Como dice el cliché, el perro es el mejor amigo del hombre. Para Mike Gafa, quién es dueño de dos perros, Ruby y Zac, este dicho no puede ser más cierto.
Al haber criado a sus dos perros desde que eran cachorros, Mike conoce todo lo que hay que saber sobre Ruby y Zac, especialmente que a la primera le encanta nadar. Como Ruby se ha convertido en una nadadora bastante capaz en sus 6 años de vida, Mike nunca se sorprende cuando Ruby decide saltar a una piscina o a un lago para darse un pequeño baño. Después de todo, ella siempre regresa cada vez que emprende tales aventuras.
Hasta que llegó el día que no regresó.
Todo comenzó un domingo normal de noviembre de 2017, cuando Ruby saltó a un canal en una playa en Nelson, Nueva Zelanda, y comenzó a nadar.
Al principio Mike no estaba preocupado, pero rápidamente se dio cuenta que algo andaba mal.
“Ella había nadado largas distancias antes, pero siempre había regresado”, dijo Mike a Nelson mail. “Esta vez, la marea estaba en su punto máximo. Me volví hacia mi esposa y le dije ‘ella no volverá, no puede nadar contra eso’. Una analogía apropiada de esto es ver una ramita en un río y verla flotar lejos. Ella se movía así de rápido».
En un ataque de pánico, Mike se precipitó a la playa en busca de la pequeña terrier blanca.
Al echar una mirada hacia el mar, los sentimientos de preocupación de Mike se incrementaron cuando se dio cuenta que ya no podía ver a Ruby.
Después de buscar en el agua con un kayak que le prestaron un grupo de transeúntes, el hombre volvió a tierra, donde habían llamado a la guardia costera.
«Pensé que había visto un perro muerto, pero solo había encontrado escombros en el agua, sucedió unas tres o cuatro veces, así que estaba preparado para encontrar un cadáver en cualquier momento», dijo Mike a Nelson Mail. «Pero luego pensé, ‘¡nah!, ella es una buena nadadora'».
Al final resultó que tenía razón.
Al mismo momento en que todo esto sucedía, Ruby todavía estaba viva, nadando inocentemente en el agua, pero lentamente se estaba cansando.
Afortunadamente, un bote la vio en el agua y la llevó a un lugar seguro.
Cuando estaba a punto de agotarse, un barco piloto de Port Nelson que había sido alcanzado por el guardacostas, la vio y rápidamente la subió a bordo.
Ruby estaba «visiblemente conmocionada» cuando fue devuelta a Mike, pero sin darse cuenta de la tragedia que casi ocurrió. Había terminado viajando casi 2 kilómetros desde el punto donde había entrado al agua más de una hora antes.
¡Mike estaba tan aliviado al saber que Ruby estaba a salvo!
«Pasé por 100 emociones diferentes en esas dos horas», le dijo Mike a Nelson Weekly. «Todos los que dicen que sus perros: no son parte de su familia, no los tienen por la razón correcta».
Ruby tuvo mucha suerte, y debe su rescate a las corrientes tranquilas y al clima suave, explicó David Duncan, capitán del puerto de Nelson. Sin ellos, esta historia muy probablemente hubiera tenido un final diferente. La singularidad de la situación no fue pasada por alto por el capitán Duncan y él dijo:
«El puerto siempre está dispuesto a ayudar en asuntos de búsqueda y rescate, especialmente en situaciones donde hay personas involucradas, pero dentro de los que conozco esta fue la primera vez que lo hemos hecho por un animal», dijo Duncan a Nelson Mail.
En cuanto a Mike, estuvo contento de llevar a su perrita a casa.
«Estamos muy agradecidos», dijo. «Sin la gente en la playa y la tripulación del bote que nos ayudó, nunca hubiéramos recuperado a nuestra pequeña Ruby».
Cuánta bondad tiene el ser humano en su corazón, ¡no hace distinciones ni espera recompensas!
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