Imagine ser el rey (o la reina) de su propia isla, con su propio castillo inglés, antiguo pero bonito, y su rústico restaurante. Puede parecer una fantasía de ensueño, pero si le interesa hacerla realidad, un pueblo del norte de Inglaterra lo está esperando.
Justo al lado de la península de Furness, en la costa oeste de Inglaterra, la solitaria isla de Piel —con su castillo de los años 1300 y su restaurante-bar (pub) de más de 300 años de antigüedad, The Ship Inn— necesita a alguien con la mentalidad adecuada, y que se sienta bien viviendo en soledad, para que se haga cargo de su arrendamiento, dirija el pub y cuide la isla.
En cuanto a la mencionada realeza, también está en el trato, y será oficial.
El primer propietario de la posada del que se tiene constancia, Edward Postlethwaite, desempeñó su función desde 1746 hasta 1766. Y desde el siglo XIX, según las autoridades locales, el título de «Rey de Piel» se otorgaba a quienes ocupaban el puesto. Se inició un rito de iniciación —que consistía en sentarse en una silla antigua, sostener un sable oxidado y verter cerveza sobre su cabeza, mientras usa un casco— y hoy en día, tanto el título como el ritual siguen vigentes.
Cuando el último «señor» rescindió su contrato antes de tiempo, una organización de asociación temporal en 2021 se encargó de garantizar que el importante patrimonio abriera sus puertas a partir de julio. Ahora, el ayuntamiento de Barrow-in-Furness (la ciudad local) busca a una persona adecuada para tomar las riendas y dirigir el pub.
«La isla Piel es un lugar único y cualquier administrador debe apreciar las limitaciones que ofrecen la energía, el clima, el acceso y su ubicación dentro de un área de Sitio de Especial Interés Científico», dice un informe dirigido a los concejales.
La isla, que cobra una fracción del precio que usualmente se cobra en los hoteles «trampa», ha atraído a multitud de visitantes en «vacaciones», como dijo a The Guardian John Murphy, que dirige paseos guiados hacia y desde la isla. Hay un servicio de transbordadores y, durante la marea baja, se realizan paseos guiados por la arena que llevan a los visitantes de una orilla a otra. La isla de Piel está a solo 20 minutos del cercano Distrito de los Lagos, y hay playas en la isla de Walney.
La soledad en la isla, que permanece cerrada durante la temporada baja, sin duda es un factor a tener en cuenta. «No se puede cruzar a Tesco por una barra de pan cuando se está en la isla Piel», señala Murphy. «Hay que tener dedicación y una gran pasión por el aislamiento y la tranquilidad. Hace falta una personalidad especial».
Cualquier aspirante al «Rey de Piel» también tendría que administrar el pub, mantener la isla por su cuenta —excepto en caso de reparaciones urgentes o de emergencia, de las que se encargará el pueblo— y cooperar con los servicios, como el ferry y los paseos guiados.
Sin embargo, vivir en el carismático atolón de 50 acres tiene sus ventajas, como la observación de focas y las sublimes puestas de sol. «Las vistas desde Piel son increíbles», añadió Murphy. «Debo haber dormido sobre cada brizna de hierba de la isla, borracho o sobrio, y me encanta».
El castillo se construyó originalmente para disuadir a los invasores escoceses. En 1487, cerca de 8.000 mercenarios, con Lambert Simnel, desembarcaron aquí y marcharon sobre Londres para derrocar al rey Enrique VII y apoderarse del trono de Inglaterra. Simmel, según decían, era el heredero legítimo y el verdadero conde de Warwick. Sin embargo, el rey Enrique no fue derrocado; los invasores fueron destruidos en la batalla de Stoke Field, que marcó el final de las Guerras de las Rosas.
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