El kiter-surfista canadiense Sébastien Allain perdió accidentalmente su equipo durante un viaje de surf en invierno, pero la búsqueda, que le tomó varias horas para recuperar sus posesiones, dio como resultado un inesperado hallazgo: un mensaje en una botella, que por casualidad también contenía un anillo de diamantes.
Allain localizó al remitente y se enteró que no era el primer mensaje que enviaba, ni el primero que le devolvían.
Allain estaba surfeando en la Bahía de Chezzetcook en Nueva Escocia el 6 de diciembre de 2020, cuando una fuerte ráfaga de viento lanzó su cometa al agua. Como Allain explicó más tarde a CTV News, «El viento estaba fuerte en la costa, así que lanzó la cometa al mar».
Le había pedido prestado el costoso equipo a un amigo. Decidido a recuperarlo, el surfista trazó un mapa de la zona y esperó a que el mal tiempo terminara para ir a nadar a través de las frías y agitadas aguas, hacia una isla cercana para realizar la búsqueda.
Después de horas, Allain finalmente localizó la cometa perdida, pero también notó algo brillante medio clavado en el suelo pantanoso: una botella sellada que contenía una nota y un pequeño objeto.
La recogió.
Allain condujo a casa, esperando comida y una ducha caliente. ¿Pero qué había en la botella? «Lo olvidé por completo», dijo a The Epoch Times, «así que fuimos en el camión para recuperarla».
Dentro, encontró tres páginas escritas a mano, las leyó, y se enteró que la botella fue lanzada por un hombre local de unos setenta años que estuvo enviando mensajes como este durante 30 años.
El hombre escribió una breve carta con su dirección con la esperanza de hacer nuevos conocidos en todo el mundo, explicó Allain.
Dentro de la botella también encontró un pequeño anillo de diamantes, que le perteneció a la madre del remitente, quien murió en 2018. Allain compartió fotos de su increíble hallazgo en Instagram.
«Él no tenía a nadie a quien entregarle el anillo de bodas de su madre, así que lo colocó dentro de esta única botella con la esperanza de que encontrara un buen hogar», explicó Allain.
Por casualidad, la semana anterior a encontrar el anillo, Allain le propuso matrimonio a su novia de cinco años, Liosa.
La pareja decidió contactar al remitente, un molinero retirado, e incluso decidieron ir a visitarlo. Llevando una caja de chocolates de Navidad, visitaron al hombre y se entretuvieron con cuentos de mensajes en botellas enviados a lo largo de décadas.
Un profesor descubrió otra botella, y sus estudiantes le enviaron montones de tarjetas de Navidad al jubilado.
Aunque prefiere permanecer en el anonimato y rechaza las entrevistas, el hombre dice que está contento de que sus botellas lleven alegría a los demás.
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