«Soy más de lo que parezco»: Sobreviviente de quemaduras pasa de esconderse en casa a abrir pastelería

Por Anna Mason
07 de marzo de 2022 1:16 PM Actualizado: 07 de octubre de 2022 8:17 PM

La cafetería y pastelería Hai, un lugar luminoso y alegre, muestra muchas de las mejores cosas de Vietnam. Pero tras la luz, el ambiente colorido y la cálida hospitalidad se esconde una inmensa historia de lucha y valentía.

El propietario de Sunhouse Coffee, Ngo Quy Hai, de 27 años, es un sobreviviente de quemaduras que superó todas las adversidades para abrir su propia panadería galardonada en su lugar de nacimiento, la ciudad de Kon Tum. Su inscripción en KOTO, una escuela de hostelería de Hanoi que le ayudó por fin a aprender a escribir tras años de acoso en la infancia, fue su plataforma para emprender su propio negocio.

Antes de eso, Hai tuvo que afrontar muchísimos retos.

«Soy más de lo que parezco», dijo Hai a The Epoch Times. «No me llamen con palabras duras. Soy un sobreviviente».

Ngo Quy Hai, de 27 años, propietario de Sunhouse Coffee en la ciudad de Kon Tum, Vietnam. (Cortesía de Ngo Quy Hai)

Hai era apenas un niño cuando ocurrió el accidente que cambió su vida para siempre. Mientras paseaba en su andador por la cocina, se cayó en el fogón de leña, causándole quemaduras en gran parte de su cuerpo.

«Por aquel entonces, los andadores eran habituales y se desconocía lo peligrosos que podían ser», explicó.

Después del accidente, Hai fue trasladado al Hospital Infantil 1 de Saigón, donde permaneció dos años recibiendo cuidados intensivos y tratamiento para salvar su vida. Luego le siguieron muchos tratamientos de reconstrucción, pero le quedaron muchas cicatrices.

Tuvo que superar el trauma emocional y el acoso para labrarse un camino.

Foto de la infancia de Hai con su familia. (Cortesía de Ngo Quy Hai)

«Me sentí solo mientras crecía y no tenía muchos amigos», dijo Hai. «Me sentía excluido de la sociedad. Cuando intenté encontrar un trabajo, se burlaron de mí y me ridiculizaron. En una ocasión no salí de casa durante casi dos años».

Hai fue demasiado intimidado como para asistir a la escuela, una situación que le hizo quedarse muy atrás académicamente. Dijo que tuvo la suerte de hallar a un buen amigo que también tenía discapacidades, y se unieron.

«A veces pienso que fue el destino el que nos unió», dijo Hai sobre su amigo. «Hemos jugado juntos desde que éramos muy pequeños y hemos vivido muchas alegrías y penas, ya que ambos compartimos la misma tristeza porque nadie quería jugar con nosotros».

Al recordar un incidente de la infancia que fomentó su sueño de abrir su propia panadería, Hai dijo que, cuando tenía unos 10 años, estaba de paseo con su amigo y pasaron frente a unas grandes tiendas que nunca habían visto. Los dos niños quedaron fascinados por una en particular: una hermosa panadería.

La panadería de Hai, Sunhouse Coffee. (Cortesía de Ngo Quy Hai)

Los amigos decidieron ahorrar su dinero y un día entrar orgullosos a la tienda y comprar un pastel. Tardaron meses en ahorrar lo suficiente. «El precio era bastante elevado para nosotros, los chicos del campo, pero apenas lo tuvimos, regresamos a la pastelería», dijo Hai. «Era el cumpleaños de mi amigo y estaba tan emocionado porque íbamos a comer pastel en su cumpleaños».

Los jóvenes corrieron tan rápido como pudieron. Pero cuando entraron por la puerta, el guardia de seguridad y el personal los echaron, dijo. «Éramos muy pobres, así que nuestra ropa no era tan elegante como la de otros, y tampoco escucharon nuestra explicación. Nos echaron».

Hai dijo que su amigo lloró mucho mientras intentaban explicar que tenían el dinero, en vano.

«Fue humillante», dijo Hai, «pero fue una experiencia que me ha hecho ser quien soy hoy. Me hizo saber en mi corazón lo que quería hacer. Iba a abrir mi propia panadería para poder hacer pasteles deliciosos y bonitos y servir buena comida a todo el mundo, fueran ricos o pobres. Sin discriminar, todos serían bienvenidos».

Hai dice que, a pesar de todas las dificultades, también ha recibido mucho amor y apoyo en el camino.

En 2016, con el patrocinio de la organización benéfica Interplast, voló a Alemania para someterse a una intervención quirúrgica para separar la piel de debajo de la barbilla que estaba unida a la del pecho. La cirugía fue un éxito, dijo, pero permaneció en coma durante 21 días y sintió «mucha nostalgia».

«Las enfermeras y los médicos del hospital fueron muy amables conmigo», recordó. «Ponían música de mi ciudad natal e incluso aprendieron los saludos básicos en vietnamita. El trabajo de los cirujanos de allí me cambió la vida. Por primera vez me sentí positivo en mí mismo y en mi futuro. Siempre estaré muy agradecido».

(Cortesía de Ngo Quy Hai)

Asistir a KOTO le ayudó a Hai a darse cuenta que había otras personas que habían experimentado dificultades y se sentían solas en la vida. Dijo que, al principio, se retrasó porque no podía escribir tan bien como sus compañeros de clase. Después de dos meses, en los que pasó todo su tiempo libre escribiendo y practicando, logró dominar el idioma.

«Conocí a mucha gente y mis compañeros siempre me incluían. Por primera vez, la gente me abrazó en las fotos», dijo. «Todos en KOTO tienen su propia historia. Nos vemos como hermanos y hermanas y no hay diferencias entre nosotros».

Sorprendentemente, teniendo en cuenta todo lo que ha vivido, Hai se considera afortunado.

«Curiosamente, muchas veces que he estado en el hospital, he visto a gente llegar con quemaduras más graves, pero aún se mantienen optimistas», dijo. «Ahora me veo como una persona afortunada. Ahora estoy aquí para ayudar a los demás».

«La gente puede ser mejor que yo en cuanto a suerte, pero yo puedo ser mejor en cuanto a esfuerzo».

Hai tocando la guitarra en su panadería. (Cortesía de Ngo Quy Hai)
Hai (der.) y su equipo, sirviendo bebidas y pasteles gratis en su panadería. (Cortesía de Ngo Quy Hai)

Hai dice que los miembros de su familia son «lo primero» y el «mayor apoyo».

«Son una fuente de energía positiva para superar las dificultades de la sociedad que seguiré experimentando por mi aspecto», dijo Hai. «Pido que la gente mire más allá de eso. Hay algo más en mí».

Después de demostrar su poderío como un exitoso empresario apasionado por la repostería y la música, ahora el objetivo de Hai es recaudar dinero para ayudar a los niños en circunstancias difíciles, y llevar la alegría a los niños desfavorecidos de su ciudad natal. Hace poco organizó una campaña de recaudación de fondos en la que repartieron té con leche, pasteles y tocaron música.

«Fue encantador ver tantas caras sonrientes», dijo. «Veo a muchos niños en la calle vendiendo billetes de lotería y siempre les invito un trozo de pastel. No sabemos las dificultades que atravesando otros. Hay que ser amable».

«Mi sueño ahora es ayudar a otros a pasar por dificultades similares a las que yo he pasado. Ayudando a otros es como se puede hacer la diferencia en la sociedad».

Con información de Arshdeep Sarao.


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