Muchas veces el amor y cuidado que impartimos a nuestras mascotas los dañan sin querer, como sucedió con este perrito. Ellos lograron rescatarlo de una perrera y pensaron que con cuidado y cariño pronto se recuperaría de la grave condición de su piel. Grande fue su sorpresa cuando al conocer los resultados, pudieron entender la inesperada causa de su alergia.
Era julio de 2014, cuando Robin Herman, presidenta de Lucky Dog Retreat Rescue en Indianápolis, Indiana, salvó a Adam de una perrera local donde se enfrentaba a una posible eutanasia.
El perrito, una mezcla de labrador negro, tenía picazón y piel roja que le daba un aspecto bastante atemorizante.
«Cuando lo vimos por primera vez, parecía absolutamente miserable», dijo Robin a ABC News. «Su piel solo se estaba escurriendo. Se sentía como Vaselina y salía un fluido rojizo-rosado».
Al principio pensaron que podría tratarse de una dermatitis por pulgas, pero pronto supieron que no se trataba de eso. Y aunque Robin y su grupo no tenían idea de lo que podría tener Adam, fueron firmes en su propósito de encontrar una solución.
El centro de rescate había salvado a varios perros con afecciones de la piel en el pasado y Robin supo que tenía que ayudarlo. Lo único que Adam necesitaba era alguien lo suficientemente paciente como para encontrar la causa del problema.
«En su mayor parte, solo es cuestión de alimentarlos con buena comida y brindarles un ambiente libre de estrés», le dijo Robin a The Dodo. «Por lo general, se curan bastante rápido».
Pasaron varios meses en los que Adam recibió mucho cariño y cuidados especiales, baños seguidos, con diferentes jabones, buscando encontrar el motivo de su dolencia.
Sin embargo, no lo encontraron, hasta que Rachel Anderson, la veterinaria que se hizo cargo de Adam en el Medical Center de Indianápolis, sugirió hacer un análisis de sangre en busca de la causa que pudiera estar ocasionando esa alergia.
Cuando llegaron los resultados del análisis no lo podían creer. ¡Adam era alérgico a los humanos!
Increíblemente, Adam era alérgico a la «caspa humana», que son sustancias microscópicas que caen de la piel y del cuero cabelludo de las personas.
«Fue una llamada telefónica realmente interesante», recordó Robin sobre la conversación con la Dra. Rachel.
«¡No vas a creer a qué es alérgico! Es realmente extraño, ¡es alérgico a los humanos!», le dijo Rachel.
Robin recuerda que le causó risa lo que decía su veterinaria, ¡no lo podía creer!
«Me reí. Creí que la veterinaria estaba bromeando y cuando me dijo que no, me reí de nuevo», recordó Robin.
Entonces la doctora le explicó que los perros pueden ser alérgicos a la caspa humana, de la misma manera que algunas personas son alérgicas a la caspa de los perros y gatos. Rachel, tampoco había visto este tipo de casos y estaba bastante sorprendida.
También se descubrió que Adam era alérgico a la caspa de gato, a ciertas plantas polinizadoras, a las nueces y a algunos insectos como las moscas domésticas y las cucarachas.
Para los que habían intentado tanto tiempo mejorar a Adam, de repente todo tenía sentido. Todo el tiempo y la atención que habían dedicado a tratar de cuidarlo, lo habían estado enfermando sin saberlo.
Finalmente, entendieron cómo debían tratar a Adam. Crearon un suero sanguíneo especial para él y empezaron su tratamiento. Beth Weber, una empleada del centro de rescate fue la encargada de darle sus medicamentos y bañarlo cada tres días alternando jabones, rutina que logró devolverle la salud.
Además, Adam fue llevado a la consulta de la Dra. Lori Thompson, dermatóloga de la Clínica de Dermatología Animal.
«Ha recorrido un largo camino desde que la Dra. Lori comenzó a tratarlo, ahora está en el camino hacia la recuperación y la salud», dijo Robin a ABC. «Todo su pelaje está de regreso, excepto por una pequeña mancha en su trasero y cola».
Agregó que, debido sus condiciones, Adam tomaría medicamentos por el resto de su vida, para ayudar con el trastorno autoinmune y las alergias. Pero, al menos ahora, puede estar cerca de la gente sin sufrir esos trastornos.
«Le encanta subir a una canasta de ropa y sentirse cómodo en la ropa fresca y cálida. Puedes verlo sonreír y ser tímido», dice Robin. «Tiene un gran sentido del humor. Es absolutamente adorable».
Afortunadamente, Adam encontró un cálido lugar en el refugio de Robin para pasar sus días rodeado de cariño.
¡Los pequeños nunca dejarán de ser traviesitos!
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