Cuando fue diagnosticado con un tumor cerebral maligno nunca imaginó que se salvaría de una compleja cirugía, pero más perplejos quedaron los médicos cuando el tumor ya no estaba en su cabeza poco antes de entrar al quirófano.
Paul Wood, un residente de California, Estados Unidos, comenzó a sufrir intensos dolores de cabeza y mareos que casi lo derrumbaban. “Tenía dolores de cabeza constantes» y dificultades para caminar con normalidad, dijo Paul según publicó La Nación. No lograba “caminar por el pasillo sin aferrarme a las paredes”, recordó.
Los análisis médicos mostraron que tenía un tumor cerebral y le programaron una delicada operación.
Cuando Paul supo que lo operarían de la cabeza, les pidió a sus amigos en su cuenta de Facebook que oraran por él.
«Hola amigos, el 14/9/18, voy a UCSF para una cirugía cerebral -anunció Paul- tengo un tumor un poco más pequeño que una ciruela, esperamos que no sea cáncer. Por favor, oren por mí, todavía tengo mucho trabajo por hacer para Cristo, espero estar O.K. Gracias y que Dios los bendiga a todos», decía el mensaje que sus amigos vieron.
Y su respuesta no se hizo esperar. Comenzó a recibir un caudal de mensajes de apoyo confirmando que estaban rezando por su salud.
«Rezo por ti Paul», decían los mensajes que se multiplicaban por minuto.
La respuesta de oración de su comunidad religiosa y la que consiguió a través de las redes lo sorprendió. Nunca imaginó que tanta gente pudiera apoyarlo orando por su salud.
“Mi teléfono explotó, mi Facebook era oración tras oración, en toda California”, comenta Paul al recordar la efusiva e inmediata respuesta de sus amigos en cuanto supieron que sería operado, según publicó Express.
Cuando un día antes de su operación fue al hospital para que le hicieran los exámenes de preparación, su sorpresa fue mayor. El tumor había desaparecido. Y la cirugía tuvo que ser cancelada.
Los médicos no tienen explicación ante la inesperada desaparición del tumor maligno de Paul. «Hacemos pruebas y tenemos tecnología médica y tratamos de llegar a una conclusión. Somos como detectives, [pero] a veces suceden cosas que no podemos explicar», confesó el Dr. Richard Yee de acuerdo a la publicación del mismo medio.
Pero para Paul fue una obra y designio divino. «Es un milagro y así es como Dios lo planeó», aseguró Paul.
El pastor Jason McEachoron, de la comunidad de fe a la que Paul pertenece, atribuye a la fe de Paul su pronta y sorpresiva recuperación: «Él seguía diciendo, ‘no importa lo que me pase, voy a estar bien. Confío en Dios’”.
Su fe y curación extraordinaria ha sido una motivación en su comunidad: “eso fue una inspiración para muchas personas a su alrededor», agregó el pastor Jason. «La historia de Paul solo respira esperanza», le dijo Ryan Kimura, otro miembro de su comunidad.
Paul además considera que esta fue una segunda oportunidad en su vida, y que le ha sido dada para mostrar a otros lo que la esperanza en el cielo puede lograr.
«¡HOY QUIERO DAR A DIOS TODA LA GLORIA! Me siento increíble, saludable y agradecido por mi salud. ¡DIOS ES TAN BUENO CON NOSOTROS!», escribió Paul en su página de Facebook.
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