Los científicos han especulado durante mucho tiempo con que los antiguos egipcios usaban el metal de los meteoritos para hacer objetos de hierro. Ahora, el análisis de una daga que se encuentra en la tumba de Tutankamon está proporcionando una clara evidencia de que este fue el caso y que los egipcios sabían que el hierro había llegado del firmamento. Pero, ¿por qué usaron una fuente de metal tan rara, habiendo tanto hierro en la Tierra?
Hasta hace poco, no creíamos que los antiguos egipcios fueran buenos en la producción de objetos de hierro, pues hasta el final de su historia, alrededor del año 500 a. C., no se encontró evidencia arqueológica significativa de ningún trabajo con hierro en el valle del Nilo.
Incluso las grandes cantidades de desechos de fundición ricos en hierro, encontrados en la región del Delta, en realidad pudieron ser producidos en intentos de hacerlos de cobre. Cuando Tutankamón murió, 800 años antes, el hierro era un material más raro que el oro.
La fuente natural más común del hierro metálico en la Tierra es el mineral de hierro de rocas que contienen hierro enlazado químicamente con otros elementos. Estos necesitan ser procesados por calentamiento de los mismos, con otros materiales (de fundición) para extraer al hierro de baja calidad, que luego es golpeado con martillos para eliminar las impurezas. Esto requiere de considerables conocimientos técnicos, esfuerzo y herramientas de las que no tenemos pruebas del antiguo Egipto.
Hubo abundante suministro de mineral de hierro, tanto en fuentes textuales en Egipto como en la península del Sinaí, eso indica que los egipcios eran conscientes del metal desde comienzos de su historia. Sin embargo, este mineral se utilizó sobre todo para crear pigmentos para el arte y maquillaje. Una explicación para esto puede ser, que los minerales de hierro de fácil acceso eran de mala calidad, por lo que no podían trabajar con el metal más útil.
Fuente interestelar
Pero el hierro no solo viene a partir del mineral de hierro. Existe evidencia de que numerosas sociedades prehistóricas en todo el mundo, que no tuvieron acceso a minerales o al conocimiento de fundición, hicieron uso del hierro metálico encontrado en meteoritos ocasionales. Este don precioso de la naturaleza todavía requiere de conformación en una forma útil, resultando a menudo en objetos de hierro muy básicos, tales como pequeñas piezas metálicas delgadas que pudieron ser utilizadas como cuchillos o doblados en siluetas.
Si los antiguos egipcios sabían que el hierro se encontraba en meteoritos que vinieron desde el firmamento, el lugar de los dioses, eso pudo ser simbólicamente importante para ellos. Como resultado, pudieron ver al hierro como material divino no adecuado para trabajar en forma práctica y diaria, y que debió reservarse solo para personas de alta clase social.
Los meteoritos pudieron jugar incluso un papel más directo en la religión del estado. Por ejemplo, se cree que la piedra “Benben” fue adorada en el templo del Sol del dios Ra en Heliópolis, con la posibilidad de haber sido un meteorito. La palabra «benben” se deriva del verbo “weben”, que significa “brillar”.
El antiguo idioma también ofrece pistas sobre cómo el hierro fue percibido por los egipcios y que sabían que los meteoritos eran la fuente del metal. La palabra jeroglífica más antigua que el hierro fue debatida en gran medida por los traductores, a menudo confunden las palabras por hierro y cobre. La palabra “bi-A” finalmente se traduce como “hierro”, pero fácilmente pudo haberse referido a una serie de materiales duros y densos como el hierro.
La palabra fue utilizada en muchos textos incluyendo textos de funeraria en las Pirámides; los primeros escritos religiosos datan de aproximadamente 2375 a. C., pero es probable que se hayan integrado mucho antes en el tallado de paredes internas de algunas pirámides. Estas referencias textuales al hierro se conectan con aspectos del cielo y con los huesos del rey muerto que vivirá para siempre como una estrella eterna en el cielo.
Desde el comienzo de la dinastía XIX (aproximadamente 1295 a. C.) apareció una nueva palabra jeroglífica para el hierro: “bi-A-n-pt”, que se traduce literalmente como «el hierro del cielo». Cómo aparece esta nueva palabra de esta forma exacta en este tiempo desconocido, que más tarde se aplicó a todos los metales con hierro. Una explicación obvia para la repentina aparición de la palabra que sería un evento de gran impacto o gran lluvia de meteoritos.
Esto habría sido presenciado por gran parte de la población egipcia antigua, dejando poco a la incertidumbre de dónde procede exactamente el misterioso hierro. Un candidato posible es el evento del impacto del meteorito Gebel Kamil en el sur de Egipto. Aunque su fecha exacta sigue siendo desconocida, basándonos en las inmediaciones arqueologías, se sabe que ocurrió dentro de los últimos 5000 años.
Importante ritual
El hierro también está conectado a artefactos rituales tales como los utilizados en la ceremonia de la apertura de los ojos, un ritual realizado a la entrada de una tumba diseñado para transformar a la momia en un ser latente con el potencial de vida. Los textos posteriores incluyen el inventario de los templos que hacen referencia a los equipos utilizados en esta ceremonia, al referirse a las hojillas de hierro usadas como «las dos estrellas». Puede ser que al hierro se le permitiera tener un papel importante en esta ceremonia debido a la asociación del hierro con los meteoritos, poderosos fenómenos naturales, cuyo propio poder inherente podría aumentar el vigor del ritual.
También sabemos que las hojas de daga de hierro eran lo suficientemente importantes como para ser mencionadas en la correspondencia diplomática. El ejemplo más conocido es una carta del rey Tushratta, de Mitanni (hoy en el norte de Irak y Siria) que detalla una dote de su hija, la cual iba a ser enviada como novia para el abuelo de Tutankamón, rey Amenhotep III. Esta carta se refiere a una llamativa daga de hierro“ habalkinu», una palabra mal documentada derivada de la antigua lengua hitita, que algunos lingüistas la tradujeron como “acero”.
Más análisis detallados en química y la micro estructura de otros artefactos, nos dirán si los meteoritos fueron una fuente común de hierro para los antiguos egipcios. También debemos determinar cuándo, dónde y cómo la fundición de minerales de hierro terrestre comenzó en Egipto, para guiarnos más en nuestro conocimiento sobre sus orígenes, evolución y técnicas específicas en la antigua tecnología de la metalurgia egipcia. Al combinar esto con nuestro conocimiento de la importante cultura del hierro, podemos empezar a desarrollar una comprensión realista del verdadero valor de este metal en el antiguo Egipto.
Diane Johnson es investigadora asociada con un postdoctorado en el departamento de ciencias físicas en la Universidad Abierta del Reino Unido.
Diane Johnson es investigadora asociada post-doctoral en el departamento de ciencias físicas de The Open University en el Reino Unido. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
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