El síndrome de Down es la discapacidad genética más común en el mundo, que afecta a aproximadamente una de cada mil personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
No hay cura para el síndrome de Down, pero los científicos creen que el té verde puede señalar el camino para un tratamiento efectivo.
De acuerdo al estudio publicado el 6 de julio de 2016 en la revista The Lancet Neurology, un componente del té verde ayudó a personas con síndrome de Down a mejorar su función cognitiva,
El compuesto conocido como galato de epigalocatequina (EGCG), es un fito-químico que se encuentra en pequeñas cantidades en una serie de frutas y verduras (como ciruelas, cebollas y cáscara de manzana), pero la fuente más importante por lejos, es el té verde.
De acuerdo a Eurekalert.org, el equipo de investigación español que llevó a cabo el estudio, fue dirigido por los doctores Mara Dierssen del Centro de Regulación Genómica, y Rafael de la Torre del Instituto de Investigación Médica del Hospital del Mar. Su investigación de un año dio seguimiento a 87 personas con síndrome de Down de 16 a 34 años. Todos los participantes recibieron un programa de estimulación cognitiva, pero solo algunos recibieron el «EGCG». El otro grupo recibió un placebo de aspecto similar.
Quienes tomaron el EGCG mostraron mejoras significativas en su memoria visual de reconocimiento, control inhibitorio y comportamiento adaptativo comparado con el otro grupo de control. Las mejoras se mantuvieron por seis meses después que terminó el ensayo.
El estudio es importante porque ningún remedio jamás ha demostrado tales resultados positivos en adultos con síndrome de Down.
“Esta es la primera vez que un tratamiento ha demostrado cierta eficacia para mejorar algunas tareas cognitivas en personas con este síndrome”; dijo la Dra. Dierssen en un comunicado, según Medical Press.
La supresión de genes y conectividad cerebral
El síndrome de Down es una anomalía genética que se caracteriza por una copia extra del cromosoma 21. Esta anomalía es el resultado de una sobreexpresión de los genes en este cromosoma, causando discapacidades físicas e intelectuales.
El grupo de Dierssen anteriormente había trabajado con una terapia génica para inhibir estos genes sobreexpresados en modelos de ratones diseñados para imitar el síndrome de Down, pero los resultados no fueron aplicables en humanos.
Desde 2009, varios estudios europeos han demostrado que el EGCG podría suprimir estos genes sobreexpresados, y Dierssen reconoció un remedio que expuso cierta promesa en humanos puestos a prueba.
Para ayudar a llevar a cabo la idea en un ensayo clínico, Dierssen buscó un especialista en neurofarmacología: el equipo dirigido por Rafael de la Torre.
El equipo del Dr. de la Torre llevó a cabo pruebas de neuro-imágenes para determinar si la mejora se relacionó con cambios físicos o neurofisiológicos en el cerebro. Encontraron que quienes tomaron el EGCG expusieron cambios notables en la conectividad cerebral.
En concreto, según Medical Press, mostraron mejoras significativas en tres áreas:
La memoria de reconocimiento visual: la capacidad de recordar y distinguir entre objetos aleatorios
Control inhibitorio: la capacidad de resistir a las distracciones y evitar actuar sobre los primeros impulsos
El comportamiento adaptativo: la capacidad de utilizar las habilidades conceptuales, sociales y prácticas para el funcionamiento diario.
«Fue sorprendente ver cómo los cambios no son solo cognitivos en las capacidades de razonamiento, aprendizaje, memoria y atención, sino que sugieren que la conectividad funcional de las neuronas en el cerebro también se vio modificada», dijo el colíder del estudio, Dr. Rafael de la Torre, según el mismo medio.
Aunque el estudio se centró en los adultos, los investigadores sugieren que los niños con síndrome de Down podrían tener resultados aún más pronunciados con el tratamiento EGCG porque sus cerebros aún están en desarrollo y por lo tanto son más sensibles a la influencia de conectividad neuronal del fito-químico.
«Nuestros resultados ya han sido marginalmente positivos en la población adulta, en la cual la plasticidad cerebral es limitada porque el cerebro ya está completamente desarrollado. Creemos que si el tratamiento se aplica a los niños, los resultados podrían ser aún mejores», dijeron los investigadores según Eurekalert.org.
También Dierssen agregó una aclaración:»Debe quedar claro que nuestro descubrimiento no es una cura para el síndrome de Down y que nuestros resultados tienen que ser probados en poblaciones más grandes, pero puede ser un tratamiento para mejorar la calidad de vida de estos individuos».
Sabiendo estas noticias sobre cómo pueden mejorar muchas capacidades las personas con síndrome de Down, esperamos que haya más investigaciones y otros avances para impartirles mejor calidad de vida.
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