La ciencia avanza día a día y se producen descubrimientos que nos invitan a analizar ciertas similitudes con antiguas culturas. Según Ancient origins, en los textos del viajero italiano Marco Polo, se describe la existencia de un lugar llamado Cipan-go, que en chino significa país de Cipán. Algunos historiadores han relacionado este nombre con el reino del Señor de Sicán en Perú.
Para confirmar los lazos existentes entre los pobladores de Lambayeque y los ciudadanos de otras partes del mundo antiguo, el doctor Ken-Ichi Shinoda, antropólogo físico japonés y especialista en ADN antiguo, realizó una serie de análisis de ADN con el apoyo de laboratorios de Estados Unidos, durante tres años, bajo la coordinación del jefe del Proyecto Arqueológico Sicán, Izumi Shimada.
Ken ichi Shinoda, reveló en 2009 que se encontraron vínculos genéticos con el pueblo Ainu, al norte de Japón, según declaraciones del director del Museo Nacional de Sicán, Carlos Elera, al medio local Panamericana.
Este hallazgo marcaría un aporte decisivo para la teoría de que los pueblos de Asia contribuyeron en la creación de la civilización del Nuevo Mundo, estiman expertos, señala La Hora.
Los arqueólogos Shinoda y Carlos Elera, hicieron durante tres años análisis de ADN en Estados Unidos a muestras obtenidas de tejidos de humanos que habitaron hace 1100 años en la costa norte de Perú, pertenecientes a la cultura Sicán con influencia mochica, ubicada en el departamento de Lambayeque, 750 km al norte de Lima.
Los resultados de los análisis fueron comparados con muestras tomadas a personas de países asiáticos, y para su sorpresa encontraron que existieron vínculos genéticos entre los antiguos moradores de Sicán con el pueblo japonés llamado Ainu, que forma parte de la cultura nipona.
Los rasgos de los ojos en las numerosas máscaras y adornos de oro encontradas en las tumbas del reino de Sicán, son del tipo oriental. Según el arqueólogo Izumi Shimada, el señor de Sicán aparece siempre de pie y tiene un rostro invariable en forma de máscara con ojos rasgados
Asimismo, el arqueólogo Luis Guillermo Lumbreras, ex director del Museo Nacional de Sicán, señaló que las indagaciones en torno al ADN dan sustento a la teoría de la migración hace unos 12.000 años de poblaciones asiáticas hacia el continente americano. «Ese trabajo es absolutamente válido, de esta forma se está completando información a través de la investigación genética, lo que confirma una serie de hipótesis científicas que se encontraban a nivel de especulaciones».
Se cree que los ancestros Ainu y los siberianos llegaron a América a través del estrecho de Bering, antes o después del gran deshielo producido hace unos 11.800 años, viajando por mar y siguiendo la costa.
Por su parte, un diario local de Japón, informa que el pueblo Ainu es una etnia que en 2008 ha sido considerada oficialmente como aborigen de Japón con características genéticas propias, debido a la gran diferencia existente respecto al resto de los japoneses.
El 6 de junio de 2008, después de una serie de reivindicaciones públicas y manifestaciones en Tokio ante el gobierno japonés, se aprobó una resolución en la que por primera vez en la historia se reconocía formalmente al pueblo Ainu como “pueblo indígena con idioma, religión y cultura propia”. De esta forma, el gobierno japonés reconoció todos los derechos de su cultura e identidad como pueblo.
El origen de esta etnia es incierto y ha despertado gran curiosidad, pues sus habitantes tienen marcadas diferencias con los japoneses, lo que llama poderosamente la atención. Estudiando el origen de su idioma, no se han encontrado similitud con otras lenguas asiáticas; incluso se podría decir que es una lengua única sin relación con ninguna otra en el mundo, informa el diario.
Por otro lado, los rasgos físicos diferentes, son claramente notables. Por ejemplo, muchos de ellos tienen el pelo ondulado y de color castaño, ojos claros o una altura superior a la talla media del resto de los japoneses.
Refiriéndose a la llegada del pueblo Ainu a Japón, se piensa que lo hicieron gracias al puente de mar helado que existió entre Asia y América al congelarse en la época glaciar. De esta forma, los antiguos pobladores de Asia cruzaron el estrecho de Bering hacia el continente americano y se presume que de la misma manera lo hicieron de América hacia el archipiélago japonés. Por lo tanto, esta migración tuvo lugar en un periodo que oscila entre los once y diez mil años antes de Cristo.
El Señor de Sicán
Las investigaciones sobre el proyecto arqueológico Sicán, fueron iniciadas por un grupo de arqueólogos liderados por Izumi Shimada en 1987. Se encuentra situado en el Santuario Histórico del Bosque de Pómac, que alberga el bosque de algarrobos más importantes del Perú y está conformado por un grupo de 36 pirámides de barro repartidas en un área de 46 Km2, compuesto por las huacas Botija, Colorada, Horno de los Ingenieros, Huaca del oro, La Merced, El Santillo, Las Abejas, La Ventana, Rodillona, La Facho, Cholope, Arena, Corte y otras.
Esta cultura, se manifestó entre los siglos VIII y XIV d. C. en el territorio costeño que corresponde al actual departamento peruano de Lambayeque, llegando a su apogeo entre los siglos X y XI. Sicán se formó tras el declive de la cultura Moche, asimilando gran parte del conocimiento y tradiciones culturales de esta.
Destacaron en arquitectura, orfebrería e incluso llegaron a ser grandes navegantes. Si los mochicas asombraron con la belleza de sus joyas y su ingeniería hidráulica, los Lambayeque sorprenden aún más con sus aleaciones, sus finos acabados y sus enormes sistemas de irrigación y aunque no lograron el tamaño de los mochicas, ni su complejidad política, no cabe duda que en estas artes fueron sus discípulos predilectos.
En un vídeo de YouTube, publicado por Naylamp Lambayeque, se realiza una corta descripción del Museo Nacional de Sicán ubicado en la provincia de Ferrañafe, a 18 kilómetros al este de la provincia de Chiclayo en Perú, en el que se encuentran los objetos hallados en Huaca del oro entre el año 1991 y 1995.
Entrevistado el arqueólogo Víctor Curay Rufasto, curador del Museo Nacional de Sicán, comenta que en la sala principal del museo se exhiben los ornamentos pertenecientes a un personaje de Sicán en el que destaca una «impresionante y majestuosa máscara de oro pintada de rojo, que tiene los ojos con cuentas de esmeralda y de ámbar». «El tocado muestra la majestuosidad de los antiguos señores de Sicán”.
¿Descendientes de Naylamp?
Según la leyenda norteña, proveniente del sur y al frente de una flota de balsas, Naylamp llegó a las costas lambayecanas desembarcando en las playas de la hoy caleta San José y al pie de la desembocadura de un río que se llamó Faquisllanga (río Lambayeque). Lo acompañaba un séquito de funcionarios versados en diferentes artes y oficios, así como su esposa Ceterni y varias concubinas.
Se adentró unos 2 km de la costa donde construyó un templo, al que nombró Chot (posiblemente la actual Huaca Chotuna) y en él colocó un ídolo de jade verde al que llamó Yampallec. De allí provendría el nombre de Lambayeque dado a la región. Dicho ídolo probablemente representaba al mismo Naylamp.
Se cree que Naylamp sería el fundador legendario del Reino Sicán o Lambayeque en el siglo IX d.C. y al morir fue divinizado por sus hijos, que contaron que Naylamp era inmortal y que decidió convertirse en ave, regresando a su lugar de origen. Su imagen con alas aparece en la mayoría de tumis y cerámicas de la cultura Lambayeque o Sicán.
Versados en esa leyenda, muchos historiadores han especulado sobre los vínculos genéticos entre el Señor de Sicán y la etnia Ainu de Japón. ¿Serán ciertas? Probablemente muy pronto podamos tener una respuesta a estas interrogantes.
¿Será posible que las personas lleguen a este grado de utilizar a los niños para su beneficio?
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