La discapacidad puede consistir en una condición física o mental que impide a una persona llevar una vida completamente normal, o incluso alcanzar la grandeza. Sin embargo, hay muchas personas en todo el mundo que son capaces de mirar más allá de su discapacidad para prosperar y alcanzar los hitos con los que siempre soñaron.
Oksana Masters es una de esas personas que ha tenido constantes sacrificios, pero que ha conseguido a levantarse para convertirse en una atleta paralímpica, e incluso compitió en los Juegos Paralímpicos de Invierno de PyeongChang 2018.
Nacida en Ucrania en 1989, Oksana ha pasado por momentos muy difíciles desde su nacimiento. Tenía varios defectos que hicieron que sus padres biológicos la dieran en adopción. Además, Oksana cree que la razón de sus defectos se debe al accidente nuclear de Chernóbil en 1986, o simplemente a estar rodeada de centrales nucleares toda su vida.
Hasta los siete años entró y salió de tres orfanatos, además de haber sido defraudada varias veces por falsas esperanzas de adopción. Sin embargo, finalmente conoció a su futura madre, pero desafortunadamente no pudo adoptarla inmediatamente debido a la estricta regla de adopción fuera del país.
Finalmente, en 1997, el papeleo pasó y Oksana fue formalmente adoptada por Gay, y se radicó en Estados Unidos.
«Me sentí como Annie cuando entró en la casa de papá Warbucks. ¡Todo era tan emocionante! Nunca había visto tantos juguetes y ni siquiera sabía qué hacer con ellos», dijo Oksana a Cosmopolitan Magazine.
Durante los primeros días, fue difícil para Oksana comunicarse con su madre, ya que no sabía inglés, pero finalmente logró aprender.
A los 13 años, a Oksana le tuvieron que amputar ambas piernas y comenzó a usar prótesis.
Luego, comenzó a remar en un club de remo adaptable, y fue ahí cuando se enamoró de los deportes. Como mucha determinación, trabajó duro para sobresalir en las diferentes habilidades. Oksana y su entrenador necesitaron años de entrenamiento para llevarse a casa la medalla de bronce de los Juegos Paralímpicos de Londres 2012.
«Recuerdo que miré al estadio y vi a mi mamá sonriéndome. Ella fue la razón por la que estuve allí. Corrí hacia ella, le di el abrazo más grande mientras contenía las lágrimas. ‘Te lo dije’, dijo ella. ‘Te dije que podías hacerlo. Lo lograste'», relató Oksana para Cosmopolitan.
Pero poco después de un año, comenzó a sentir un dolor en la espalda, que terminó siendo una grave lesión en la parte baja de la espalda que puso fin a su carrera en el remo. Sin embargo, su sueño de ganar a lo grande aún se encendió en ella y pronto comenzó a entrenar para el esquí de fondo. Aunque al principio temía el deporte, pero con la ayuda de su entrenador se enamoró de él.
«Sé que siempre he tenido la opción de sentir lástima por mí misma, pero un tema de mi vida definitivamente ha sido empujar a través de la mi…. Realmente desearía que la gente hiciera eso más», dijo a Cosmopolitan.
El arduo trabajo y la determinación de Oksana la ayudan a calificar para los Juegos Paralímpicos de PyeongChang 2018, en esquí de fondo y un biatlón. Ha tenido muchos altibajos, pero aún así mantuvo la calma y siguió su pasión. Hoy es ganadora de una medalla paralímpica y solo tiene 28 años!
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