El atleta y defensor Tim Tebow visitó un refugio en Phoenix, Arizona, con una entrega especial para las personas necesitadas: 50 pares de zapatos nuevos, incluyendo los zapatos que llevaba en sus propios pies.
Tebow, de 33 años, visitó el centro de asistencia de St. Vicente de Paul, una organización sin fines de lucro dedicada a proveer comida, ropa y vivienda. El donante cristiano dijo a los empleados que quería apoyar a los beneficiarios de sus servicios, tanto a los residentes como a los desamparados, y dedicó tiempo para charlar con muchos asistentes.
«Si me preguntan a mí, o a muchos de nuestros invitados, Tim ha pasado de ser un atleta profesional a ser un superhéroe en pocos años», dijo Steve Zabilski, director general de St. Vincent de Paul, a la cadena ABC 15 Arizona. «Sus acciones fuera del campo son tan impresionantes como cualquier pase de touchdown de último minuto, o un jonrón ganador del juego. Creo que todos estamos de acuerdo con eso».
Al salir del refugio, Tebow se dio cuenta que habían más personas que la cantidad de zapatos nuevos. Así que no solo hizo una lista de las personas que necesitaban ayuda y envió una cantidad extra al lugar, sino que también se quitó sus propios zapatos y los regaló.
En marzo, Zabilski conversó con Mike Broomhead de radio OMNY FM sobre el «nuevo nivel de estrés» al que se enfrentó el centro durante la pandemia.
«Nuestro modelo (…) se ha construido realmente sobre la base de acoger a la gente», explicó Zabilski. Antes que se implementara el distanciamiento social, la cocina de St. Vicente de Paul albergaba a más de 40 voluntarios al mismo tiempo, y el comedor servía a cientos de personas. «Obviamente hemos tenido que cambiar todo eso», dijo el director general.
El acceso a duchas, cortes de pelo, odontología, asesoramiento y otros servicios del centro de asistencia se mantienen, pero se han reducido considerablemente. Debido a un cambio de enfoque, el refugio inició una asociación mutuamente beneficiosa con restaurantes locales para ayudar a alimentar a miles de personas en todo Arizona todos los días.
Siete meses después, los esfuerzos de St. Vicente de Paul aún continúan.
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