La fuerte amistad de un perrito y un joven fue más allá de la muerte.
La fidelidad de un perrito llamó la atención de sus rescatistas que lo encontraron viviendo en las vías del tren de Esteban Echeverría, en Buenos Aires, Argentina, justo donde su amigo humano se había quitado la vida.
Facundo Brusco, un joven de 27 años que trabajaba en una tienda de mascotas, había conocido a «Toto» y lo alimentaba todos los días. Juntos compartían toda su jornada de trabajo.
El perrito estaba tan feliz con su amigo humano, que incluso al finalizar el día lo acompañaba hasta la estación del tren.
“Facu me dijo que iba todos los días un perrito pero que no parecía que viviera en la calle porque tenía collar. Igual le daba de comer y beber”, contó Karina, la mamá del joven.
Facundo, que estaba bajo tratamiento psiquiátrico y psicológico debido a su depresión, un día tomo la decisión de quitarse la vida en el paso nivel de la estación de tren El Jagüel. Desde ese día, Toto se quedó allí con la esperanza de volver a ver a su amigo.
Los vecinos vieron a Toto durante varios días solo al costado de las vías y entonces supieron que esperaba a su amigo fallecido.
Al ver al triste animal que deambulaba por el lugar, y que se quedaba en el sitio donde el joven se suicidó, quisieron ayudar armándole una casita con cajas y una bolsa de consorcio para que no se moje con la lluvia y lo alimentaban todos los días.
Un grupo de rescatistas de la asociación de rescate Patitas Glew, se enteró del caso y fue a su rescate.
“Cuando fuimos nos costó mucho agarrarlo, es muy desconfiado y estaba muy asustado”, cuenta Sol, una de las rescatistas.
Al perrito lo nombraron “Toto” y lo llevaron a un hogar de crianza para su cuidado y lo publicaron en las redes sociales para encontrarle un nuevo hogar que le devuelva la alegría.
“Llegué a la publicación de Toto hace 15 días gracias a mi cuñada. Cuando leí toda la historia me di cuenta de que ese perro era el mismo del cual Facu me había hablado”, dice emocionada Karina.
Pero lo que más conmovió a Karina, es que no podía creer que los rescatistas, sin saberlo, nombraron al perro como su familia apodó con cariño a su hijo: “Toto”.
“Cuando leí que al perro lo habían bautizado Toto nos largamos a llorar junto a mi hija. Facundo no se podía ir así sin más, yo le pedí una señal para saber que estaba en paz y al otro día me entero de esto, no sabía cómo reaccionar, solo quería tener a ese perro conmigo”, señaló llorando la mujer.
Finalmente, Karina se contactó con los rescatistas para su adopción.
Toto ahora vive en la casa de Facundo junto a su familia. “Al principio estaba asustado”, confesó Karina, pero seguramente él sabe que es la casa de su gran amigo.
Toto les devolvió una parte de la vida de Facundo a la familia que siente que tener a ese perrito es lo que Facundo hubiera querido, que su gran y peludo amigo no esté solo en este mundo.
Estos perritos son un poco perezosos
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