El soldado Sean Laidlaw, de Essex, hizo una amiga peluda poco probable cuando trabajaba en el extranjero, a quien le agradece por salvarle la vida. Durante ese tiempo, Sean formaba parte la unidad de desactivación de bombas en una zona de guerra en Siria.
Cuando Sean escuchó llantos, Barrie encontró a una cachorra escondida bajo un montón de escombros, en los restos de lo que fue una escuela después que una enorme explosión la destruyera. Había cuatro cachorros muertos alrededor de Barrie cuando la encontró; estaba muy asustada.
El soldado de 30 años de edad se ganó la confianza de Barrie dándole comida y agua, y con suaves caricias pudo sacarla de su escondite. Tres días después, eran inseparables y permanecieron juntos durante su estadía.
Después de cuatro meses en Siria, la misión de Sean finalizó inesperadamente. Durante su estancia en el Reino Unido y con Barrie todavía en Siria, se hizo evidente que se separarían para siempre, pero Sean tenía otros planes.
«Creo que pueden pensar que salvé la vida de Barrie, pero siento que ella salvó la mía», comentó Sean.
«Trabajando en una zona de guerra, volviendo al campamento, te sientas solo en tu habitación. El hecho de tener una compañera con la que jugar y entrenar me mantuvo alejado de todas las cosas que veía y hacía allí fuera.
«Uno se puede imaginar lo mal que está Siria y poder volver al campo y entrenarla durante tres horas, llevarla a dar un paseo, cosas así me quitaban de la mente dónde estaba. Me dio un poco de tranquilidad, ella definitivamente me mantuvo cuerdo».
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En noviembre de 2018, se reunieron, en gran medida, gracias a la organización benéfica War Paws en Iraq, que trata de enviar perros de vuelta a casa con personas que regresan de las zonas de guerra. Ayudaron a Sean a enviar a Barrie de Siria a Irak en abril de 2018, donde fue vacunada y revisada antes de enviarla a Jordania en agosto de 2018, donde estuvo en cuarentena durante dos meses.
Sean pronto se enteró que Barrie, a quien esperaba en el vuelo del aeropuerto de Heathrow, estaba varada en Jordania debido a la falta de documentación. Pero afortunadamente, el dueño de War Paws, Louis Hastie, volaba de Jordania con dos perros a París y pudo gestionar llevarla con él.
«Tener un compañero es una de las mejores cosas para ayudar con el trastorno de estrés postraumático», señaló Sean. «Un perro siempre te hace feliz, siempre quieres estar con ella».
Según Sean, «Ir a París fue emocionante y agotador, pero salí de la casa a las 6 de la mañana y me apresuré en llegar».
«Encontrarla en el aeropuerto, verla en persona, fue uno de los mejores momentos de mi vida. Nunca fui tan feliz», confesó el soldado.
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Y sean Agregó: «Fue pura felicidad cuando se dio cuenta de quién era yo. Está exactamente como estaba en Siria, fue genial tener a mi perra de nuevo».
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Esta perrita protege a sus cachorros de la lluvia desmotrándoles su amor
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