Un maestro rural de Argentina que durante la pandemia mundial permaneció dando clases a través de una radio local, recibirá el premio “El Alma de la Ruralidad” que se otorga a Líderes de la Ruralidad de las Américas.
El maestro Daniel Bruno es un profesor de secundaria originario de San Roque, en la provincia argentina de Corrientes. Durante la pandemia mundial ocasionada por el virus del PCCh, el patógeno que causa COVID-19, encontró la manera de llegar a todos sus alumnos en la localidad Colonia Pando, ubicado a 33 kilómetros de San Roque, a través de una estación de radio FM.
Luego de la suspensión de las clases presenciales en las escuelas en marzo de 2020, el profesor consideró seguir en contacto con sus alumnos del Colegio Secundario Madre Teresa de Calcuta, a través del teléfono celular y el WhatsApp, como lo hicieron muchos maestros. Pero esa posibilidad era lejana para sus alumnos.
«Hice un sondeo y supe que de los 44 chicos solamente 27 tenían WhatsApp. E incluso para ellos era muy difícil conectarse porque no existe red Wi-Fi en el campo y la señal de teléfono celular a veces es deficiente o bastante precaria», dijo Bruno en un comunicado del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), con sede en Costa Rica.
De hecho, para poder enviar la tarea, un alumno de Bruno tenía que subirse a lo alto de un molino para poder encontrar un poco de señal. Con este panorama, el profesor decidió utilizar la emisora FM de San Roque, «la más escuchada en la zona», para poder dar la clase a los alumnos dos días a la semana. También, el profesor complementa las clases con material escrito que lleva personalmente a los niños.
«No en todas las casas de las zonas rurales hay teléfonos celulares. Pero en casi todas hay una radio, que es una compañía que sigue ocupando un lugar muy importante en la vida cotidiana y la cultura de los agricultores. Por eso, dando las clases a través de la radio, aumentaban mucho las posibilidades llegar a todos los alumnos», afirmó Bruno en el mismo comunicado.
El reconocimiento al docente rural es brindado por su aporte a la educación, como un aspecto clave para generar arraigo en las zonas rurales y ofrecer oportunidades de desarrollo personal y colectivo que colaboran a frenar el proceso migratorio hacia las ciudades.
A su vez, el premio es parte de una iniciativa del IICA para destacar a las personas que dejan huella y hacen la diferencia en el campo de América Latina y el Caribe.
Según el maestro argentino, la educación formal debe poner el acento en formar a los jóvenes en la producción de alimentos y el desarrollo del potencial productivo del medio rural, para favorecer la prosperidad de las comunidades.
«Las escuelas técnicas son necesarias. Debería haber cada vez más, porque representan la oportunidad que tienen los chicos de profundizar sus conocimientos agrícolas, para llevarlos a sus casas, desarrollar nuevas prácticas y mejorar las vidas de todos», dijo Bruno, quien tiene a su cargo la materia lenguaje artístico y comunicacional.
Las autoridades explicaron que es muy común que cuando los niños y jóvenes regresan del colegio, participen junto a la familia en los trabajos agrícolas, ya que las múltiples tareas requieren la colaboración de todos.
Además el profesor rural dijo que para los padres de familia es muy importante que sus hijos no abandonen la escuela, y que incluso muchos de ellos —que no terminaron la escuela—, tienen la voluntad de regresar y completar sus estudios formales. De hecho, el profesor dijo que uno de sus sueños es generar proyectos para apoyar a personas que por razones de trabajo o falta de condiciones adecuadas, no concluyeron su escolaridad.
«El reconocimiento […] tiene la función de destacar la capacidad de impulsar ejemplos positivos para las zonas rurales de la región», dijo el Director General del IICA, Manuel Otero. «Son personas que encarnan liderazgos silenciosos que es preciso visibilizar y reconocer. Son, por sobre todas las cosas, ejemplos de vida. Porque transforman, superan adversidades e inspiran», agregó.
Bruno cree firmemente que las oportunidades deben existir para todos, «para los chicos que viven en las ciudades, en los pueblos y en el campo. Por eso vamos a seguir contribuyendo con este granito de arena. Estoy convencido de que donde hay una escuela, o donde hay un maestro, hay una esperanza».
Con información de EFE
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