantemente como seres humanos para poder aportar más al matrimonio y a la familia.
Además, cuando se añaden niños a la mezcla, hay más vidas que amar y apoyar.
Hannah cuenta que su filosofía a la hora de criar a sus hijos ha sido: «Elegimos intencionadamente disfrutar de nuestros hijos en todas las fases porque no queríamos llegar a un lugar de la vida en el que tuviéramos remordimientos o nos arrepintiéramos de nuestras decisiones».
Como resultado, dice Hannah, sus hijos saben que no hay nada que altere el amor de sus padres por ellos, y por eso son libres de acercarse a ellos para cualquier cosa.
Al igual que un jardín que envejece a lo largo de las estaciones, en un matrimonio y en una familia, la atención se requiere y se desvía artísticamente a través del viaje del crecimiento. Al igual que un jardinero que coloca una semilla en la tierra y la palmea con esperanza, la familia de Hannah va por la vida con el lema: «Vive el hoy con el mañana en mente».
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