Cuando el agente de policía, Ángel Rincón, fue enviado a un curso en Bogotá, lo último que se imaginó fue encontrarse con su hermano mayor desaparecido 20 años atrás.
Fabio Rincón trabajaba en el Ejército Nacional de Colombia hace 20 años, cuando «cayó en un campo minado». Después de ese evento, el soldado se fue de Bucaramanga —la ciudad donde vivía su familia—, hacia Bogotá, para realizarse unos exámenes médicos, informó el medio local Noticias Caracol.
Lejos de su familia, y desorientado por el efecto de la explosión de la mina, Rincón se quedó en Bogotá, atrapado en el mundo de la adicción a las drogas.
«Me miraba a un espejo y a veces lloraba, me salían las lágrimas de ver que no era lo mismo que cuando me vine de la casa. Estaba aquí en las calles y no era el mismo. Uno se destruye», recordó Rincón.
Con la voluntad perdida para poder regresar, Rincón se quedó viviendo en las calles y su familia no volvió a tener noticias de él.
Ángel, el hermano menor de Rincón, recuerda que creció «con un vacío» luego de la partida de Fabio.
«Yo era un niño cuando toda esa tragedia ocurrió. Tenía 11 o 12 años. Siempre fue una amargura para la familia, pero nunca perdimos la esperanza», dijo Ángel, según informó El Tiempo.
Cuando creció, Ángel se convirtió en comando del grupo élite Gaula de la Policía Nacional de Colombia.
En los primeros días de septiembre, Ángel fue enviado a un curso de reentrenamiento antiextorsión en Bogotá. Sin embargo, poco antes de regresar, el equipo de Ángel fue requerido para quedarse a apoyar en la ciudad en operativos contra la inseguridad.
Increíblemente, Fabio, el hermano desaparecido, se comunicó en esos días con otro hermano, que de inmediato pasó los datos de la llamada a Ángel.
«Me llama [mi hermano] y me dice que Fabio está en Bogotá. De una vez yo llamo al número desde donde él se comunicó con mi hermano, me contestan en un barrio llamado La Favorita», dijo el oficial en entrevista a El Caracol.
Con esa sola pista, Ángel pidió permiso a sus superiores para buscar a su hermano que, según le habían informado, estaba en una zona de Bogotá catalogada como altamente insegura.
Vestido de civil y con una foto de hace veinte años, Ángel se aventuró en la odisea de buscar a su hermano en las calles del barrio La Favorita.
«Hablaba con los habitantes de calle, les mostraba la foto y no lo encontraba. Di varias vueltas», recordó el joven.
Después, acompañado del dueño del número telefónico de donde Fabio había llamado a su familia, regresó a buscar.
Y lo encontró, justo en un lugar por el que había pasado pero que jamás imaginó: dentro de una carreta de reciclaje, en la calle.
«Abrí los plásticos y lo veo ahí y le digo ‘hermano Fabio, él se queda mirándome y no me reconoce’. Me dice ‘¿usted quién es, mi hermano?’, yo le dije ‘sí, su hermanito’. Le dije que lo estaba buscando y lo hallé gracias a Dios, Dios es muy grande y lo abracé», recordó el oficial, conteniendo las lágrimas.
Los hermanos fueron apoyados por la policía y trasladados a Bucaramanga en un avión, donde la familia ya esperaba a Fabio.
«Nosotros como familia policial, ofrecimos todas nuestras capacidades institucionales para brindar un acompañamiento psicológico. Para propiciar no solo el reencuentro con su hermano, Fabio Rincón», dijo el General Fabián Cárdenas, director del Gaula de la Policía.
En el conmovedor reencuentro, la madre de Fabio abrazó a su hijo y ambos lloraron emocionados.
«Hola mi lindo. Gracias mi chino. Vea cómo es la vida, el hijo menor sacó al mayor», dijo la madre de los hermanos, al momento de reencontrarse con su hijo.
Afortunadamente Fabio recuperó a su familia y tiene una nueva oportunidad de recuperar su vida, gracias al apoyo y tenacidad de su hermano menor.
«Yo tuve la oportunidad de andar por donde vivía mi hermano. Les di comida a muchas personas que tenían hambre. A uno se le arruga el corazón, es una felicidad ayudarlos. Hay muchas historias diferentes de cómo se cae en ese mundo oscuro», dijo el oficial a El Tiempo.
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