Vivir en las calles finalmente se convierte en un sufrimiento, como lo fue para esta canina abandonada que perdió todo el pelo de su cara, dejando su piel con un aspecto de piedra.
Petra, que en griego significa piedra, conocía muy bien los peligros de vivir en las calles. Sin hogar ni amor, los animales son propensos a enfermedades que pueden haber sido prevenidas o curadas. Con el tiempo, se convierten en meras sombras de sí mismos, escabulléndose, solos, heridos y cansados.
Afortunadamente, en abril del 2015, una mujer griega de buen corazón vio a Petra, una perrita mestiza de 5 años de edad, en Oropos, una pequeña ciudad cerca de Atenas, Grecia.
Petra, con su rostro terriblemente endurecido, estaba tan demacrada que parecía que estaba a punto de morir.
Al darse cuenta de su terrible estado, la mujer tomó una foto de Petra y la compartió en Facebook, con la esperanza que las personas adecuadas se dieran cuenta y proporcionaran los medios necesarios para ayudar a este animal.
Pero rescatar a Petra no fue una tarea fácil. Después de años de vivir en la calle, el perro tenía miedo que alguien se le acercara, y se escapaba cada vez que alguien se le acercaba.
Para ser rescatada, Petra tuvo que ser sedada.
Una vez que Petra fue capturada y llevada al refugio de Save a Greek Stray, fue tratada por varias infecciones, incluyendo sarna, una enfermedad inflamatoria en perros causada por los ácaros.
La rehabilitadora de perros Valia Orfanidou se encontró con la foto de Petra en la página de Facebook del refugio y no podía quitarse de la cabeza al pobre animal.
«Cuando visité el refugio por primera vez, solo quería conocerla, verla, tocarla y verificar que era real, que realmente existe», escribió Valia en su website—The Orphan Pet.
«Petra sufría de ehrichia, leishmaniasis y sarna, que es lo que le había dado ese aspecto de ‘convertida en piedra'», explicó Valia.
Sin embargo, cuando Valia intentó acercarse a Petra en el refugio, el temeroso perro se escondió en su jaula.
«Nunca quiso salir de su jaula; se escondía cada vez que se le acercaba y gruñía a los otros perros del refugio», relató Valia a The Dodo.
«Creo que siempre fue una vagabunda, porque parecía que nunca estuvo con gente». Según Valia nunca vio una correa y tampoco se relacionó con otros animales.
Pero Valia nunca se rindió. Intentó acercarse a Petra de nuevo. Y durante el segundo intento, le llevó una hora que el perro caminara a solo unos metros de su jaula.
«Hacía tres o cuatro pasos, y luego se detenía. La jalaba ligeramente y luego unos pasos más», recordó Valia.
El tiempo cura todas las heridas y, con el paso de los días, Petra se ganó la confianza de sus rescatadores. Cada semana se volvió más audaz y saludable, saliendo su jaula y acostumbrándose gradualmente a interactuar con la gente.
«Empezó a mover la cola y parecía dispuesta a jugar con nosotros, sus juguetes y los otros perros», relató Valia.
Pero lo mejor de todo, es que cuando Valia vio a Petra transformada en una canina hermosa y feliz con mucho amor para dar, se dio cuenta que los esfuerzos dieron sus frutos.
«Recuerdo el día que entré en el refugio y la vi corriendo por todas partes feliz y emocionada», dijo Valia. «Es segura de sí misma, sociable, cariñosa y estable».
Con tiernos y amorosos cuidados, a Petra le creció un pelaje nuevo y ya no era la perra aterrorizada, flaca y llena de sarna que solía ser.
Lamentablemente, Petra sucumbió a la insuficiencia renal el 13 de marzo del 2018, unos meses después de haberle encontrado un hogar en Alemania en agosto del 2017.
Descansa en paz, Petra.
Felicitaciones a Valia y a los trabajadores del refugio por tratar pacientemente las heridas de Petra, por aliviar su sufrimiento y darle la oportunidad de vivir una vida feliz antes de respirar por última vez.
Mira el rescate de una ardilla a punto de ahogarse en un lago
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