Un pediatra medioambiental y su equipo en España regalan un árbol cada vez que nace un bebé, se lo entregan a los padres para que lo cuiden y crezca a la par que su recién nacido. Una manera simbólica de conectar a toda la familia con la naturaleza que los rodea.
El Dr. Ferran Campillo López, es uno de los únicos dos pediatras medioambientales de España, que a través de su profesión ha encontrado diversas maneras de promover la conexión con la naturaleza, el cuidado del medioambiente, en conjunto con la mejora de la salud de los niños a los que atiende.
Una de sus iniciativas, en conjunto con el equipo de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica del Hospital D’Olot, en la Garrotxa en Girona, es “Bosques para la salud: Un bebé, un árbol”, por medio de la cuál ha implementado un simbólico y emotivo regalo a la familia, cada vez que nace un bebé.
Un brote de fresno o de roble, es dado a la familia para que lo planten, lo cuiden y lo vean crecer a lo largo de los años, a la par del pequeño recién llegado a la familia.
El Dr. Campillo relató a The Epoch Times que desde niño sentía una atracción hacia el entorno natural, así que al terminar sus estudios de medicina y decidir especializarse, se percató de que muchas enfermedades en los niños tenían una influencia muy grande del medio ambiente.
La contaminación atmosférica, el humo del tabaco y la falta de actividades físicas relacionadas con la falta de contacto con la naturaleza, son algunos de los factores que el médico observa que influyen en la salud de las personas. Así es, como llegó a elegir la subespecialidad de pediatría medioambiental.
“Las familias suelen preguntar por el origen de las enfermedades de sus hijos, y como pediatras solemos centrarnos más en el diagnóstico y en el tratamiento farmacológico. Poder contestar a las familias sobre los factores de riesgo y los factores protectores con la mejor evidencia científica disponible me parecía lógico para ofrecer la mejor atención para mis pacientes”, explicó el pediatra medioambiental.
Sobre el papel de la subespecialidad, el Dr. Campillo explica que “en la salud de una persona, el 20 por ciento puede corresponder al sistema sanitario, pero el resto tiene que ver con el lugar donde vivimos, los hábitos que tenemos, los genes… El entorno, al fin y al cabo, tiene mucho que decir en Medicina. Y a eso nos dedicamos nosotros: a tener en cuenta el entorno a la hora de valorar la salud infantil”, dijo en una entrevista con ABC.
Una manera particular y emotiva de conectar a la familia con la naturaleza fue esta iniciativa. Dando a la familia un regalo especial en uno de los momentos más emotivos de sus vidas: el nacimiento de un nuevo bebé.
“El nacimiento es un momento especialmente emotivo y sensible para las familias. Una etapa para construir un futuro. Las familias reciben el plantón de árbol con una sonrisa y mucha alegría en general”, compartió el médico a The Epoch Times.
Así es como la mayoría de los bebés nacidos en el Hospital D’Olot van a crecer al lado de su «árbol hermano», como lo nombra el pediatra español, además de tener un “compromiso” a través de un diploma, de cuidar la salud y medioambiente de su hijo.
Y no es solo el árbol simbólico, sino que los padres reciben recomendaciones y sugerencias para mejorar la calidad de vida de sus hijos.
“Miramos dónde viven, qué trabajos y hábitos tienen, qué posibles exposiciones a pesticidas, tóxicos, contaminación, drogas, humedades y mohos en viviendas, etc. Esto nos indica factores de riesgo y proponemos soluciones a las familias”, explica el Dr. Campillo.
Actualmente los problemas ambientales más preocupantes para el pediatra son la exposición a las drogas legales (a veces, ilegales) como el tabaco y el alcohol, lo cuál inicia desde el vientre materno.
También está la contaminación atmosférica, a la que llama “asesina invisible”, pues explica que nunca está dentro de un diagnóstico de bronquitis, insuficiencia respiratoria, infarto o ictus.
“Aunque la contaminación tiene una carga muy importante en estas enfermedades, no figura como causa en ningún registro”, explica. Un ejemplo es el asma, la cuál tiene una tercera parte de su diagnóstico originado en la mala calidad del aire.
Así, este pediatra, no olvida su compromiso con los niños, quienes han sido su constante motivación, pero quienes están a expensas de las decisiones tomadas por los adultos.
“Si estos [los adultos] deciden contaminar el aire que respiran con vehículos motorizados cerca de sus escuelas o con el humo del tabaco en su propio hogar, por poner dos ejemplos, van a comprometer su salud y sus perspectivas de futuro. Si los pediatras no actuamos ni alzamos la voz por ellos, ¿entonces quién?”, concluye.
Una gran iniciativa que ayuda a las familias a permanecer en conexión con la naturaleza que nos rodea y promover el cuidado del medioambiente.
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