Una pareja de Texas esperó hasta el día de su boda para compartir el primer beso de su vida y creen que aguantar hizo que su relación fuera «aún más especial».
Keylin Akuchie, de 24 años, tuvo su primera cita con su ahora marido, Eleazer Akuchie, de 25, en enero de 2022.
Durante las dos primeras semanas de noviazgo, se comprometieron a no tener intimidad física —por motivos religiosos— hasta que se comprometieran.
Sin embargo, cuando el Sr. Akuchie se arrodilló un año después, decidieron esperar aún más.
Tras 17 meses de espera, se dieron su primer beso como marido y mujer ante amigos y familiares al final del pasillo el día de su boda, en junio.
El Sr. y la Sra. Akuchie se conocieron en el Instituto Christ For The Nations, Dallas, en 2019. La Sra. Akuchie estaba enamoradísima de su ahora marido. Sin embargo, no fue hasta el tercer año que comenzaron a hablarse cuando sus grupos de amistad se mezclaron.
Su amistad floreció y el Sr. Akuchie le pidió una cita a la Sra. Akuchie en enero de 2022. Desde el principio de su relación, establecieron la norma de no tener contacto físico durante el noviazgo.
También discutieron sus sentimientos sobre los besos antes del matrimonio. Así que, mientras salían, solo se daban besos en la frente y en la mejilla, se tomaban de la mano y se abrazaban, pero no iban más allá.
Tampoco compartieron cama ni vivieron juntos hasta después de casarse.
«Para mí, había una presión», dice la Sra. Akuchie. «Cuando me cuestionaba por qué estábamos esperando, tenía que seguir recordándome que era algo importante para él y para nuestra relación».
Para el Sr. Akuchie, esperar significaba mucho.
«Nunca había besado a nadie, quería que el primer beso fuera con quién que me casara», dijo el Sr. Akuchie. «Significaba mucho para mí, aunque algunas personas lo veían como algo extremo.
«No es algo que esté mal, simplemente es algo que yo quería. Había veces que quería besarla, pero más por ella que por mí».
A diferencia del Sr. Akuchie, la Sra. Akuchie había besado a alguien en el pasado y, por tanto, de vez en cuando cuestionaba los fuertes límites físicos que prometían mantener.
Sin embargo, entonces se acordaba de la promesa que se habían hecho el uno al otro, que consistía en conocerse y conectar emocional y espiritualmente antes de la interacción física.
Para no caer en la tentación, la pareja intentaba salir con un grupo de amigos en lugar de solos.
Sin embargo, si alguna vez estaban solos, la Sra. Akuchie dijo que se sumergían en actividades como la escalada, el senderismo, salir a cenar o rezar.
Aunque la mayoría de la gente respetó su decisión, unos pocos «levantaron las cejas».
«Creo que todo el mundo pensó que nuestra elección era rara, lo expresaran o no», dijo la Sra. Akuchie. «Mucha gente preguntaba: ‘¿Y si besan mal?’, pero yo sabía que tenía que cumplir mi palabra».
La pareja se comprometió en enero de 2023.
«Pensamos que habíamos llegado hasta aquí, ¿por qué no esperar seis meses más?». dijo la Sra. Akuchie.
Mientras ultimaban su boda para el 26 de junio, la pareja contaba los días que faltaban para convertirse en marido y mujer.
No falta decir que cuando llegó el día más esperado, la Sra. Akuchie dijo: «Recuerdo caminar por el pasillo y pensar que todo el mundo me vería besarle: ¿y si se nos escapan los labios?
«Me ponía de los nervios delante de todo el mundo, pero salió sorprendentemente bien».
El Sr. Akuchie dijo que, aunque al principio le pareció un poco raro, la experiencia fue «agradable».
Desde su boda, los recién casados han disfrutado de una romántica luna de miel en Alaska.
Reflexionando sobre su decisión de establecer límites físicos, la pareja cree que ha hecho más fuerte su relación, ya que les ha permitido construir una mejor conexión emocional.
«Desde la boda, nos damos un millón de besos al día», dice la Sra. Akuchie. «Ahora podemos disfrutar de los aspectos físicos del matrimonio, y es aún más especial haber esperado».
Después de pasar por esta experiencia, el consejo del Sr. Akuchie a las parejas es que reduzcan la intimidad física durante el noviazgo, ya que permite crear una conexión emocional y desarrollar la estabilidad.
«La intimidad física puede ser como una tirita para tapar problemas, pero no tenerla nos animó a madurar emocionalmente el uno hacia el otro», afirma el Sr. Akuchie.
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