Un misterioso rayo mató a 25 personas dentro de una iglesia y dejó con vida a los sacerdotes. El increíble hecho ocurrió en la iglesia de San Salvador de Allariz, en la provincia española de Orense, en 1902.
El trágico acontecimiento sucedió cuando los residentes de Allariz se encontraban dentro de la iglesia durante el funeral de un vecino. Era un día de verano cuando se desató una tenebrosa tormenta que hizo que varios campesinos, mojados por la lluvia, entraran a la iglesia para refugiarse tapando la única salida de escape.
Al parecer, mientras los feligreses rezaban se produjo una explosión y en un instante un rayo penetró por el campanario y alcanzó a los vecinos. Se escucharon gritos y lamentos, y la gente no sabía qué hacer, de acuerdo con ABC.
Ese 24 de julio del año 1902, murieron 25 personas a causa del rayo, y hasta 40 resultaron heridas de gravedad. Sin embargo, los sacerdotes que impartían la misa salieron ilesos.
El pueblo lo tomó como un hecho superstición que hizo que todo Allariz creyera que se trataba de un castigo divino y que la iglesia estaría maldita desde entonces.
El miedo se apoderó del lugar y la gente dejó de frecuentar la iglesia de San Salvador, de la que actualmente solo quedaron algunas piedras y el frente que se integró a la iglesia de San Pedro. Pero del lugar donde cayó el rayó que mató a las 25 personas, solo queda una cruz abandonada del fatídico día a la que nadie quiere acercarse.
Según dos historiadores de Allanis, Puga Brau y Cid Rumbao, el rayo penetró por la sacristía y por detrás de los seis sacerdotes que celebraban la misa, que salvaron sus vidas supuestamente por el aislamiento que le proporcionó la seda de sus correspondientes vestiduras, saliendo el rayo por el frente de la iglesia.
Fallecieron 13 hombres y 12 mujeres, con más de 40 heridos con graves quemaduras, pero se dice que no murieron carbonizados sino por «asfixia».
El multitudinario entierro de las víctimas se realizó con la participación de los vecinos de Orense, y fue presidido por el gobernador civil, el obispo y don Valentín Lamas Carvajal, poeta y periodista de la época, enfatizó la página Ourensenotempo.
En el pueblo se erigió un modesto monumento para recordar a las victimas del trágico día.
La capilla de San Salvador de Piñeiro, de estilo románico, fue derribada sin motivo alguno en los primeros meses de 1922 y parece ser que los vecinos se apropiaron de los restos, quedando solo la parte de la entrada.
Posteriormente intervino el arqueólogo e historiador Francisco Conde Valvís, quien trasladó lo que quedaba a la iglesia de San Pedro, luego de la demolición de las partes laterales de la capilla y quedando la entrada tapiada.
El misterio de cómo los sacerdotes sobrevivieron al terrible rayo, aún continúa.
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